En una de las carpas instaladas en el Parque de Exposiciones en el centro de Lima se realizó, la noche del pasado jueves, la clausura de la Cumbre de los Pueblos, la respuesta civil a la Conferencia de las Partes (COP) que se desarrolla en la capital peruana desde el pasado 1 de diciembre.

El acto sirvió para agradecer a las decenas de organizaciones sociales latinoamericanas que participaron en esta cumbre. Además se informó que horas antes la Comisión Política de la Cumbre de los Pueblos entregó al ministro del Ambiente de Perú y presidente de la COP 20, Manuel Pulgar, la Declaración de Lima, un documento que sintentiza las demandas de los movimientos a favor del planeta.

El documento contiene una serie de cuestionamientos al sistema capitalista y a la propia COP 20 por dejarse influenciar por los "intereses de los países industrializados y las grandes corporaciones", a los que acusan de ser los mayores responsables de la emisión de los gases de efecto invernadero que calientan el planeta.

El encargado de entregar la Declaración de Lima a los líderes de la COP fue Antolín Huáscar, presidente de la Confederación Nacional Agraria (CNA). En este documento también se exhorta “a los gobiernos del mundo” a que respeten los territorios” indígenas y nativos, así como a preservar sus “derechos, culturas, costumbres y cosmovisiones sobre la vida y el mundo”.

La Declaración también solicita a los Estados a “abrir un debate con la sociedad civil” que permita acordar el próximo año en París  un mecanismo de compensación económica hacia los países no industrializados para evitar la explotación de sus recursos fósiles y garantizar una “transformación de sus matrices energéticas” hacia fuentes renovables.  Es así que las organizaciones sociales que participaron en la Cumbre de los Pueblos plantearon un “impuesto global a las transacciones financieras internacionales, que brinde fondos suficientes para garantizar la transición justa hacia un modelo inclusivo de justicia social”.