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América Latina tiene su propio cine que sale del clóset

América Latina tiene su propio cine que sale del clóset
12 de febrero de 2014 - 00:00

Han pasado 17 años desde que la historia de amor gay Happy Together, filme del hongkonés Wong Kar Wai, ganó la Palma de Oro de Cannes, allá por 1997. No fue la primera película en abordar la homosexualidad, ni la única premiada.

El tres veces oscarizado Daniel Day Lewis ya había estado en My beautiful launderette (1985), y Philadelphia (1993) había dado a Tom Hanks su primer Oscar.

Durante la primera década de este siglo, Hollywood lanzó películas que mantuvieron el tema en el cine. Con Alexander (2004), Oliver Stone sugería que Alejandro Magno había mantenido una relación homosexual -fundamentada en textos históricos- con uno de sus colegas de batalla.

Luego vino Milk (Gus Van Sant, 2008), biografía fílmica del activista gay electo concejal de distrito de San Francisco en 1977, Harvey Milk.

Cabe mencionar a la famosa Brokeback Mountain (2005), filme que valió el Oscar al director hongkonés, Ang Lee, que dirigió a Heath Ledger junto a Jake Gyllenhaall en una homoerótica cinta de ‘cowboys’.

En fin, la lista es extensa y el tema no se agotará en breve. Pero estas cintas vienen de la gran industria de Hollywood, que actualmente tiene en competencia por el Oscar a Dallas Buyers Club,película que roza la temática transexual.

España cuenta con Tacones lejanos (1991) y La mala educación (2004) de Pedro Almodóvar -cineasta que acostumbra incluir travestis en sus filmes- como cintas que resaltan en la temática GLBTI, mientras que Francia tiene la reciente La vida de Adele (Abdellatif Kechiche), historia de amor entre lesbianas ganadora de Cannes en 2013.

Pero Latinoamérica también tiene su discurso cinematográfico frente a esta temática, y talvez el mayor referente es la cubana Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea, 1994), que consagró al actor Jorge Perugorría.

El peruano Francisco Lombardi estrenó en 1998 una adaptación de la novela de Jaime Bayly No se lo digas a nadie, sobre un joven bisexual que busca ser ‘normal’.

En 2000 llegaron Plata quemada (Ricardo Piñeyro) y La virgen de los sicarios (Barbt Schroder), las dos inspiradas en novelas homónimas de Ricardo Piglia y Fernando Vallejo.

Les siguió la brevísima escena de un beso homosexual entre los mexicanos Gael García Bernal y Diego Luna (en presencia de la española Maribel Verdú) en la película que consagró al director Alfonso Cuarón, Y tu mamá también (2001).

En 2007 apareció la cinta independiente argentina XXY, de Lucía Puenza, sobre el dilema de identidad de Alex, adolescente intersexual que todavía no ha tomado una decisión sobre su identidad de género.

El galán de telenovelas colombianas Manolo Cardona tomó parte de Contracorriente (2009), dirigida por el peruano Javier Fuentes-León.

Así, el cine latinoamericano tiene visión propia en el tema GLBTI, una ‘papa caliente’ de la actualidad política de la región.

En esta semana en Europa hay al menos cuatro títulos latinos sobre esa temática en ceremonias de premiación y festivales europeos.

El pasado domingo Azul y no tan rosa(Miguel Ferrari) se convirtió en la primera cinta venezolana en ganar un premio Goya, en la categoría de Mejor Película Iberoamericana. El filme narra la historia de una pareja de gays que de pronto deben hacerse cargo del joven hijo de uno de ellos.

Feriado (Diego Araujo), que por ahora se ha ganado el mérito de ser la primera película ecuatoriana en participar en el Festival de Cine de Berlín, aborda el tema justo en un momento en que en Ecuador se desarrolla un debate en torno al matrimonio igualitario.

Juan Manuel Arregui encarna a Juan Pablo, adolescente que durante el feriado bancario de 1999 realiza un viaje a la hacienda de su familia y se enamora de un joven mecánico del pueblo cercano.

La brasileña Hoy quiero volver solo (Daniel Ribeiro) narra la historia de Leonardo, un adolescente ciego que empieza a tener sentimientos desconocidos por su nuevo compañero.

Ayer se proyectó, también en la Berlinale, la brasileña Praia do futuro (Karim Aïnouz), sobre un salvavidas -Donato- que intenta rescatar a dos turistas alemanes atrapados en una corriente, pero solo lo logra con uno, Konrad, hacia quien desarrolla un profundo vínculo sentimental.

Al igual que Feriado, la brasileña Praia do futuro es parte de la competencia oficial de la 64 edición del Festival de Cine de Berlín.

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