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El Telégrafo
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En Las Orquídeas y Los Vergeles, norte de Guayaquil, no soportan pestilencia

La fetidez en dos zonas de la urbe sería peligrosa

En el fondo del canal hay acumulación de un limo verde que genera hedores en días muy soleados.
En el fondo del canal hay acumulación de un limo verde que genera hedores en días muy soleados.
Foto: Eduardo Escobar/El Telégrafo
05 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Los olores fétidos que provienen de un canal que desfoga en el río Daule es una situación a la cual los moradores de Los Vergeles y Las Orquídeas han tenido que acostumbrarse durante casi dos décadas, en el norte de la ciudad.

Para la mayoría, los hedores son más intensos aproximadamente a las 18:00 o cuando el calor es más fuerte. Según recuerdan los vecinos más antiguos de la zona, el problema no se produjo al inicio de los asentamientos habitacionales. José Mendoza, de Vergeles 3, afirma que hace 30 años el agua del canal era bastante limpia.

Por esos días, Mendoza fue uno de los primeros en radicarse en el sector y asegura que había tan poca contaminación que hasta se podía pescar jaibas. La llegada de nuevos asentamientos y planes habitacionales fueron elevando la carga residual de la corriente.

Actualmente, el agua que corre por casi 2 km de canal abierto es de color oscuro. En los tramos que limitan con Mucho Lote también se observa la acumulación de un limo color verde y marrón.

La limpieza y el retiro de desechos sólidos es algo que se realiza periódicamente, pero resulta insuficiente, según Érika Zúñiga, de Vergeles 1. Cada 2 y 3 meses, se ha visto a personal de Interagua haciendo labores de mantenimiento.

Para Zúñiga, el problema va más allá de estos trabajos y sugiere adoptar mejores acciones contra los malos olores. “Se me ocurre una planta de tratamiento, pero no sé si eso es posible por acá”.

La cercanía a ductos que conectan a unas lagunas de oxidación también forma parte de los problemas detectados por la ciudadanía.
Rosario Jiménez, de Vergeles 2, indicó que el hecho ha sido informado a Interagua en varias ocasiones. Los inspectores llegan, revisan el área, el problema desaparece “pero a los dos días, comienza la pestilencia de nuevo”.

Entre los vecinos se organizaron para enviar oficios al Cabildo, sin embargo, la solución definitiva no llega. La hediondez tiene su base en los componentes químicos que se forman en el agua, uno de los cuales sería el sulfuro de hidrógeno, explicó Paola Calle, ingeniera de la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar de la Espol.

El mencionado compuesto es el que le otorga al agua el olor que se asemeja al huevo podrido. Su origen radica en la mezcla de los sulfatos propios del agua  con las descargas residuales de las zonas habitadas. “Es tóxico para personas y animales”.

Si se percibe un olor más intenso y fuerte que el que provoca el sulfuro de hidrógeno, para Calle representa un indicio de “algo mucho más grave y que debe ser evaluado por las autoridades”.

El avance de un documento de auditoría que el Ministerio del Ambiente (MAE) efectúa al Municipio de Guayaquil reveló que el sistema de alcantarillado de la ciudadela Las Orquídeas no cuenta con un informe de aprobación u observación de términos de referencia y estudio de impacto ambiental al proponente.

Además, se establece que no se reportan revisiones trimestrales o anuales sobre el alcantarillado sanitario que abarca Los Vergeles, Las Orquídeas y otros sectores del norte y noroeste. Así mismo, dentro de la resolución de la licencia ambiental no se incluye la obligatoriedad de presentar informes a la Autoridad Ambiental de Aplicación Responsable (AAAR).

Este diario consultó a Interagua para conocer su versión respecto de las observaciones del MAE. Ilfn Florsheim, vocera de la concesionaria, indicó que el tema solo lo maneja la Dirección de Ambiente del Cabildo, puesto que la auditoría está dirigida a esa instancia.

Pese a la solicitud de los habitantes de tapar el canal, la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Emapag) e Interagua han descartado hace varios años esa posibilidad por razones económicas. En 2008, Emapag cifró en $ 20 millones el costo de la obra requerida.

Sin embargo, se han efectuado obras para mitigar los impactos, tales como instalación de colectores matrices de hormigón armado con tuberías de PVC, muros, diques, bombeo, excavación, desalojo, rellenos, compactación, entre otras. (I)

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