El retiro de sedimentos del estero Salado, que acelerará la descontaminación del afluente, es el siguiente trabajo que se ejecutará en las riberas de las cooperativas Cisne 2 y Febres Cordero, en el oeste de la ciudad.

Ambos sectores están en el ramal denominado estero Palanqueado, donde el limo que se encuentra bajo el agua genera malos olores.

Hace una semana, según los moradores de esos lugares, varias personas que se identificaron con el proyecto ‘Guayaquil Ecológico’ visitaron las riberas del estero para realizar mediciones.

En la 19 y O’Connor, por ejemplo, se hicieron pequeños orificios en tierra firme, de unos 15 centímetros de diámetro, “para colocar unos tubos que en el mismo día retiraron”, afirmó Mario Lindao, quien reside hace 20 años en el lugar.

En esa dirección aún hay casas de madera y de caña asentadas en rellenos y que le ganaron espacio al afluente. Uno de los inmuebles, incluso, está sostenido por pilares colocados dentro del espejo de agua.

Lindao sostuvo que aún no se ha informado si serán reubicados.

En cambio, en la 17 y la H, los habitantes aseguraron que son capacitados por el Ministerio del Ambiente (MAE) para no arrojar desperdicios al estero y reutilizar parte de los desechos.

María Muñoz, quien vive cerca de 30 años en el sector, desconoce sobre el proceso de dragado, pero desea que aquella gestión se concrete pronto, por el hedor del afluente. “El olor provoca mareos a algunos vecinos. Durante los días soleados es más insoportable”.

En febrero pasado, el Ministerio de Salud Pública (MSP) inició una investigación para verificar si los niveles de metales pesados en el estuario (mercurio, plomo, cobre y cadmio) representan algún riesgo para la población.

Tras el primer muestreo realizado a 146 personas se encontró que solo el 1% de los habitantes presentaba una alta concentración de los metales mencionados.

Además se determinó que el índice no es significativo para establecer una afectación directa a la población de la zona y que se realizarán nuevos estudios para verificar los primeros resultados.

Hace casi un mes, el MAE y la empresa BIOX -que participará en el proyecto ‘Guayaquil Ecológico’- mantuvieron una reunión para definir los detalles de la extracción y descontaminación de los sedimentos en el estero. En el encuentro se estableció que, por lo menos, se retirarán 3 metros del limo asentado en el fondo del afluente para que recupere su corriente natural.

Según el MAE, el estero Palanqueado es una de las zonas más afectadas por los asentamientos irregulares que estrangularon los ramales del estero y redujeron la cantidad de oxígeno en el agua. Este diario intentó conocer más detalles del proceso, pero en la Subsecretaría de Gestión Marina y Costera señalaron que, por el momento, no pueden dar información.