Treinta minutos fueron suficientes para que el mediocampista quiteño, Álex Colón, se convirtiera en el cerebro del elenco “azulgrana”, que ayer venció 4-1 al Deportivo Quevedo, en el estadio Atahualpa.
El volante de 26 años estuvo “fino” en los pases y exacto al momento de lanzar disparos de media distancia. Hizo olvidar por completo a su antecesor y ex capitán, Fernando Saritama. Por eso la hinchada no se cansó de corear su nombre.
Y él, en la cancha, se convirtió en la pesadilla de la defensa quevedeña. Compuso totalmente la tibia imagen que mostró Deportivo Quito en el primer tiempo, en el que tan solo empató 1-1.
La apertura del marcador la puso Luis Congo para los dueños de casa a los 40’ y a los 45’ mediante tiro penal anotó el empate John García.
En la etapa de complemento, tras pase de Colón, apareció Luis Romero para la segunda a los 69’, y un minuto más tarde el propio Colón con un disparo excepcional levantó la bola a manera de “sombrerito” para aprovechar que el portero Héctor Carabalí estaba demasiado salido de su área.
Esa anotación fue la más festejada por los presentes y sobre todo por su autor, quien salió directo a las mallas a gritar a “todo pulmón” con los hinchas de la “Mafia azulgrana”.
La cuarta y última anotación la puso el espigado delantero ibarreño Walter Calderón, a los 76’.