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El Telégrafo

La SIP se deslinda de lo que publican sus afiliados

La SIP se  deslinda de lo que publican sus afiliados
22 de octubre de 2012 - 00:00

¿Qué sentido tiene y qué rol adquiere la SIP ahora cuando la proliferación de medios y espacios de comunicación amplían el espectro mediático?

Conforme se incrementan las posibilidades de que los ciudadanos puedan expresar libremente su pensamiento sin trabas ni censuras, la labor de la SIP para defender los derechos de ciudadanos y periodistas para una libre expresión, acceso a la información y libertad de prensa, se vuelve mucho más importante. La ampliación del espectro mediático únicamente amplifica notablemente la libertad de expresión, base de la democracia.

¿Hay una intencionalidad política en su nombramiento como presidente de la SIP, justo cuando se abre el período electoral en Ecuador?

Imposible, el sistema de elecciones de la SIP es el resultado de un trabajo de largo alcance, experiencia en distintos cargos dentro de la organización y la demostración de la defensa de sus principios. Uno de los fundadores de la Sociedad Interamericana de Prensa y su primer presidente, entre 1949 y 1950, fue Carlos Mantilla Ortega.  El nuevo presidente de la SIP es el segundo ecuatoriano en esta dignidad en los 63 años de vida del organismo. Desde hace un año se desempeñaba como vicepresidente de la organización.

De acuerdo a su escrito publicado en Hoy, el miércoles pasado, parecería que su designación ya fue acordada, que hubo un plan y hasta un programa para ello. ¿Es una decisión trabajada con un grupo de personas de los diarios del continente?

La designación de Jaime Mantilla como presidente es basada en una selección que hace el comité de nominaciones entre posibles candidatos, durante un período de un año. La única condición que los estatutos imponen es que la candidatura nominada  toque  alternativamente cada año a un periodista proveniente de América Latina o  de Norteamérica. Esa nominación que hace el comité respectivo se somete a la asamblea anual para su ratificación, negación y nombramiento. Generalmente la asamblea acoge esa recomendación, pues el principal candidato generalmente es el primer vicepresidente del año anterior.

¿Cuál es la situación financiera de la SIP para que demande, como usted escribe, una auditoría, conformar una comisión que revise el manejo de los “escasos recursos”?

La SIP se financia con el producto de las cuotas que pagan sus miembros, son cuotas diferenciadas si son socios activos (diarios, medios digitales y audiovisuales), adherentes (intelectuales, magistrados, catedráticos universitarios), estudiantes  de periodismo y proveedores de servicios de información, etc. Todos tienen voto, menos los proveedores. Siempre en toda organización responsable debe existir la auditoría. En la SIP también, desde su nacimiento ha existido.

¿Para qué crear una comisión de libertad de expresión, prensa e información en una organización que fundamentalmente vela, como dicen ustedes, por esos valores democráticos?

La Comisión de Libertad de Expresión, Prensa e Informacion se creó al mismo tiempo del nacimiento de la sociedad. Su objetivo es monitorear la situación de la libertad de expresión en los distintos países, lo que hace a través de los vicepresidentes de esa comisión en cada país, que son nombrados por la junta de directores y son parte de la misma.

¿Va a ejecutar un plan concreto? ¿Tiene una direccionalidad hacia los países y gobiernos a los que hace referencia al inicio de su escrito?

La labor del presidente de la SIP es dirigir la organización de acuerdo con los postulados de sus estatutos, las decisiones del comité ejecutivo, las aspiraciones de la asamblea.  No existe una direccionalidad hacia ningún país específico. Estamos preparando solicitudes de audiencia en todos los países que, según los vicepresidentes de cada uno de ellos, requieren un apoyo en defensa de la libertad de expresión. Por ello coordinaremos con esos gobiernos.

En esa misma publicación dice que la ironía es un arma contra los poderosos, ¿pero cuando la ironía les toca a los dueños de los medios tiene sentido, asume eso como una herramienta de la política o solo del periodismo?

La lucidez, el rechazo, la ironía y la obstinación son los 4 medios por los cuales la libertad en condiciones difíciles puede ser no solo preservada sino manifestada. Estas ideas y palabras son  de Albert Camus en 1939 y que, como digo en mi discurso, fueron censuradas en su momento, pero se adaptan plenamente a las actuales circunstancias.

Usted fue víctima de la acción de otros medios de comunicación en Ecuador en manos de poderosos, ¿por qué ahora eso ya no cuenta? ¿Por qué hay un espíritu de cuerpo que deja de lado esa competencia atroz entre medios privados que se ha explicado con juego sucio, ofensas, trampas, etc., entre los medios privados?

