Cuando su madre decidió mudarse a Machala, junto con su pareja, la soledad y la depresión invadieron a ‘Daniel’. Vivir con sus abuelos y hermano menor parecía no abastecer el cariño y la atención que necesitaba, por lo que empezó a consumir drogas desde enero de este año.

‘Daniel’, llamado así para proteger su identidad, forma parte del 0,55% de adolescentes en Ecuador que usa inhalantes frecuentemente, según los resultados de la cuarta Encuesta de Consumo elaborada por el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep).

El menor, de 16 años, recordó que un vecino le indicó en dónde podía conseguir ‘un nuevo tipo de droga’, que en las primeras semanas la obtenía de forma gratuita. El consumo continuó hasta agosto cuando lo expulsaron del colegio. “Me habían advertido que deje de consumir pero yo no le daba importancia porque quería seguir”, confesó ‘Daniel’.

La inhalación de esta sustancia ‘nueva’ es reconocida entre algunos adolescentes de colegio, y según el joven hacía que la depresión se convirtiera en hiperactividad.

La psicóloga María Fernanda Torres expresó que la curiosidad, la presión del grupo social y adquirir fácilmente varias drogas son las principales causas del consumo en adolescentes.

De acuerdo a los resultados del estudio del Consep, un 59% de los jóvenes del Parque Itchimbía, de Quito, compra alcohol en cualquier tienda.

Torres señaló que el tabaco y el alcohol son drogas socialmente aceptadas, pero causan tanto daño como las drogas psicoactivas. “El uso recreacional de las sustancias va a depender de la sensibilidad que tenga el organismo de la persona consumidora y de los conflictos familiares”, agregó.

Los estupefacientes se obtienen por lo general de un proveedor. Un 23% de los adolescentes adquiere las drogas por un amigo o conocido, según el estudio. Esta última forma es como ‘Joaquín’, de 16 años, comenzó en el consumo sin que su familia se enterara durante un año.

Su madre comentó que la noticia la recibió en el colegio, luego de una conversación con la orientadora. “Mi hijo sentía que me había defraudado y mi reacción no fue agresiva. Le dije tú has fallado, pero no estás solo porque me tienes a mí”, expresó la madre de Joaquín.

La mujer considera que el problema surgió por la influencia de compañeros consumidores en el colegio y entendió que la rebeldía, la agresividad y el aislamiento del joven eran producto del consumo.

REACCIONES EN EL ORGANISMO
Ricardo Carcelén, psicólogo clínico de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del Instituto de Neurociencias, expresó que la escala de consumo de sustancias ha determinado que en la mayoría de los usuarios el consumo ocasional ocurre en la adolescencia.

Esta escala detecta el inicio del uso de estupefacientes legales (como el tabaco) e ilegales (marihuana).

Los resultados de la última encuesta del Consep coincidió en que los menores entre 12 y 17 años prefieren el alcohol, cigarrillo y cannabis (marihuana) como una práctica experimental y ocasional.

Carcelén sostuvo que el consumo a temprana a edad deriva en un desbalance emocional y sicológico que crea trastornos en la persona.

La neumóloga Olga Velasco indicó que el uso de tabaco o drogas en los jóvenes impide que desarrollen sus actividades normales porque sus pulmones no funcionan 100% de su capacidad.

“El joven ya comienza a tener síntomas respiratorios, períodos de tos, flema diaria, una pequeña limitación en el colegio porque no puede realizar actividades”, dijo.

La especialista del Hospital Neumológico Alfredo J. Valenzuela señaló que a corto plazo el individuo puede sufrir de bronquitis crónica, procesos de tipos alérgicos o repercutir en el cuadro asmático. Pero a la edad adulta, de 40 años en adelante, los síntomas pueden ser parte de enfermedades cardiovasculares, como infarto, angina de pecho o enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (Epoc).

RECUPERACIÓN SATISFACTORIA
Tanto ‘Daniel’ como ‘Joaquín’, actualmente, forman parte de un proceso de recuperación en el Centro de Docencia e Investigación para el Desarrollo Humano y el Buen Vivir (CDID) en Guayaquil, donde realizan actividades con los psicólogos, que van desde reuniones terapéuticas hasta desarrollar deportes.

La subdirectora del CDID, María Quinde Reyes, manifestó que el estudio de la población que consume sustancias ilegales y legales advierte de los problemas que tendrían los adolescentes.

Los padres o representantes también tienen un papel fundamental en la recuperación, pues asisten a las charlas semanales para mejorar el trato a sus hijos y participar de terapias.

“Los adolescentes tienen que reunirse, ser gestores no solo de los que consumen sino también de aquellos que no lo hacen, para que puedan encontrar las estrategias de evitar esta situación junto con las familias y profesores”, aseveró Reyes.

DATOS

De acuerdo a la cuarta encuesta de Consumo del Consep, los adolescentes entre 12 a 17 años prefieren el tabaco, alcohol y la marihuana.

En el procesoparticiparon 32.100 estudiantes que representan al 50% de la enseñanza media en el ámbito nacional.

El uso de cigarrillosfrecuentemente equivale a 3,11% y ocasional un 5,49%.

La marihuanase consume un 2,30% con frecuencia y 3,25% ocasional.

Los inhalantes son usados habitualmente por el 0,55% de adolescentes.