De una camioneta doble cabina se baja una persona. Lleva un flexómetro en el cinto. Mira a los costados y sin que haya dicho una sola palabra, los obreros apostados en las afueras de Radio Cristal, en Luque y José de Antepara, se lanzan a hablar con él.

“Ingeniero a mí; sé de todo. Soy albañil, gasfitero y electricista”. El hombre de mediana estatura le dice al grupo, de más de 12 personas, que no busca a un obrero sino a una empleada doméstica”.

De inmediato a punta de silbidos ellos llaman a las mujeres. Llegan más de 20. Unas se apuntan para planchar, otras para limpiar casas, lavar, cuidar niños y cocinar.

De una esquina sale Blanquita Perlaza, una mujer afroecuatoriana de 68 años que le dice al contratante que si quiere para cocina ella es la mejor opción. “Le habla al oído y se va con él”. Dicen sus compañeras que siempre la contratan porque es una excelente cocinera.

Para Jorge Nazareno de 58 años, quien busca empleo como electricista, el lugar es una especie de sitio de concentración de los desempleados. Cuenta que están ahí por dos motivos. “El primero porque a la emisora llegan muchas personas a poner anuncios de trabajo y el segundo porque todo Guayaquil conoce que allí hay mano de obra calificada.

Asegura que de lunes a viernes -desde las 05:00- arriban desde todos los sectores populares de la ciudad obreros que permanecen ahí hasta la hora del almuerzo.

Algunos logran “cachuelos”, otros se dedican a jugar naipe o a la raya. En la vereda se observan picos, palas y una serie de herramientas que dan cuenta del oficio que tiene cada obrero y que sirve de propaganda.

Desde las 11:00 algunos regresan a sus casas. Unos han realizado algún trabajo, otros sin nada en los bolsillos.

Según Nazareno, el sitio es el idóneo si se quiere conseguir algo en el día. “Aquí llegan en busca de obreros que hagan bien su trabajo”. (I)

Johnny Alvarado Domínguez
Editor