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Una danza afrolatina evoca el ritual santero

En el centro, Megan Curet (Nueva York) enseña la Fórmula 1+2 junto a Fernando Moya (Ecuador) en una Master Class en el Teatro Sánchez Aguilar.
En el centro, Megan Curet (Nueva York) enseña la Fórmula 1+2 junto a Fernando Moya (Ecuador) en una Master Class en el Teatro Sánchez Aguilar.
Fotos: César Muñoz / EL TELÉGRAFO
28 de junio de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

Escuchar el cuerpo y conectarse con el movimiento para crear frases coreográficas fue la dinámica que la neoyorquina Megan Curet compartió con bailarinas de varias escuelas de danza local.

Como invitada al programa de Fragmentos de Junio, otorgó una clase magistral hace dos días con el bailarín ecuatoriano Fernando Moya Delgado, quien trabaja con ella en la compañía Curet Performance Project.

El taller fue el preámbulo de su participación al festival con la obra Adentro, que hoy  presentará el Teatro Sánchez Aguilar, a las 20:30.

Se trata de una pieza que estrenó hace un año y que aborda temas sociales y culturales mediante la fusión de la danza contemporánea, danza-teatro y ritmos afrolatinos.

 Este trabajo de exploración nace de la conexión con la cultura puertorriqueña en la que fue criada y que adaptó a sus coreografías de danza contemporánea.

Su inspiración se basó en  el culto de la santería que profesaba su padre. Específicamente sobre las escenas en las que una persona es poseída por un espíritu y su cuerpo se sacude a un ritmo particular.

“Yo empecé a investigar cómo se sentiría repetir algo en movimiento, cómo poder crear esta teoría de posesión en una frase de movimiento y cómo explorarlo con el cuerpo”, cuenta la maestra.

El ejercicio de investigación lo realizó hace 3 años, en una residencia de baile en Berlín. Primero lo estudió sola por un mes y luego lo llevó a ensayo en Suiza y Ginebra. Finalmente lo socializó a otros bailarines y el proceso resultó en un método que convirtió en su fórmula.

Fragmentos de la obra
Cuatro segmentos conforman la pieza Adentro, que fue el resultado de su estudio.

“Sistema” es la primera que habla de la configuración  del cuerpo como un sistema y de cómo este lo impacta.

“Enfoca los sistemas sociales que nos afectan a las mujeres en los últimos años y que gracias al mundo de ahora tenemos el poder de comunicarnos más”, manifiesta Curet.

En cambio “Isla” es una pieza que proyecta la situación del paso del Huracán María a Puerto Rico, en 2017.

Con la salsa de Willie Colón, esta danza aborda la incertidumbre que se suscitó con los habitantes de su país respecto a cifras inciertas sobre muertos y desaparecidos.

“Usando música con la que me crié, mezclo todo para decir lo que pasó en un año y lo que no se supo de la gente fallecida”, indica la coreógrafa.

“Madre Mía” es otra línea de investigación que une la cultura y las tradiciones.

En esta pieza se retrata una danza entre familiares, lo que se suele compartir en la cocina y las vivencias durante la sobremesa con una madre.

En esta exploración, Curet  invitó a sus bailarines a incorporar sus propias experiencias en el hogar para adaptarlas a la obra.

La danza con movimiento afrolatino llega en la parte de “Negra con Tumbao”.

En esta coreografía destaca la bomba y la plena,  la cual es música autóctona de Puerto Rico, que aborda la historia del mestizaje.

“En esta represento lo que es ser una mujer de Estados Unidos, con sus conflictos y beneficios y todo lo que una mujer afrolatina tiene que vivir en este país”, explica.

Moya cuenta que la escenografía es minimalista y los diseños de luces son los que van dibujando las escenas.

En tanto que los objetos son pocos como la mesa en “Madre Mía”, y una tela larga blanca en “Isla”.

El vestuario cambia en cada segmento. Por ejemplo, en “Sistema” los trajes son más holgados y rústicos con faldas que caen y telas que se mueven con el aire.

Mientras que en “Isla” es más pegado al cuerpo y limpio, y en “Madre Mía” se refleja lo coloquial y de casa.

Curet utiliza una falda inspirada en el folclore de su tierra en “Negra con Tumbao” para bailar la bomba y la plena.

Unión de culturas
La relación entre Curet y Moya es muy estrecha.

Previamente a conocerse, el coreógrafo ecuatoriano desarrolló sus primeros años de danza en la Academia NovaDanza.

Con el apoyo de sus padres se fue a Estados Unidos y estudió la carrera de Cine y Televisión con mención en danza, en Pace University de Nueva York.

Al poco tiempo de graduado conoció a Curet en una presentación donde sintió una afinidad con su método de composición y estilo.

 “Fue impresionante verla cómo Megan utiliza la técnica de danza contemporánea y se conecta con un aspecto cultural mío. Fue una conexión inmediata e inconsciente”, recuerda Moya.

Él sostiene que cada uno de estos proyectos trata de crear comunidad y compartir movimientos con otros artistas.

En eso se basó la clase magistral que enseñó a 23 alumnas de escuelas como En Avant, Yessenia Mendoza, Classe y Momentum.

La “Fórmula 1+2” del Curet Performance Project fue la  impartida a las jóvenes que aprendieron a fusionar la danza contemporánea con la danza afrolatina.

“En mis clases de danza mezclo ritmos y estilo afrolatinos con aspectos de bomba y plena, salsa y cumbia, todo mezclado con la danza contemporánea”, señala Curet.

Temas de Héctor Lavoe, Willie Colón, Calle 13, Bomba Stereo y Tite Curet son los que usa para las coreografías. (I) 

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