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Desnudos ¿Exhibicionismo o reclamo social?

Desnudos ¿Exhibicionismo o reclamo social?
Foto: William Orellana / El Telégrafo
12 de noviembre de 2017 - 00:00 - Redacción Sociedad

Palabras como inmorales, indecentes, depravados, violadores, anormales, enfermos, basuras... se convirtieron en “sinónimos” en varios comentarios, a través de redes sociales como Facebook, al referirse a las personas del colectivo GLBTI en Ecuador.

Ocurrió el pasado 14 de octubre cuando en diferentes ciudades del país, especialmente en Guayaquil y Quito, se celebró la llamada Marcha por la Familia, en la que intervinieron varios grupos sociales y miembros religiosos (católicos y cristianos evangélicos), quienes desfilaron vestidos de blanco bajo el lema ‘Con mis hijos no te metas’.

Aquello fue en contra de un artículo del proyecto de ley de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres que incluiría una educación con enfoque de género que daría paso a una ‘ideología de género’, que supuestamente el colectivo GLBTI quiere imponer en las escuelas.

La manifestación en las calles fue pacífica, no así en las redes sociales, donde las agresiones verbales subieron de tono con el paso de las horas. Los ataques no solo se dieron de heterosexuales contra miembros de la comunidad GLBTI, sino entre quienes defienden la diversidad de género.

“Quieren imponer a nuestros hijos su anormalidad y pretenden criarlos como nosotros, una familia derecha, cuando ellos son unos depravados que salen a las calles a desfilar completamente desnudos, enseñando todo, a vista y paciencia de los niños”, fue uno de los comentarios que más de 35  likes tuvo en la contienda en línea. A estas palabras se sumaron 102 mensajes más con el mismo sentimiento. De este tipo de expresión se hizo más de un meme que fue replicado por un líder religioso en su cuenta de Twitter.

La usuaria se refería a la marcha que se realiza en junio como parte del Día Internacional del Orgullo LGBT (Pride Parades que se celebra en varios países desde 1969) y que en Ecuador se realiza hace 17 años.

La activista Diane Rodríguez, del colectivo Silueta X, asegura que desde las bases de esa agrupación se promueve el respeto entre miembros de la comunidad y con el resto de actores de la sociedad, especialmente con los menores de edad.

Señala que en los últimos años, antes del desfile, se hace hincapié a los marchantes para que no salgan desnudos o semidesnudos durante la manifestación. “Lamentablemente, en la marcha llegan compañeras trans (transexuales) que vienen de Europa y se meten en el desfile; pero desde nuestra base pedimos que no vayan vestidos así”, explica la también asambleísta.

Expresa que el comportamiento de estos miembros de la comunidad se da porque en algunos países europeos (donde se marcha desnudo o semidesnudo), “pasarían desapercibidos”, pero al venir a Ecuador, obviamente van a llamar la atención. “La prensa retrata estos casos, y es ahí cuando el resto de las personas, al ver el periódico o las imágenes, generalizan el comportamiento de los GLBTI”.

‘No a los desnudos en el orgullo. Si para ti esto es libertad de expresión y orgullo LGTBI, entonces tú no estás orgulloso. Tú estás ridiculizando a tu comunidad’, fue la frase que encabezó el afiche que las diferentes organizaciones de la comunidad distribuyó a todos sus integrantes, a través de redes sociales, frase que vino acompañada de imágenes de desnudos en marchas que se realizan en otros países. “Somos lo que expresamos, tú decides”, concluye el mensaje que, a decir de Rodríguez, no todos los integrantes de la comunidad obedecieron.

Sin embargo, agrega que nunca se han dado desnudos completos en las paradas, sino parciales. “La ley es muy clara. Si la Policía ve a una persona desnuda, es su obligación aprehenderla. No hay discusión al respecto”.

Asegura que desde 2014 los organizadores de la marcha cambiaron su concepto e impulsan una manifestación de paz y el respeto a los derechos humanos de todas las personas.

“Nosotros promovemos un orgullo que no tiene que confundirse libertad sexual con libertad de derechos humanos. Lamentablemente  existe confusión en algunos miembros de la comunidad con la contextualización universal de la marcha y confunden el derecho humano de una persona GLBTI de sentirse orgullosa de serlo, y el derecho a la libertad y exposición sexual, que es otra cosa. Los que no son activistas confunden ese momento y actúan y piensan de manera coloquial. No estoy en contra del desnudo, pero sí del exhibicionismo y libertinaje sin sentido. En la Marcha de las Putas en Quito también hay desnudos y exposición sexual, pero una cosa es que tú, a través de tu cuerpo, tengas un concepto de apropiación en relación a eso y te posiciones políticamente. Una persona desnuda en esa marcha quiere decir que esa persona es dueña de su cuerpo y que nadie puede invadirlo, y ella toma decisión en relación al mismo, es decir, posicionamiento político a la soberanía de su cuerpo. No aplaudiré nunca un desnudo que promueve el libertinaje y la exposición sexual sin ningún motivo”. 

El sociólogo Vladimir Sierra, docente de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE), explica que los colectivos GLBTI, al igual que otra agrupación, son movimientos de voces sociales y políticos que deben estar acordes a las normas generales establecidas en la sociedad. “Los desnudos públicos, por ejemplo, están prácticamente prohibidos en todas las sociedades”.

Sin embargo, agrega que, como en toda agrupación, sin importar su naturaleza, suelen surgir facciones y estas manifiestan su inconformidad de forma más radical.

“Muchas veces los desnudos son una manera de expresar su rechazo basado en la experiencia individual de cada sujeto; eso tiene que ver con la intensidad de la agresión recibida. En este caso, a mayor discriminación, la protesta será más exacerbada, es decir, frente a una censura fuerte, hay un modo de protesta fuerte”.

