El Papa Francisco cumplió ayer siete años al frente de la Iglesia católica, en un momento en el que Italia trata de contener el avance del coronavirus con medidas extremas.

Este miércoles el Pontífice presidió la audiencia general en una sala del Palacio Apostólico, sin fieles. Lo mismo pasó con el ángelus del domingo.

Al margen del coronavirus, en su séptimo año de Pontificado y guía de 1.200 millones de fieles en todo el mundo, Francisco deberá culminar la reforma de la Curia.

Está previsto que publique en los próximos meses la nueva constitución apostólica que sustituirá al texto legislativo, Pastor Bonus, promulgado por Juan Pablo en 1988.

Este también será un año clave en la lucha contra los abusos sexuales.

El Papa deberá implementar  la eliminación del secreto pontificio, una petición de las víctimas de pederastia eclesial, que supone la obligación de cooperar con la justicia civil para sancionar a los responsables de estos delitos. (I)