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Los familiares esperan que la constructora pague cuentas médicas

Veeduría evalúa situación laboral en Coca Codo (Galería)

Eduardo González es uno de los sobrevivientes del accidente ocurrido el sábado en el proyecto Coca Codo. Foto: Santiago Aguirre / El Telégrafo
Eduardo González es uno de los sobrevivientes del accidente ocurrido el sábado en el proyecto Coca Codo. Foto: Santiago Aguirre / El Telégrafo
17 de diciembre de 2014 - 00:00 - Gabriela Castillo

Una fuerte explosión interrumpió el  ruido de las maquinarias en movimiento, ubicadas en un túnel de 600 metros de profundidad.  

Luego, un tétrico silencio y el golpe de una corriente de agua arrastró a William Joselo G. Q., de 18 años, quien no pudo respirar ante la  inundación.

Acostado en una de las 2 camas, en la habitación 108 del primer piso del hospital González, de Lago Agrio (Sucumbíos), el muchacho recordó ayer los segundos previos al incidente registrado en la casa de máquinas, en donde se construye la hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair.

Un parche en el ojo izquierdo y su ojo derecho hinchado son muestra del daño que causaron las aguas contaminadas con químicos y el óxido de los pesados hierros que se desperdigaron en la construcción. Algunos se clavaron como estacas en sus compañeros que no lograron escapar, recordó el joven, que trabaja desde hace 3 meses en el área.

“Todo se puso oscuro. No podía ver nada y solo empecé a gritar para que alguien me ayudase. Mi tobillo se atoró entre las piedras”, detalló.

William solo trató de salir.  “Me arrastré lo más que pude. Me topé con ‘Sam Bigotes’ (un amigo, del que no sabe su nombre) y avanzamos hasta el campamento 4 para que nos ayudaran”, dijo. Aunque William ya fue dado de alta, deberá continuar con tratamiento médico. 

Tiene que mantenerse lejos de la luz y ponerse -con ayuda de su madre Rosa Quintanilla- un colirio para lubricar sus córneas. El joven, oriundo de la Joya de Los Sachas, es el mayor de 5 hijos y el único que mantiene a la familia. Fue internado junto con Eduardo Alexánder G., quien sufrió un traumatismo leve y también fue dado de alta ayer.  

A diferencia de su compañero de habitación, Eduardo solo tiene que permanecer en reposo 15 días. Luego decidirá si sigue trabajando en la unidad en donde laboraba desde hace un año y medio. “No sé si quiera volver allá. Era muy peligroso y solo después del accidente me di cuenta del riesgo que corría”, opinó. Eduardo aseguró que su contrato se cumple de acuerdo a la ley y que sí le pagaban el Seguro Social, los décimos y  vacaciones. Reconoció que las condiciones, además de inseguras, no eran cómodas.

A las 16:30 de ayer, el Comité de Operaciones de Emergencias (COE) levantó el estado de emergencia, decretado el domingo. Yofre Poma, gobernador de Sucumbíos, dijo que en la elaboración del acta de cierre solamente se dejará abierta la mesa de Seguridad y de Salud, puesto que los heridos siguen hospitalizados.

Mientras, una veeduría ciudadana, conformada por habitantes del Chaco y Gonzalo Pizarro, se creó ayer para determinar las condiciones en que labora el personal de Synohidro.

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