Precisa que las personas deben comprender que los desnudos públicos no son una manifestación patrimonial de los colectivos de diversidad sexual, ya que este tipo de expresiones también ha estado en otros sectores. Por ejemplo, en mayo pasado, en Venezuela, varias mujeres se desnudaron como muestra de rechazo al gobierno de Nicolás Maduro, por la falta de insumos médicos y carencia de alimentos.

Isaías Álvarez Pacheco, vicepresidente del Observatorio Ciudadano GLBTI de Ecuador, detalla que los comportamientos sociales, cuando son sesgados y buscan señalar y estigmatizar a un grupo, son comportamientos que no guardan una lógica ante el derecho humano de una persona en función de sus libertades.

“La gente cuestiona a los miembros de la comunidad GLBTI por salir con trajes alegóricos o con el pecho descubierto, entonces también cuestionen cuando en Halloween salen las personas disfrazadas; muchas veces, también están semidesnudas, como ocurre los 31 de diciembre con las llamadas viudas, cuando hombres se disfrazan de mujeres, denigrándolas con ciertos comportamientos. ¿Por qué ahí no se los cuestiona? Porque son comportamientos socialmente aceptados. Si hablamos de desnudos, entonces también cuestionemos a las personas que van a la playa y usan trajes de baño muy diminutos en donde casi se le ven sus partes íntimas. También cuestionemos eso. No caigamos en estigmatizar a ciertos grupos sociales por no compartir ciertas formas de vida diferentes a las socialmente aceptadas. Todos tenemos claro que una persona totalmente desnuda simplemente es detenida por las autoridades. Pero a los GLBTI se los cuestiona por salir en trajes de fantasía”.

El psicólogo Juan Carlos Gutiérrez dice que la conducta del desnudo público, si bien es cierto es tabú en casi todas las sociedades, el ser humano actúa por conveniencia y se mueve según sus intereses, dogmas y creencias. “Socialmente están mal los desnudos públicos y cuando estos colectivos desfilan casi desnudos o sin nada encima (ropa), el resto de la sociedad se escandaliza. Los padres creen que sus hijos no tienen por qué ver este tipo de conductas, y mucho menos las partes nobles de estas personas. Es correcto, ¿pero qué pasa puertas adentro? Hay padres que llegan a la casa y se quitan la camisa o incluso se quedan en bóxer en la casa frente a sus hijos. Hay mujeres que están en la casa solo con brasier y con sus hijos ahí presentes. No siempre hay un diálogo con ellos sobre el cuerpo humano o sexualidad. Lo mismo ocurre cuando los chicos ven desnudos en la televisión o internet”.

Álvarez agrega que los comportamientos sociales son adaptables con el tiempo. “Hace 40 años era anormal que una mujer utilizara pantalón o era inconcebible que una mujer llegue a ser vicepresidenta de la república (...), los comportamientos sociales son formas de connivencias que responden al tiempo. Isabel Robalino acaba de cumplir 100 años de vida y se le hizo un homenaje por su labor sindicalista, pero en los años 60 su conducta era considerada anormal y fue catalogada incluso de ser anarquista, lesbiana y de ser contraria a los preceptos de la Iglesia, pero ahora ella vive en un convento. Por eso creo que hay comportamientos sociales que, más allá de ser segregados o estigmatizados, deben ser entendidos desde una visión adecuada y una lógica perceptiva que entienda, y no que discrimine. Que sean entendibles desde la antropología social, desde la psicología; desde eso debe marchar la lógica de la aceptabilidad ciudadana”.

Conducta heteronormada

Vladimir Sierra explica que este tipo de manifestaciones llegó al país como un símil de sociedades como la europea que ya pasaron por un proceso de transformación social y cultural. “Las culturas europeas tienen un proceso de secularización de la vida o pérdida de religiosidad mucho más acentuado en sociedades como las nuestras que son sumamente católicas. La extrema secularización de la vida europea hizo posible que poco a poco las diversidades sexogenéricas hayan sido incluidas en debate público antes de su aceptación. Entonces, las personas heteronormadas logran construir una conciencia que les permite ir aceptando poco a poco la existencia de estas diversidades”.

Esta situación dista de las culturas latinoamericanas en donde no ha existido un proceso se secularización fuerte y que se mantienen estructuradas sobre discursos religiosos y prácticas heteronormativas que están “legitimadas en la reproducción de la vida familiar”.

“La secularización fuerte y el proceso de individualización en la sociedad norteamericana y europea permitieron que la noción clásica de familia vaya perdiendo fuerza en los imaginarios sociales, eso permitió la aceptación de aquello que no cumple con la norma heterosexual. En Ecuador es muy difícil aceptar una estructura de familia diferente porque la sociedad está  pegada a la religiosidad”.

La marginación social limita desarrollo personal y profesional de transexuales

Andrea Tamara, un transexual femenino, quien ha participado de varias manifestaciones del Orgullo Gay, asegura que, a pesar de los avances sociales y legales, la comunidad a la que pertenece sigue siendo marginada. Comenta que son víctimas de bullying y agresiones físicas y verbales. Señala que la estigmatización de la sociedad hacia su grupo es tan fuerte que los definen como malas personas y limitados para ciertas actividades. “No tenemos profesión porque se nos niegan espacios en centros educativos; y esto nos limita el desarrollo cultural y socioeconómico. En algunos hospitales nos llaman por el nombre de pila y no por nuestro nuevo nombre”. Por eso cree que las manifestaciones de la parada gay en el mundo son una vitrina de reclamo ante la discriminación de la que son víctimas. (I)

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