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El Telégrafo
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Para cuidados paliativos faltan más especialistas

Para cuidados paliativos faltan más especialistas
06 de enero de 2013 - 00:00

En marzo de 2011, David Chiriboga -en ese entonces ministro de Salud Pública- promulgó el Acuerdo Ministerial 101, con el objetivo de implementar los servicios de cuidados paliativos integrales a nivel público y privado como una responsabilidad del Estado.

Ximena Pozo, responsable de Cuidados Paliativos de la Subsecretaría Nacional de Gobernanza del Ministerio de Salud Pública (MSP), afirmó que se está trabajando en la creación de estas áreas a nivel público para este año.

“En 2012 se solicitó a la Subsecretaría Nacional de Gobernanza que instaure los parámetros para crear estos cuidados a nivel público. En el último año se ha trabajado en la parte normativa, es decir, cómo deben ser los servicios, qué personal debe trabajar, qué capacitación debe tener y qué medicamentos se necesitan. Pero el objetivo es que en 2013 ya se empiece a dar estos servicios”.

Lucía Maldonado, directora ejecutiva de la Fundación Ecuatoriana de Cuidados Paliativos (Fecupal), explicó que el trabajo consiste en las atenciones físicas, psicológicas y económicas que se otorgan a pacientes en etapa terminal, con el fin de dar bienestar y calidad de vida en los momentos difíciles.

“Cuando los médicos dicen que ya no hay más por hacer, para nosotros hay mucho por hacer. El único requisito es que nos llame el familiar cercano del paciente y nos solicite la visita. Lo primero es ir a la casa, analizar las necesidades y cubrirlas. Es primordial el acompañamiento humano y que el médico esté pendiente ante una molestia”, expresó Maldonado.

Por su parte, Ramiro Rueda, jefe de servicio de cuidados paliativos del Hospital Militar, dijo que son una alternativa para evitar el abandono al que, en algunos casos, es sometido el paciente ante una enfermedad incurable.

“Se atiende a los pacientes aliviando los síntomas, pero no agrediendo ni intentando hacer procedimientos de orden curativo porque ya no hay posibilidad de curación. El equipo médico responde y reconoce que debe cuidar al paciente hasta el final de sus días, con una atención que se ajuste a sus necesidades”.

Añadió que se amplía el centro de atención, ya que no solo se trata del paciente, sino también de su entorno familiar. “Se acude donde el paciente en su período de agonía, durante su proceso de muerte y se ayuda a la familia en los momentos de duelo. El contacto con todos es permanente, facilitando la consulta externa a través de llamadas telefónicas con el fin de brindar asesoría ante el problema”.

Fernando Mosquera, director médico encargado del hospital Carlos Andrade Marín, manifestó que en esta instancia no existe un área específica de cuidados paliativos, pero sí de terapia del dolor y de acompañamiento a la familia, que forman parte de estos cuidados.

Según la Fecupal, en 2011 se realizó un total de 227 atenciones domiciliarias, de las cuales 90 fueron brindadas a personas de 60 a 79 años. Mientras que en 2010 se llevaron a cabo 195 visitas.

Rueda anotó que los casos más frecuentes de cuidados paliativos que se han presentado en 2012 en el Hospital Militar han sido por cáncer al tubo digestivo, al conducto biliar y cáncer gástrico.

Ese es el caso de Aquiles Tabango, quien sigue en la lucha contra su enfermedad por más de tres años, pese a que los doctores le dijeron que le quedaban tres meses de vida.

Él tenía su negocio, una panadería en la que trabajaba con su esposa Silvia Benalcázar. Una de sus funciones era cargar bloques de manteca, hasta que en una ocasión le faltaron las fuerzas y no pudo hacerlo. “No tenía ninguna enfermedad, pero poco a poco fui perdiendo fuerza. Al inicio me sentía bien de haber perdido peso porque antes era un poco gordo, pero una vez no me pude enderezar cuando quise cargar un bloque de manteca. Ahí supe que algo estaba mal”, recordó Aquiles.

Ante este decaimiento, acudió al hospital Eugenio Espejo y después de 10 días los médicos le informaron que padecía cáncer al conducto biliar. “En un principio los doctores del hospital Pablo Arturo Suárez le dijeron que era hepatitis. Después llevamos una resonancia al Eugenio Espejo donde nos dijeron que tiene cáncer terminal y que disfrutemos con la familia porque le quedaban tres meses de vida”, dijo Silvia.

Aquiles padecía comezón en la piel, dolor de huesos y escalofríos. Por esta razón buscaron apoyo en centros médicos, donde les dijeron que no hay medicinas para tratar su enfermedad. Silvia, convencida de que debía existir alguna solución, buscó en Internet fundaciones que ayuden a tratar el padecimiento de su esposo.

“Un martes llamé a la Fecupal y me dijeron que me acerque para dar cierta información y el jueves vinieron. Ya tenemos tres años con ellos”.

Por su parte, Rueda acotó que los cuidados paliativos están en una situación incipiente en el país, pero que, a raíz de la firma de este acuerdo, fue posible crear las guías de estas atenciones:

“Un logro es que se está elaborando la política nacional de cuidados paliativos, en la cual están participando varios actores de la salud. Cabe recalcar que hay un trabajo adelantado de las instituciones al respecto en coordinación con el MSP”.

Pozo reiteró que esta implementación a nivel público es un proyecto a largo plazo. “Actualmente no hay suficientes profesionales para abrir los espacios necesarios. Entonces hay que capacitar, empezando con los hospitales que disponen del área de oncología. En Quito sería el Eugenio Espejo y Baca Ortiz; en Guayaquil, el Abel Gilbert y Francisco de Ycaza Bustamante; y en Cuenca, el Vicente Corral Moscoso”.

 

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