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El Telégrafo
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Ante la carencia de medicamentos que alivien el dolor, el hallazgo sería una alternativa para los cultivos de opio

Un analgésico creado a partir de levadura

Las creadoras del analgésico a partir de levadura (de izquierda a derecha): Isis Trenchard, Christina Smolke, Stephanie Galanie y Kate Thodey. Foto de Rod Searcey del portal phys.org
Las creadoras del analgésico a partir de levadura (de izquierda a derecha): Isis Trenchard, Christina Smolke, Stephanie Galanie y Kate Thodey. Foto de Rod Searcey del portal phys.org
15 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad y agencias

Al menos 5.500 millones de personas tienen “bajo o inexistente acceso a tratamientos para el dolor moderado o intenso”, según reporta la OMS (Organización Mundial de la Salud). Ahora ellos tienen una esperanza de conseguir estos analgésicos para aliviar el malestar, y si el invento es masificado podría abaratar los costos de otros medicamentos.

El hallazgo fue hecho al interior del laboratorio de la Universidad de Stanford (EE.UU.), por un equipo de 3 científicas a cargo de la doctora Christina Smolke, profesora asociada de Bioingeniería en la institución superior estadounidense.

Las investigadoras lograron producir un analgésico opiáceo a partir de la manipulación genética de la levadura de pan. No se trata de un método sencillo sino de años de experimentos hasta sintetizar un componente del opio.

El opio es una droga que se extrae de la adormidera o Papaver somniferum, una planta cuyas cápsulas inmaduras contienen una savia que al secarse se convierte en una resina que contiene alcaloides.

Los principales alcaloides son la morfina, la codeína, tebaína, papaverina y noscapina, todos usados en los fármacos que alivian los dolores y un sinnúmero de enfermedades. El detalle es que la planta necesita de un cuidado único durante su cultivo y es sensible a plagas. Además la cosecha tarda alrededor de un año.

De ahí la importancia del descubrimiento: las levaduras de pan se pueden modificar genéticamente para que den lugar a ciertos opiáceos, y en solo unos días.

A pesar de que es un método prometedor, aún no es una revolución, pues para producir una dosis de opiáceos se necesitan nada menos que 16.600 litros de levadura.

“Esto es solo el comienzo. Con la técnica hemos demostrado que los analgésicos opiáceos pueden adaptarse para producir muchos compuestos derivados de plantas para combatir el cáncer, las enfermedades infecciosas y las crónicas como la hipertensión y la artritis”, dijo la Universidad de Stanford en un comunicado enviado a los medios.

No es la primera vez que en los laboratorios se elaboran fármacos a partir de microorganismos. El ejemplo más evidente es el de los antibióticos, producidos a partir de bacterias u otros seres vivos.

La producción de artemisinina contra el paludismo a partir de levaduras genéticamente modificadas ha sido otro gran éxito de la bioingeniería, pues ayudó a fabricar un medicamento que hasta entonces solo se obtenía de la artemisa. De este modo, un tercio de la producción mundial de artemisinina se ha transformado en los últimos 10 años y proviene de la biotecnología.

Por el momento, los investigadores indicaron que seguirán trabajando para optimizar el proceso y modificar más rápidamente la levadura en opio. (I)

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