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El Telégrafo
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Las ‘Penélopes’, los rostros de la migración

Las ‘Penélopes’, los rostros de la migración
10 de marzo de 2013 - 00:00

México DF, México.- Son mujeres que se quedaron solas en un limbo y a la espera porque sus maridos emigraron a Estados Unidos y hoy son parte de una exposición titulada "Penélopes" en la que el fotógrafo Héctor Mediavilla cuenta sus complicadas historias.

Mujeres luchadoras como Lidia Gutiérrez, de 58 años, cuyo marido se fue hace dos décadas a Estados Unidos, dejándola con cinco hijos, pese a sus súplicas para que no partiera.  

"Ya no tenía palabras ni argumentos para decirle que no se fuera porque no era la primera vez, pero yo presentía que ésta  iba a ser por largo tiempo", contó esta mujer que estuvo a punto de ser internada en un hospital psiquiátrico por la tensión que le causó la partida.

Según cifras oficiales de México, un promedio de 390.000 mexicanos emigran anualmente a Estados Unidos, tres cuartas partes de ellos hombres que suelen quedarse en ese país dejando atrás a sus familias a quienes les pasan una pensión, o no.

El marido de Lidia, que nunca vino de visita porque era indocumentado, le enviaba 4.000 pesos al mes (unos 317 dólares) y algo más cuando ahorraba, dinero que ella usaba en las emergencias. Así durante 19 años, hasta que él regresó.

"Él se fue a Estados Unidos supuestamente para comprarme mi casa, pero el año pasado regresó y no hubo casa y no hubo nada, y todo terminó en divorcio", dijo Lidia. Ya era demasiado tarde y aquel hombre "era un desconocido".

Proveniente de una familia de 12 hermanos, esta mujer asegura que su padre nunca necesitó emigrar y nunca se quedaron sin comer. "Mi madre luchona, mi padre luchón. Eso es lo que cuenta, la familia", aseveró.

"En muchos casos ellas dicen: prefiero que estemos aquí comiendo frijoles, pero otras veces ellos piensan que allí van a conseguir algo que aquí no pueden", dijo el fotógrafo Mediavilla sobre las protagonistas de su obra.

A través de vídeos y fotografías, el artista habla sobre la fragmentación familiar, de las mujeres que esperan a sus hombres que se han ido, en teoría, para buscar un mejor futuro para la familia.

Mediavilla comenzó a acercarse a las "Penélopes" en 2009, cuando conoció a dos chicas que habían sufrido el impacto migratorio: Beatriz Sánchez, quien con tres meses de embarazo perdió a su compañero que murió cruzando el Río Bravo, y su hermana Claudia, cuyo marido se fue a trabajar y al año y medio le dijo que no regresaría.

"Me llamó mucho la atención, pregunté y me di cuenta de que era una situación muy normal, demasiado normal", apuntó el fotógrafo. Pese a lo común, no hay datos oficiales de mujeres abandonadas, que muchas veces son invisibles y no reciben ningún apoyo institucional.

Durante cerca de dos años, Mediavilla recorrió varios estados del centro del país escuchando las historias de estas mujeres, volcándolas en un blog y ahora en la exposición que puede verse en el Centro Cultural de España de la capital mexicana.

De su experiencia, el fotógrafo ha podido comprobar que aunque cada una tenga su historia particular, todas tienen algo en común: la "capacidad de lucha", la "esperanza dentro de la desesperanza". Comparten estos rasgos, dijo, "sobre todo porque la mayoría son madres, por las ganas y la fuerza y la ilusión de sacar a sus hijos adelante", así como por "el orgullo para decir vamos a seguir luchando...”.

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