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El Telégrafo
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La fe motiva a los fieles en la vigilia en El Quinche

Foto: Fernando Sandoval/ EL TELÉGRAFO
Foto: Fernando Sandoval/ EL TELÉGRAFO
08 de julio de 2015 - 06:33

El Quinche se contagió de la bipolaridad del clima de Quito. Un sol agradable de verano cambió drásticamente a un viento helado y una llovizna momentánea, pero los fieles no se apartaron del Campo Mariano para la vigilia, ubicado en el centro de la ciudad, previo a la vista del papa Francisco.

Los peregrinos llegaron de varias localidades cercanas al Santuario de El Quinche y desde muy temprano se acumularon en las cercanías. Juan Potosí llegó desde Atuntaqui a las 13:00 del martes junto a su madre María Elena Flores y se ubicaron en una vereda cubierta por un balcón de una casa. Unos cartones sirvieron de colchón y un plástico de cobija; cualquier sacrificio era válido para poder ver de cerca al papa.

“Estar cerca de él es lo que más anhelamos. Apenas salga el sol vamos a acercarnos al lugar por donde pasará el papamóvil”, dijo Juan, de 21 años. Unas vallas con el logotipo del Ministerio del Interior custodian el trayecto por donde el papa pasará, antes de entrar al Santuario de El Quinche.

El lugar está lleno de gente que camina por las calles, que son por ahora solo peatonales. Los negocios tienen una ubicación privilegiada, pues la gran cantidad de personas aprovecha para comprar cualquier novedad. Desde una gigantografía del Papa, con la que tomarse una foto costaba $2 e impresa al instante, hasta camisetas con el rostro del pontífice a $5.

La iglesia lucía su mejor imagen y se afinaban los últimos detalles para recibir al papa. El audio, las pantallas gigantes y los arreglos florales eran las prioridades de los colaboradores. Dentro de la misma, el piso de madera brillaba y se percibía el olor a cera en el ambiente. Los voluntarios acomodaban las bancas a los costados del pasillo central, por donde Francisco caminará y se dirigirá a los pocos asistentes dentro del lugar.

Mientras que lo que sucedía en el Campo Mariano era incierto para los peregrinos, pues las puertas permanecían cerradas y solo a través de las rejas podían ver algo del lugar. A la distancia se podían apreciar los grandes arreglos florales, elaborados por Gabriel Núñez y su equipo. El diseño mide 30x4 metros y lo que más le satisface es la expresión de la gente al ver su creación. A las 07:00 empezaron con el montaje y pasadas las 19:00 terminaron con los detalles finales.

Lo primero que se aprecia al entrar al campo es los grandes arreglos florales y una gigantografía del papa. Recién a las 20:00 los peregrinos pudieron ingresar para la vigilia; muchos de ellos lo hicieron con cobijas o sleepings, pero había la disposición de que ninguna persona podría dormir ahí. La preocupación se apoderó de quienes venían de afuera, pues con esa novedad no tendrían un lugar donde pasar la noche.

Pero mientras planificaban qué hacer, en el lugar se dispusieron sillas blancas en las que los asistentes podrían confesarse con los padres. La vigilia duraría hasta la medianoche, por lo que había tiempo suficiente para hacerlo o también calentarse cantando las canciones que un grupo interpretaba.

En las puertas de entrada se podía leer un letrero electrónico que decía: “Gracias papa Francisco por su visita. El Quinche es su casa”. La espera sería larga, hasta los primeros rayos de luz y cuando las sirenas policiales anuncien la llegada de Francisco, para su último acto en Ecuador. (I)

 

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