Melodías, historias y mimos son los elementos que se fusionan y que forman parte de los conciertos didácticos que organiza la Orquesta Sinfónica Nacional (OSNE) para su nuevo público, que va desde los 10 hasta los 17 años.

El recital es parte de la programación “Encuentros”, que lidera la institución musical,  con el objetivo de dar prioridad a la música clásica ecuatoriana y la formación de nuevas audiencias.

La primera temporada inició el pasado martes con el estreno del cuento musical “La joven y la culebra”, pieza compuesta por el pianista Eduardo Florencia, e inspirado en la historia “La Guacamaya”, de la escritora Edna Iturralde.

El texto “La Guacamaya”   expone de forma lúdica   los mitos y leyendas que circulan alrededor de la creación de la Cultura Cañari, que pobló el territorio de las provincias de Azuay y de Cañar, al sur de Ecuador.

“La Guacamaya” relata la historia de la joven Chobshi, quien llega a la Laguna de las culebrillas, donde conoce a Culebra, el espíritu de las lagunas, con quien se casa y tiene seis hijos, de los cuales descendió el pueblo Cañari.

En una entrevista para diario  El Telégrafo, la directora de la OSNE, Nathalie Marin, quien dirige el recital, contó que uno de los proyectos de la institución es ampliar sus públicos, por lo que generarían conciertos didácticos para los más jóvenes  y se dirigirían a “lugares en los que la música clásica no llega”.

Para elaborar la composición, el músico guayaquileño contó que tuvo acercamientos con la directora Nathalie Marin y con la escritora que revisó el cuento.

El primer capítulo fue fundamental para la construcción de la melodía, pues en esta se narraban los orígenes ancestrales de la Cultura Cañari. “Se habla de dos teorías, una que nombra un diluvio y otra que habla de las serpientes. Nos fuimos por la última. Yo no sabía que Cañaris significa hijos de la serpiente”, contó Florencia.

Ya en la construcción musical, el maestro señaló que utilizó “muchos recursos compositivos”, con los que quiere generar dos cosas: uno “que a través del buen gusto se dé un tipo de inducción auditiva en el oyente. Segundo, darle unidad a la obra a través del manejo del motivo”.

“Lo pensé como escenas, como cuando uno quiere describir algo. Mi intención no era explicar la escena a través de la música, muchos compositores han fracasado en este intento, en sí trato de describir”, afirmó el también pianista, que tiene 28 años y que ha compuesto dos sinfonías.

El creador y profesor de música de cámara destacó el acercamiento que hace la OSNE a un público joven. Puso como ejemplo a Rusia y Francia, donde el tema de identidad está afianzado y  los educan con  cuentos adaptados a distintas melodías.

“Es   más fácil que la interacción se dé entre la pedagogía y psicología. Además, es más sencillo que los niños puedan crecer con una clara noción de quiénes son.  Es una especie de juego con la antropología de fondo”, agregó.

Los recitales musicales están divididos en dos partes, la primera tiene que ver con el acercamiento que se realiza entre los chicos y los instrumentos. Se les informa sobre las características y potencialidades de la pieza,   incluso se les permite usarlos, contó Héctor Villacís, de la OSNE.

En la segunda parte, se disfruta ya del concierto, pero con la diferencia de que los músicos de la orquesta comparten escenario con Franklin Martínez, un narrador de historias, y   Paúl García, un mimo. De esa manera se da vida a la melodía “La joven y la culebra”, y a la obra de Edna Iturralde.

El recital se presentará hoy, en la Casa de la Música, ubicada en la calle Valderrama y Mariana de Jesús. Se realizarán tres exhibiciones: dos para estudiantes (a las 09:00 y 11:00, sin ningún costo), y por la noche, se ofrecerá el mismo concierto, para adultos, a las 20:00. El valor de la entrada es   $ 5.