Desde el año pasado, las universidades trabajan en una revisión curricular con la intención de que los profesores se adapten a la nueva forma de enseñanza. El presidente de la Asamblea del Sistema de Educación Superior, Sergio Flores, explica que hace un semestre los estudiantes recibían desde 26 horas de clase hasta 30 y el planteamiento este año es disminuir los horarios entre 17 y 20 horas a la semana.

Según Flores, quien también se desempeña como rector de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), la modalidad vigente no le da tiempo al alumno de estudiar y para ilustrarlo hace una comparación. “Transporte 1 hora de ida, 1 hora de regreso, suman 2 horas diarias que a la semana (de lunes a viernes) son 10. Una hora diaria de almuerzo hace un total de 5 horas a la semana. Otra hora diaria de conversación con amigos hacen un total de 5 horas a la semana y sumando el resto de horas en total llegan a 50 y no ha abierto un libro, no ha estudiado”.

“Ese es un sistema que no se presta para el aprendizaje. Ahora la responsabilidad pasa del profesor al estudiante y el profesor tiene que asegurarse de que el estudiante estudie dos horas por la hora de clase que tiene, sea leyendo libros, haciendo deberes, trabajando en proyectos, etc.”, agrega Flores.

El docente Félix Carrera, de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, admite que no todos los docentes están en el mismo nivel de preparación para aceptar el cambio por lo que deben actualizarse.

Agrega que aplicar el modelo como prueba piloto significaría un avance contundente. “Estaría bien si hay una estructura autodidacta que permita la confianza en el aprendizaje del estudiante. De no ser así se estaría corriendo el riesgo que baje el nivel académico”.

Flores reitera que el docente debe asegurarse de que el estudiante trabaje, porque sino de tener 30 horas de clase, a tener 20 pensará que tiene 10 horas de vacaciones. Algo similar ocurre con el profesor. “No quiere decir que va a tener menos trabajo, porque el seguimiento a los estudiantes debe ser mayor”.

A Jéssica Chuchuca, estudiante de tercer semestre de la carrera de Gestión Gráfica, le preocupa que los cambios se apliquen en todas las carreras. A su criterio, reducir las horas de clase no estaría bien, al menos en la Facultad de Arquitectura, porque necesitan varias horas para practicar en el aula antes de hacer prácticas de campo.

En cambio, Anabel Loíza, que estudia Psicología, sostiene que la intención de las autoridades universitarias resulta interesante, pero involucra un esfuerzo mayor de los estudiantes, al igual que responsabilidad y compromiso.

Flores menciona que los cambios de paradigmas de las universidades hay que empezar a trabajarlos con los profesores. “Si el sistema no cambia y lo único que se ha hecho es cambiar el número de horas, entonces no funcionará”.

Manifiesta que usualmente cuando un profesor ha sacado su título en una universidad americana o europea ha estado acostumbrado a este tipo de formación. El problema es cuando el profesor no ha estado expuesto a este tipo de metodologías ydebe adaptarse. “Es un trabajo que hay que hacer en todas las universidades”.

Aunque aún no está definido si la modificación de las horas empezaría en primer o segundo año universitario, se plantea que la reforma sea progresiva. En la Espol están en proceso los cambios. Una materia que tenía 5 horas de clase, ahora debe tener 3 y para ello se elabora un reglamento.

“Los currículos deben ser flexibles, porque, especialmente, en las politécnicas el desarrollo tecnológico es exponencial, quiere decir que en los próximos 10 años será mayor que en los últimos 10. El muchacho que saldrá profesional a medida que se forma, también debería tener la flexibilidad para tomar materias nuevas y no seguir en un itinerario que lo empezó en primer año y que lo va a llevar a quinto, porque las cosas son dinámicas”. (I)

Datos

El directorio de la Asamblea del Sistema de Educación Superior es el portavoz de las resoluciones tomadas por la Asamblea ante el Consejo de Educación Superior (CES).

En 2015 se eligió el directorio, que está integrado por representantes de las universidades y de escuelas politécnicas públicas y particulares, así como de institutos superiores técnicos y tecnológicos.

Los integrantes de la Asamblea del Sistema de Educación Superior consideran que el cambio curricular es uno de los más importantes para abordar el tema de la modificación en la enseñanza.

El concepto del cambio es flexibilidad al formarse, tratando de tener una formación integral y humanística que se convierta en dinámica y sea adaptable con el transcurso de los años.