Según datos aportados por el Informe de la Unicef, El Estado Mundial de la Infancia 2012 ‘Niñas y niños en un mundo urbano’; para el año 2050, el 70% de los seres humanos habitará en zonas urbanas. Las ciudades pueden, en más de una ocasión, ocultar la pobreza de determinados sectores tradicionalmente excluidos, como son las niñas, los niños y los adolescentes.  

En Ecuador, según las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 37% de la población es menor de 18 años. Además un 63%, según la misma fuente, vive en la zona urbana.

Pese a que muchos niños, niñas y adolescentes pueden disfrutar de las ventajas de vivir en grandes y pequeñas ciudades; algunos todavía sobreviven en condiciones precarias de hacinamiento, carentes de agua potable y luz y con alto índice de marginalidad.

Todo apunta a que cada vez sean más los niños y niñas que se desarrollen en un mundo urbano, y en muchas ocasiones la riqueza que generan las grandes urbes puede disimular la otra realidad. El progreso de urbanización ha sido y es un proceso desigual a nivel global, y para la niñez esto continúa implicando una vulneración de sus derechos.

En la nueva Constitución del Ecuador son sujetos de derechos y de atención prioritaria las niñas, niños y adolescentes.

Debido a esto en el artículo 35 de la Carta Magna se establece que las personas y grupos de atención prioritaria “recibirán atención especializada y prioritaria en los ámbitos público y privado”.

A pesar de los notables avances que ha tenido Ecuador en los últimos años, con respecto a la reivindicación de los derechos de la niñez, aún quedan brechas y retos sobre los que se debe profundizar.

En lo que respecta a la erradicación del trabajo infantil en las calles ecuatorianas, este ha disminuido considerablemente.  

Sin duda, uno de los grandes logros ha sido terminar con el trabajo infantil en basurales, pero aún queda pendiente erradicar otras  formas peligrosas de trabajo infantil.

El proceso de urbanización ha sido desigual y vulnera los derechos de los menores de edad.Algunas de estas formas de trabajo infantil, por ejemplo, son el trabajo doméstico o en la industria minera, entre otros.

La pobreza es un hecho que pone de manifiesto la total vulneración de derechos de la población infantil que trabaja en las calles de Ecuador, Latinoamérica y el mundo.

Basado en datos publicados por el informe ‘Niñas y niños en un mundo urbano” de la Unicef, en 2012, podemos concluir que 215 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años trabajaban en el mundo.  

Aún más preocupantes que unos 115 millones de estos niños y niñas lo hacían en condiciones de peligro.

La Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) el 20 de noviembre de 1989, y ratificada por Ecuador el 21 de marzo de 1990, reconoce a los más jóvenes como aliados y protagonistas en la construcción de un mundo donde la dignidad de cada persona sea reconocida y sus derechos humanos cumplidos.

Hoy, en el año en el que se celebra el 25 aniversario de la aprobación de este documento, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) asienta su trabajo para asegurar que los derechos de los menores y adolescentes se conviertan en principios éticos perdurables y en normas internacionales de conducta.

Es por esto, y con base en este instrumento internacional (Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU), que se indica en la misma que “el niño por su falta de madurez física y mental necesita de protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal antes y después de su nacimiento”.

Así, el tema de la protección hacia los niños, niñas y adolescentes se estudiará como un aspecto integral y universal, no como algo sectorial y específico.

UNICEF recomienda que se debe trabajar junto al Estado y la sociedad para crear ciudades más justas y equitativas que rompan con las desigualdades económicas y sociales vigentes.