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El Telégrafo
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Entrevista / Víctor Sampedro / Catedrático e investigador

"La democracia transparente es como el matrimonio con amor"

"La democracia transparente es como el matrimonio con amor"
Ciespal
12 de julio de 2016 - 00:00 - Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

Víctor Sampedro es autor del libro El cuarto poder en la red. Por un periodismo (de código) libre, en el que reivindica el oficio periodístico en las sociedades atravesadas por el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y de la información. Propone el uso de herramientas digitales que aseguren autonomía para difundir y contrastar información, y para innovar narrativas que ejerzan un mejor control de la acción de los gobiernos.

¿Cómo nació este trabajo?

Todo fue en el verano de 2010, cuando surgió WikiLeaks. Ahí sufrí un shock y me pregunté cuál es mi función como docente. No podía iniciar mis clases de Comunicación Política y Opinión Pública sin entender qué era este fenómeno, así como las acciones de los hackers y qué comprende el software libre; en ese entonces eran ajenos a mis prácticas y campos de investigación.
Así empecé a investigar e intercambiar información sobre estos cables que contenían detalles sobre las guerras en Irak y Afganistán, y de todos los secretos revelados de las embajadas y Estados. Con esto inicié el reto de entender estos instrumentos para usarlos y hacer de nuestro mundo un lugar mejor.

¿Qué cambios generó en el periodismo el aparecimiento de Snowden, Manning o Assange?

Creo que nada, excepto recordarnos la deontología y la ética del periodismo tradicional. Además, nos recuerda que nos hace falta coraje para fiscalizar a los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) con autonomía y con un sentido ético insobornable.

El aparecimiento de ellos nos hizo recordar que, desde fuera de la profesión periodística y de las salas de redacción, la ciudadanía está más empoderada tecnológicamente y está en la capacidad de cuestionar a los periodistas sobre lo que cuentan y lo que dicen; son ellos quienes retan al periodismo para que sea la audiencia la que cuente lo que sucede y lo haga en tiempo real, desde abajo.

Los herederos de ese espíritu, quienes copiaron ese formato de software libre, son los responsables de que, por ejemplo, Rodrigo Rato, exdirector del Fondo Monetario Internacional, esté en la cárcel.

Existen sociedades que exigen a los gobiernos y a las entidades públicas más transparencia, ¿a qué viene esto?

Un gran amigo, Javier De la Cueva, dice que la democracia transparente es como el matrimonio con amor. ¿Cómo puede haber una democracia donde no se hable o no se participe? ¿Cómo va a existir democracia donde no haya una transparencia aplicada con sentido común, la misma que respete el ámbito de la privacidad, incluso de las instituciones públicas?
Esto entendiendo que los gobiernos no pueden revelar todo, pues no podrían preparar estrategias diplomáticas para combatir la trata de blancas, entre otras.

Los periodistas nos colocamos en un nivel, de alguna manera, privilegiado para hablar con el poder, ¿cuánto daño le ha hecho al periodismo esta conducta?

Hay casos en que el comunicador pasa de representar y de hablar a sustituir a quien representa. Tú tienes una frase fantástica: “Yo creo en los periodistas y no tanto en los medios”. El periodista es, ante todo, humilde; es un todólogo al que le mueve la curiosidad, que le lleva a investigar, revelar las caras ocultas de procesos que no se dan, a denunciar al incompetente, al corrupto, al falsario, pero no es él quien lo hace, lo hacen sus fuentes y su comunidad. Su obligación no es suplantar la voz social.

El periodismo se ha convertido en el portavoz de la vida de la gente, ¿cuánto peso de responsabilidad pública hay en eso?

Creo que estás colocando el dedo en la llaga. La realidad mediática es una construcción muchas veces perversa. Suelo decir que, a pesar de la televisión y los medios, la gente se ama, se casa y se compromete, toma cuidado de los niños y respeta a los viejos, aunque la realidad es de consumo y excitación constante, en la cual la felicidad y la satisfacción nunca están postergadas a bienes máximos. La ideología del neoliberalismo más absoluto considera que la autorrealización inmediata de los deseos individuales es el proyecto individual, por antonomasia, a costa de todo, incluso de la vida del planeta. No hablamos de buen conocimiento ni de buen vivir, se habla de crecimiento y conocimiento estratégico-táctico, sumido en una ambigüedad moral y un relativismo total y absoluto, lo que es verdad hoy mañana no lo es, no existen proyectos políticos a medio y largo plazo.

¿Estamos pasando a ese punto en que los medios no son importantes y en el que un ciudadano es un medio?

Un celular es un instrumento de comunicación masiva potencialmente, en tiempo real puedes desencadenar una protesta, una movilización, un debate, puedes hacer llegar una demanda de manera directa. La visibilidad pública, en cambio, te la sigue ofreciendo la televisión, esto es innegable y es la simbiosis entre los viejos y los nuevos medios, es la simbiosis entre el periodista de la comunicación de masas, que dispone de esos dispositivos de comunicación de masas, y la ciudadanía empoderada tecnológicamente, los que dan lugar a los nuevos flujos de comunicación al nuevo periodismo. El ámbito de la opinión pública es el ámbito del ejercicio de la libertad de expresión, pero de la responsabilidad de aquello que se está diciendo. Nadie puede exigir libertad sin responsabilidad, el periodismo es libre en la medida que se sujeta, se compromete y sirve a la comunidad. (O)

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