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El Telégrafo
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Fundación busca financiamiento para desarrollar un dispositivo acústico que alerte a los cetáceos

Las ballenas jorobadas son las más proclives al varamiento

Hace dos días se registró el último caso de un cetáceo atascado en la orilla de la playa que no logró sobrevivir.
Hace dos días se registró el último caso de un cetáceo atascado en la orilla de la playa que no logró sobrevivir.
Foto: Cortesía Ministerio del Ambiente
07 de agosto de 2017 - 00:00 - Redacción Sociedad

El varamiento de 43 cetáceos en las costas ecuatorianas fue reportado entre septiembre y diciembre de 2016. En las playas de Manabí y Santa Elena ocurrieron, mayoritariamente, estos eventos. La ballena jorobada fue la que en mayor número experimentó este inconveniente: 14 casos.

El Ministerio del Ambiente (MAE) reconoce que es difícil precisar las causas para este problema, pero considera que puede darse por ingesta de cuerpos extraños: fundas plásticas, por su semejanza con la presa, la colisión con embarcaciones y contaminación acústica.

“También se da por agresiones directas y eventos climáticos mundiales: anomalías de El Niño, La Niña o el debilitamiento de la capa de ozono”, respondió la cartera de Estado, a través de correo electrónico, a un cuestionario enviado por este Diario.

El problema

Para Pedro Jiménez, biólogo y presidente de la Fundación Ecuatoriana para el Estudio de Mamíferos Marinos (FEMM), el varamiento de los cetáceos a veces está relacionado a interacciones pesqueras, ya que pueden quedarse en redes artesanales que involuntariamente atrapan a la especie.

“Al luchar para soltarse se cansan, pueden desorientarse y esto las conduce a quedar varadas en la playa donde se las encuentra con restos de mallas o laceraciones, indicios que nos permiten saber qué ocurrió”.

El MAE recalcó que el área marina ecuatoriana es parte de las rutas migratorias de mamíferos y otras especies y que el encallamiento de cetáceos es frecuente y sucede en todo el mundo.

Para Jiménez, no se puede adelantar la sobrevivencia de los animales atrapados, ya requieren del agua para regular su temperatura y, por lo tanto, pueden sufrir una descomposición  y paro cardiorrespiratorio.

“Mientras más rápido pueda devolverse al hábitat será menos traumático para el espécimen, aunque las probabilidades de sobrevivencia varían de acuerdo al estado de salud del animal y su resistencia”.

Los guardaparques del MAE observan el estado de las ballenas -que llegan vivas a las playas y son liberadas al océano-, y vigilan el comportamiento tras la reinserción.

Pero cuando los cetáceos no logran sobrevivir se coordina la disposición final de los restos, con el Municipio y el Ministerio de Salud, para evitar la emanación de los malos olores y la contaminación de la playa, sobre todo si es turística.

La Subsecretaría de Gestión Marina y Costera, para mejorar el manejo de estas situaciones, elabora los protocolos de varamiento de especies marinas, enfocados a cetáceos, pinnípedos (focas) y tortugas marinas. Esto servirá para homogeneizar y establecer criterios técnicos de actuación frente a eventos de esta naturaleza.

La FEMM desarrollará un dispositivo acústico que alertará a las ballenas de no acercarse a las redes, pero para ello busca financiamiento.

En el mundo no se conoce la tasa de mortalidad natural de las ballenas, por la imposibilidad de cuantificar la extensa área en la que estos episodios pueden ocurrir.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esta especie ha cambiado su estado de vulnerable a preocupación menor, “lo que es un indicador de las acciones sobre este recurso”.

Pero en el Ecuador está categorizada como vulnerable, sobre todo por las artes de pesca (trasmallo de superficie y de fondo).

“Perder una ballena u otro animal marino, por pesquerías, incrementa las afectaciones en la cadena trófica, daña los ecosistemas marinos y altera la interacción natural”.

Las ballenas no son agresivas

La FEMM aclaró que los cetáceos no son agresivos con los humanos, pero advirtió que por el nivel de estrés en el que se encuentran, cuando se enredan, pueden virar la embarcación con las aletas o la cola.

Por ello, el MAE recomienda no manipular la cabeza o la cola y establecer un cerco sanitario para humedecer al animal con baldes de agua y evitar la deshidratación. También se debe cavar espacios -alrededor de la especie- para que ingrese el agua. (I).

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