Coincidentemente fui atacado, como lo digo al principio de esta respuesta, por denunciar a los banqueros corruptos. Ahora esos medios siguen utilizándose para, con las mismas armas, innobles atacar a los periodistas independientes y a Hoy en particular. Quisiera me informara si los medios independientes actuales hemos practicado alguna ocasión ese juego sucio que menciona, pues yo personalmente no lo he conocido.

Señala en su manifiesto que “un periódico libre se mide tanto por lo que dice como por lo que no dice”. ¿Cuánto han dejado de publicar, por presiones económicas, empresariales, corporativas y hasta de intereses particulares, los periódicos de la SIP? ¿Quisiera referirse a lo que hizo durante la dictadura de Augusto Pinochet el diario El Mercurio, de Chile?

Como todo cuerpo colegiado, la SIP no puede ser responsable sino de defender, difundir los valores que pregona. Sus miembros, más de 1.360 diarios de las tres Américas, son responsables de lo que contienen. En el caso de Pinochet, la SIP fue un puntal en la defensa de los diarios atacados por el régimen, el diario La Época nació para enfrentar a la dictadura. Su director, Emilio Filipi, fue el vicepresidente regional para Chile y actuó fuertemente en defensa de los valores periodísticos.

Acá en Ecuador, ¿qué ha dejado de publicar la prensa libre e independiente sobre la realidad de los últimos cinco años?

Durante estos años de gobierno del presidente (Rafael) Correa, pese a que él mismo solicitó que (el diario) Hoy se convirtiera en el principal “fiscalizador” del cumplimiento de la Ley de Libre Acceso a la Información por parte de su gobierno, ha sido muy difícil dar seguimiento y publicar los hechos del mismo. Se han puesto obstáculos o se nos ha negado  la posibilidad de indagaciones, entrevistas, crónicas y reportajes. Últimamente se ha agravado la situación desde que se prohibió que los ministros y funcionarios del Gobierno  puedan manifestar sus percepciones y opiniones. Igualmente no han logrado conseguir estos medios respuestas ante los graves incumplimientos de la Ley de Libre Acceso a la Información por parte de entidades del Estado y particulares que mantienen negocios con el mismo.

¿Qué ha pasado con la prensa escrita, en general, del continente para que haya perdido credibilidad? ¿No es acaso haberse pasado a ese rol de actoría política que señalan muchos críticos (no me refiero a políticos)?

Creo que está mal informado. Según los últimos estudios realizados al respecto, la prensa escrita mantiene altos índices de credibilidad.

¿Cuál es la autocrítica de fondo que hace el flamante presidente de la SIP a la prensa en general: está en su mejor momento, tiene el espíritu más democrático, se la valora por lo que contribuye a la democracia?

La prensa en general requiere principalmente invertir en la formación de periodistas libres e independientes, con capacidad de reflexión y que permitan alta calidad en sus escritos. Para ello la SIP mantiene el Instituto de Prensa y en este año planifica continuar con sus  talleres y seminarios abiertos para todos. Invito a los trabajadores de los medios incautados a que participen.

¿Por qué cada día se venden menos periódicos? ¿Cuál es la interpretación de un hacedor de empresas peridísticas, pionero en todo ello?

Es otra percepción algo equivocada. En países en donde la Internet ha entrado con mayor fuerza, los diarios que podríamos llamar nacionales han sufrido deterioro en su circulación, aunque han incrementado notablemente su lectoría. El New York Times nunca ha tenido una lectoría tan grande como la actual, basada en su sitio en la red y en la publicación impresa. Los diarios llamados comunitarios continúan en la mayor parte de países creciendo de manera estable.

¿La prensa escrita privada tiene un futuro incierto frente al desarrollo de medios ciudadanos, comunitarios, públicos y unas intensivas redes sociales?

La ciudadanía seguirá buscando las diversas visiones de la realidad, los análisis sobre esta y las distintas e inclusive contradictorias opiniones. Mientras más variedad, mayor libertad. Los medios  públicos, en  mi concepto,  son muy necesarios, siempre que se mantengan independientes del poder. Los medios independientes, como su nombre lo indica, deben tener la misma visión.  

¿Qué debe aprender del periodismo público la prensa privada? Sé que habrá la consideración de que no hay periodismo público en el Ecuador y que solo hay oficialistas, pero apartando esa idea y pensando que somos un proceso en construcción, le pido que su respuesta se aleje de cualquier opinión o calificativo en ese sentido.

La prensa privada busca primordialmente la credibilidad para, sobre la base de ella, lograr una mayor difusión. Y sobre la  base de esa mayor difusión  conseguir  incrementos de ingresos sustentables. Esa misma consideración deberían tener los medios públicos “en construcción”. Cuando un medio independiente falla y se entrega a las demandas de cualquier poder, pierde credibilidad, su mayor fortaleza. Lo mismo pasa en cualquier medio de difusión.

