Monos, felinos, lagartos y aves de vistoso plumaje viven en los árboles y arbustos de Sucumbíos, una provincia llena de atractivos naturales.

Detrás de las fuertes y frondosas ramas y las grandes hojas verdes, se esconde una farmacia natural, que no todos conocen. Muchas de las plantas que allí crecen tienen propiedades curativas.

La provincia tiene una extensión aproximada de 18.327 km2 y su privilegiada región lacustre favorece el crecimiento de la vegetación.

Inicia en las estribaciones de la cordillera de los Andes  y recibe el agua de numerosos ríos, entre ellos el Aguarico -que recorre la provincia de oeste a este-; el San Miguel-Putumayo, en el norte; el Cuyabeno y el Jivino-Napo, al sur.
Narciso Narváez trabaja como guía turístico para el cantón La Bonita. Explica que si bien Sucumbíos es una de las provincias más jóvenes del país, su riqueza natural y herbal es milenaria.

De ahí que los primeros habitantes utilizaron sabiamente las plantas para combatir enfermedades severas. El azafrán es una de las especies que se consume frecuentemente.

Se la identifica fácilmente por sus hojas blancas, plantadas sobre unas raíces rojas. Es utilizada para limpiar los riñones y las vías urinarias.

Pero Narváez habla de otras propiedades más fuertes: “Ha sido empleada para tratar el cáncer uterino e infecciones intestinales. Mucha gente se ha curado con infusiones de esta maravilla”.

Luz Aza, productora de la Finca Ortigo, también da su testimonio sobre los ‘superpoderes’ que tienen las hierbas y las flores de la zona.

En su negocio, ubicado a 10 minutos saliendo del cantón La Bonita, distribuye valeriana y ‘malva olorosa’, plantas ideales para aliviar los nervios y eliminar el insomnio.

Para los estresados está el “Poleo”, que tiene un efecto relajante. Además se la emplea para aliviar  los  cólicos menstruales.

Si de dolores de estómago se trata, Luz también recomienda la planta llamada ‘Buscapina’, cuyas hojas son fáciles de reconocer porque tienen un dulce sabor. Se las toma hervidas, en un té.

Sucumbíos no cuenta con agua potable, por ello cuando los pobladores no hierven el líquido vital contraen parásitos, una afección común en la provincia.

Las plantas ofrecen también un remedio para esto. Utilizando las hojas y las raíces de la “uvilla”, mezcladas con   cebolla blanca y tres gotas de limón, los “bichos” desaparecen.  El agua es tan buena, asegura Luz, que los niños pueden tomarla  una vez a la semana y los adultos dos veces a la semana. “Los efectos son rápidos”, detalla.

Rosa Obando, habitante del cantón Santa Bárbara y alumna del colegio La Merced, utiliza las plantas para crear productos de uso estético.

Extrae la baba de la sábila para convertirla en shampoo. “Sus cristales son efectivos para regenerar las fibras capilares y ayudan a recuperar su brillo”, señala la joven, que incluso planea iniciar una franquicia con el producto.