Ecuador podría reducir un 30% su consumo energético, mediante edificaciones con materiales sostenibles e infraestructura resiliente
El crecimiento urbano en América Latina plantea desafíos ambientales de gran escala. Cerca del 40% de los residuos sólidos de la región provienen del sector de la construcción, mientras que, de acuerdo con el Banco Mundial, el área edificada a nivel global se duplicará en los próximos 20 años. Esta tendencia se refleja también a nivel local: según el Municipio de Quito, en la ciudad se generan aproximadamente 6.000 m³ diarios de residuos de construcción y demolición.
Este escenario ejerce una presión directa sobre los ecosistemas y se agrava por el elevado consumo energético de las zonas urbanas. Frente a ello, surge un desafío impostergable: avanzar hacia ciudades inteligentes que incorporen tecnología, pero también materiales sostenibles desde la etapa de construcción, reduciendo impactos ambientales a largo plazo.
De acuerdo con el Green Building Council, las edificaciones sostenibles podrían disminuir hasta un 30% de su consumo energético. En este contexto, el país enfrenta la necesidad de evaluar soluciones concretas que aporten eficiencia real, sin que ello implique un aumento de la huella de carbono.
Las ciudades inteligentes, en este sentido, van más allá del uso de sensores o plataformas digitales. Su verdadero fundamento está en una infraestructura resiliente, capaz de regular temperaturas, optimizar el uso de recursos y prevenir la generación de residuos desde el origen del proceso constructivo.
Con más de 45 años de trayectoria en el mercado ecuatoriano, Saint-Gobain Imptek se posiciona como un referente del sector al impulsar esta transformación mediante innovación, sostenibilidad e investigación aplicada orientada a la eficiencia energética.
Un estudio elaborado por Saint-Gobain revela que el 75% de los costos totales de un edificio se generan durante su operación, principalmente por el uso excesivo de energía asociado a sistemas de climatización mal gestionados. La incorporación de materiales resilientes, aislantes y con reflectividad certificada permite reducir estos gastos y mejorar el desempeño energético de las edificaciones durante décadas.
Por estas razones, la construcción sostenible se consolida como uno de los pilares de las ciudades inteligentes, al articular cuatro ejes clave: reducir consumos energéticos, prolongar la vida útil de la infraestructura, minimizar la generación de residuos y mejorar el confort térmico y acústico de los espacios urbanos.