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En el mundo florece el negocio de la vigilancia

En el mundo florece el negocio de la vigilancia
22 de noviembre de 2013 - 00:00

Un gran número de países en desarrollo de África, Asia y Oriente Medio adquirió sistemas de vigilancia masiva vendidos por compañías privadas para espiar millones de correos electrónicos, mensajes de texto telefónicos y llamadas de teléfonos de ciudadanos, en una nueva revelación que da cuenta de la masiva violación a la privacidad de las personas en el mundo.

El organismo de investigación Privacy International concluyó en un informe dado a conocer en Londres, que al menos 338 compañías están vendiendo dichas herramientas y tecnologías de vigilancia masiva.

La entidad pasó cuatro años analizando 1.203 folletos y listados de ventas en convenciones internacionales en Dubái, Praga, Brasilia, Washington, Kuala Lumpur, París y Londres.

Concluyó que empresas de Gran Bretaña, Israel, Alemania, Francia y Estados Unidos aprovechan ferias mundiales para vender a naciones en desarrollo, el tipo de tecnologías utilizadas por organismos secretos como la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA) o su homóloga británica, el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ).

Analistas de Privacy International que se hicieron pasar por potenciales compradores lograron acceder a esas ferias internacionales para socavar información.

La base de datos, llamada ‘Surveillance Industry Index (Índice de la Industria de la Vigilancia)’, muestra cómo dichas empresas ofrecieron a gobiernos de distintos países una serie de sistemas que permiten realizar operativos secretos de vigilancia, incluyendo el ‘pinchazo’ de cables de internet que transportan correos electrónicos y llamadas telefónicas.

Ese índice detalló actividades de 338 compañías, incluidas 77 del Reino Unido, y que ofrecían un total de 97 tecnologías distintas de vigilancia y espionaje.

Una de las firmas ofrecía equipos que pueden interceptar hasta 1.000 millones de comunicaciones por día. Otras empresas venden cámaras escondidas en latas de bebidas gaseosas, en ladrillos, en maletines o en juguetes de niños, en tanto que un manufacturador promocionó la transformación de automóviles o camionetas en “centros de control de vigilancia”.

Según el periódico inglés The Guardian, que dio a conocer el informe, aunque no hay nada ilegal a la hora de vender dichos equipos y a pesar de que las firmas indican ayudarán a los gobiernos a combatir el terrorismo y el crimen organizado, sí podrían violar leyes internacionales de privacidad de información.

En ese sentido, grupos defensores de derechos humanos y activistas por la privacidad de la información expresaron alarma ante la sofisticación de dichos sistemas, y temen que puedan caer en manos de regímenes inescrupulosos, para ser utilizados como herramientas de espionaje contra disidentes y críticos.

The Guardian informó que el exmandatario libio Muammar Kadafi habría utilizado esos equipos de vigilancia de alta sofisticación para combatir a los jefes de la oposición en su país.

“Hay una cultura de impunidad que rodea a todo el mercado de la vigilancia privada, ayudada por la falta de controles de exportación estrictos en la venta de estas tecnologías, como sí ocurre con la venta de las armas convencionales”, declaró Matthew Rice, analista consultor de Privacy International.

“Este mercado se beneficia del sufrimiento de mucha gente en todo el mundo, pero sin embargo carece de un sistema de control efectivo que lo limite”, agregó el experto.

De acuerdo a Rice, esa falta de regulación “ha permitido que muchas compañías exporten tecnologías de vigilancia masiva a países para espiar a activistas de derechos humanos, a periodistas y movimientos políticos”.

Privacy International dijo que espera que su índice dado a conocer permita a académicos, políticos y activistas analizar en detalle el tipo de tecnologías de vigilancia disponibles en la actualidad, “con el fin de abrir un debate para mejorar la regulación del sector”.

Tras darse a conocer la noticia, un portavoz del Ministerio de Negocios, Innovación y Tecnologías admitió que el Gobierno británico “acepta que es necesaria una mayor regulación” en el sector.

“Estos productos tienen un uso legítimo, pero reconocemos que también podrían ser utilizados para operativos de espionaje”, agregó el vocero oficial.

Los documentos incluyen un folleto de la compañía Advanced Middle East Systems (AMES), con sede en Dubái. Esa firma ofrecía un dispositivo llamado ‘Cerebro’, similar al programa de espionaje secreto Tempora del GCHQ, para acceder a información secreta a través de cables de fibra óptica que llevan tráfico de internet.

AMES describe el servicio de ‘Cerebro’ como una “tecnología clave diseñada para monitorear y analizar comunicaciones en tiempo real, incluidos mensajes de texto telefónico, llamadas de teléfonos móviles, información privada de facturas y servicios, e-mails, conversaciones privadas, correo electrónico por la web, sesiones de chat y contenidos de redes sociales”.

La compañía aclara que la información es obtenida al insertarse escuchas a los cables de internet.

“No se requiere cooperación alguna de los proveedores (de esos servicios)”, explica.

Otra firma que vende tecnologías similares es VASTech, con sede en Sudáfrica, que vende un sistema llamado ‘Zebra’. Dicha tecnología “fue diseñada para ayudar a las agencias de seguridad de los gobiernos a enfrentar enormes desafíos en su lucha contra el crimen organizado y el terrorismo”.

“Permite interceptar todos los contenidos y meta-información de voz, mensajes de texto telefónicos, e-mail y comunicaciones de fax en la red conectada, creando un rico depósito de información”, manifestó la compañía.

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