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Hace diez años fundó macolla, la orquesta de bambúes

Schubert Ganchozo, doce años escuchando la caña

En su taller se dedica a la elaboración de instrumentos.Hay cañas de todo tamaño y de todas las formas. Foto: José Morán / El Telégrafo
En su taller se dedica a la elaboración de instrumentos.Hay cañas de todo tamaño y de todas las formas. Foto: José Morán / El Telégrafo
02 de junio de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

El taller de Schubert Ganchozo (Guayaquil, 1962) está lleno de cañas guaduas de diversos grosores y alturas, pulidas o aún sin trabajar. Este material se relaciona profundamente con su vida hace 12 años, cuando comenzó a intercalar su trabajo de arqueólogo con la música. Dos años después creó la primera orquesta de bambú del país. La llamó Macolla.

Macolla es el nombre que reciben las manchas de la caña y se usa también para referirse a la raíz de este árbol cuando de una surgen muchos tallos. Ganchozo tomó el término porque esta planta ha sido el sostén de la cultura montubia de la que se siente parte: su madre y su padre nacieron en las provincias con mayor autoidentificación montubia del país, Los Ríos y Manabí.

Su vinculación con la cultura montubia y los descubrimientos del uso de la caña en culturas ancestrales, como las Vegas en la Península, lo llevaron a vincularse a esta planta desde su uso. Profundizó en la geometría sagrada que aplicaban los Guancavilcas y otras poblaciones de la Costa con la estrella solar de ocho puntas o chakana andina. El uso de este modelo se constata en los diseños plasmados en restos arqueológicos, sellos y monolitos.

“Es una iconografía constante pues aparece en sus diversas manifestaciones y que, incluso, aquellas culturas llegaron a utilizarla como forma de orientación para navegar tierra adentro y mar afuera”, resalta el músico.

Ganchozo ha comprobado el uso de esta estrella en los trabajos de investigación que ha realizado con sus alumnos de música del Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE). En estos han llegado a la conclusión de que la estrella solar era usada para indicar los diferentes asentamientos ceremoniales de Guayas, Santa Elena y Manabí;y la estrella lunar para contar los tiempos fértiles de la tierra (siembra y cosecha), de los animales y de las mujeres.

Esta representación gráfica del sol y la luna que utilizaban los Valdivia, los Guancavilca, los Manteños y los Jama-Coaque, estaba relacionada con la cosmogonía y las prácticas espirituales que realizaban. En la antigüedad, Ecuador era un sitio privilegiado para las culturas precolombinas por estar situado en la mitad del mundo.

Instrumentos que tienen vida

En la década del 80, realizó varias investigaciones arqueológicas relacionadas con el tipo de música que las diferentes nacionalidades y culturas de la Costa hacían (Chachis, Tsáchilas, afrodescendientes, cholos peninsulares, montubios, entre otros).

Este proceso lo llevó a vincularse con las prácticas musicales de los ancestros y sus usos:ceremoniales o por entretenimiento.

Ganchozo resaltó que se han descubierto fosas cerca de la comuna Valdivia, con restos de músicos. La evidencia de ello está en que fueron enterrados junto a sus instrumentos, rotos a propósito. Según la tradición, enterraban a los músicos con sus instrumentos rotos para que no pudieran ser utilizados de nuevo en la vida terrenal y acompañaran a sus dueños “a otro mundo”.

Esta tradición indicaba que al instrumento “también lo consideraban como a un ser vivo ya que era creado desde una planta”, cuenta el músico.

Estos descubrimientos los integró en la construcción de sus instrumentos. Ganchozo pide permiso a la caña guadua para sacar de ella lo mejor. Luego, hace una matriz del dibujo de la cruz guancavilca y la repite 4 veces. El número 4 era usado por los pueblos ancestrales de la Costa cuando construían esculturas de sus divinidades de hasta un metro de altura, aproximadamente, o 4 cabezas (la proporción que usaban los griegos para sus esculturas era de 7 cabezas).

Una vez con el diseño replicado, une los puntos y les da la forma del instrumento que requiera (guitarras, zampoñas, percusiones, entre otros). El proceso para Ganchozo responde a una geometría armónica y cósmica.

Él y la orquesta Macolla, integrada por 20 músicos que tocan cerca de 130 instrumentos, celebrarán el próximo 2 de julio con un concierto su décimo aniversario.

Este será en la Sala Experimental del Teatro Centro de Arte. Este concierto será grabado para la producción de lo que será el disco ‘Los ríos de mi tierra’.

“Es necesario que el mundo haga suyo no solo la música ecuatoriana sino el ser ecuatoriano. Este es nuestro legado”, expresó. (I)

DATOS

Schubert Ganchozo es el segundo de tres hermanos. Dice que representa a la tercera generación de músicos y constructores de instrumentos musicales de su familia.

Incursionó en este ámbito desde 1982, comenzó como folclorista, de ahí pasó a la música de composición social y argumental, fue uno de los pioneros de la música electrónica en Ecuador.

Tres agrupaciones conforman ‘Ganchozo’ arte musical en bambú. Una de ellas es ‘Bambú ensamble’. En ella solo 6 miembros ejecutan una gama de instrumentos de cuerdas, vientos y percusión.

Otra de las agrupaciones que ha conformado Ganchozo es ‘Adobe Ensamble Musical de Barro’, a la que considera una expresión contemporánea de la musicalidad heredada de milenios.

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