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Sororidad

¿Dónde están las feministas?

Las nuevas generaciones de mujeres hacen visibles sus demandas y exigencias tanto en marchas en las calles como en su vida cotidiana, reclamando igualdad de derechos y respeto en su vida.
Las nuevas generaciones de mujeres hacen visibles sus demandas y exigencias tanto en marchas en las calles como en su vida cotidiana, reclamando igualdad de derechos y respeto en su vida.
Foto: Archivo / El Telégrafo
09 de febrero de 2020 - 00:00 - Justin Pincay Pazmiño

Semanas atrás aparecieron denuncias vía Twitter contra un fotógrafo guayaquileño que había subido las fotos de algunas mujeres a una plataforma digital sin su consentimiento.

Al mismo tiempo y también por Twitter desde Quito una chica denunció que su universidad nunca tomó acción cuando reportó que su expareja, alumno de esa institución, la golpeó en repetidas ocasiones. Esa denuncia suya sirvió para que mujeres y hombres comenten sobre el acoso sexual que viven al interior de la academia.

Mientras todo esto sucedía, las réplicas y comentarios frecuentes se resumían a cuestionamientos hacia las víctimas y al colectivo feminista: ¿por qué se dejaron tomar fotos así? ¿Por qué confiaron? ¿Por qué no se cambió de universidad? ¿Por qué no denunciaron? y la favorita de todos: ¿Dónde están las feministas?

Bueno, aquí estamos las feministas y somos un montón, cada día más. Del movimiento han nacido asociaciones con diferentes enfoques de ayuda y de reparación, muchas (por no decir todas) sin el apoyo del Estado. Es importante recordar que el feminismo no tiene una lideresa que determine la acción y el pensamiento del resto de nosotras, porque, insisto, el feminismo es diverso como diversas somos las mujeres y las experiencias que nos atraviesan. No hay manual aquí. No todas vamos a repetir lo mismo, no todas vamos a pensar igual, porque somos mujeres libres –en esa estamos– y nuestro pensamiento también lo es. Lo que nos une a las feministas es nuestro deseo de libertad y el condenar las acciones que nos continúan relegando a ser ciudadanas de segunda categoría.

Aquí estamos las feministas, marchando, acompañándonos entre nosotras y denunciando juntas. Nosotras también podríamos hacernos preguntas, como ¿dónde está el resto? ¿Dónde está el Estado? ¿Dónde están las autoridades? ¿Dónde están los que hacen las leyes? ¿Dónde?, pero todo esto lo venimos preguntando ya hace mucho y no obtuvimos respuesta y si empezamos a tirarnos la pelotita, aquí no se salva a nadie. Así que sí, aquí estamos las feministas construyendo una red de apoyo para las mujeres que lo necesiten.

Mi deseo es que ojalá quienes cuestionan a los colectivos feministas, se tomen dos minutos para preguntarse dónde y qué están haciendo por combatir la imparable violencia de género que nos vulnera a la sociedad entera. Un hombre en Guayaquil secuestró, torturó y violó a su exnovia. A otra mujer en Santa Elena, la drogaron y violaron en grupo. Las feministas exigimos de todas las formas posibles que no se recorte el presupuesto para la prevención de violencia de género.

¿Y ustedes? ¿Qué hicieron ustedes en estos casos, además de indignarse en un tuit y ya? ¿Dónde estaban cuando se redujo este rubro importante para todas y todos? Yo respondo esto: estaban detrás de la computadora, burlándose del movimiento feminista.
La exigencia de pronunciamiento a las vocerías feministas es tan cínica e hipócrita, pues la solicitan los mismos que nos quieren calladitas en aspectos que les afecta directamente a ellos.

“Tanto alboroto porque un policía le dijo un piropo en la calle” escribían un mes atrás sobre el caso de acoso callejero a Catherine Torres; ahí no se preguntaron dónde estábamos las feministas, ahí claramente minimizaron esta falta grave por parte de un miembro de la fuerza pública. No querían escucharnos.

Y para los que continúan preguntándose ¿dónde están las feministas? Hoy les recuerdo que las feministas estamos aquí, leyendo esa pregunta que claramente busca desprestigiar al movimiento. Aquí, hartas pero nunca más calladas. Aquí, reclamando al Estado que nos regrese a ver. Pidiéndole al Presidente que no banalice la violencia de género y el acoso que sufrimos las mujeres a diario. Aquí, despreciando a esos machos patanes que nos cosifican groseramente como si fuéramos mercancía y que encima nos agreden cuando se los hacemos ver. Aquí, cuestionando cada proyecto de ley que nos anula. Aquí, con doña Petita Albarracín exigiendo justicia y reparación en el doloroso caso de su hija Paola Guzmán Albarracín.

Aquí estamos las feministas, consiguiendo reformar el Código de la Democracia para que la paridad de género no sea burlada por los movimientos políticos, casi todos patriarcales y machistas. Aquí estamos las feministas, creando más espacios seguros para que nosotras podamos circular, trabajar o disfrutar de la vida sin miedo. Aquí, moviéndonos incansablemente para ayudarnos entre todas. Aquí, disfrutando que el patriarcado ahora nos tenga miedo. Aquí, a punto de hacerlo caer. Aquí estamos las feministas. (O)

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