¿Por qué diario Hoy tiene otro tratamiento con respecto a la información de la comunidad, particularmente sobre la gestión municipal de Guayaquil y Quito?

No he  visto mayores diferencias. Recuerde que Hoy tiene dos ediciones: la de Quito, que se distribuye primordialmente en la Sierra; y la de Guayaquil, que se entrega en esa ciudad y provincias aledañas. Se trata de mantener información que atraiga y satisfaga a las dos zonas, especialmente lo relacionado a comunidad y deportes.

¿No pesa ahí el factor publicitario? ¿Hasta dónde se reprime un diario privado por el peso de la publicidad en su agenda informativa y editorial?

Un diario como Hoy se imprime con todas las limitaciones que el volumen de publicidad impone. Desde que se inició el Gobierno ha existido un total boicot para recibir publicidad oficial.  Como le consta cuando usted trabajó en Hoy, existe una pared bastante fuerte entre la Redacción y el Departamento de Publicidad. No quiere decir que no se comuniquen, sino que las ventas no delinean el contenido editorial.

Alguna vez comentamos con usted el negocio de las telefónicas que tuvieron diarios como El Comercio, El Universo y Ecuavisa. Si eso estuvo mal, cuando El Telégrafo publica su investigación, ¿por qué diario Hoy no lo hizo? ¿Lo habría presentado en ese momento si hubiese existido esa publicación?

Especialmente en el caso de Hoy es fundamental, para mantener la independencia y ante el boicot gubernamental, buscar otros ingresos que preserven la rectitud de la línea editorial. Por ello, desde que nació el diario, aprovechamos la capacidad ociosa, como lo está haciendo El Telégrafo, para publicar revistas, trabajos de imprenta, textos escolares. Este último rubro también fue prohibido este año por parte del Gobierno, pese a contratos que hemos mantenido por más de 20 años. Por ello no creo que optimizar esa capacidad ociosa de toda imprenta esté mal, si los trabajos se adjudican honestamente y en igualdad de condiciones, circunstancia que en estos momentos no sucede.
Por otro lado, cuando ciudadanos libres, sin ninguna restricción legal o de cualquier índole deciden  entrar en un negocio, a mi concepto tienen todo el derecho. Lo importante es mantener la independencia editorial que les proporciona credibilidad. Por lo que hemos podido observar, los dos diarios a los que hace referencia mantienen alto grado de credibilidad y confianza.

¿La Aedep constituye un referente del periodismo o de las empresas de comunicación? Si es lo primero, ¿por qué no sostiene un discurso más crítico con lo que hace cada uno de sus miembros? Por ejemplo: ¿la SIP o la Aedep
se sienten orgullosas de contar con periódicos de una pésima crónica roja, con un absoluto irrespeto a la sociedad, al dolor familiar y a los derechos humanos?

La Aedep y la SIP  siempre han mantenido posiciones críticas contra los medios que no cumplen con los principales valores periodísticos y democráticos. Esas críticas se las dirige internamente, pero estos organismos no pueden garantizar ni ser actores del contenido de los medios que, de acuerdo con la ley, es responsabilidad de sus autores. Los medios que  menciona no logran lo principal: credibilidad.

¿Cuánta responsabilidad asume la SIP, la Aedep y el diario Hoy, en concreto, de que en Ecuador no contemos con una Ley de Comunicación, para que, incluso, a los medios públicos se les otorgue una legitimidad jurídica y se pongan las reglas claras que ustedes demandan para los demás?

La Ley de Comunicación es una disposición constitucional que debe cumplirse, pese a mi personal visión al respecto. Para que esa ley sea efectivamente cumplida, respetada y apoyada, debe contar con la participación de los sujetos hacia quienes va dirigida, los ciudadanos y los periodistas. No puede ser impuesta por grupos o personas afines a cualquier poder o sin conocimientos de lo que es hacer periodismo.

Finalmente, ¿Jaime Mantilla está dispuesto, como presidente de la SIP, a hacer un llamado a frenar los ataques a los periodistas de los medios públicos, a que ciertos actores políticos censuren nuestra presencia en ruedas de prensa y en actos públicos?

La SIP y diría la Aedep siempre han estado listas a buscar los mejores caminos para mantener el diálogo entre los distintos grupos ciudadanos. Lamentablemente, en estas circunstancias, el Gobierno  ha tratado de hostilizar y hacer a un lado a los medios independientes. Basta ver las prohibiciones y crecientes dificultades impuestas a los mismos para realizar eficientemente su labor periodística. Estoy seguro de que los medios ecuatorianos están listos a abrir el diálogo positivo.

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