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El fallo solo se aplica si uno de los padres es biológico

Colombia da luz verde a la adopción homoparental

Ana y Verónica se unieron en 2005 y en 2008 decidieron procrear por inseminación artificial. Foto: Tomada de internet
Ana y Verónica se unieron en 2005 y en 2008 decidieron procrear por inseminación artificial. Foto: Tomada de internet
04 de septiembre de 2014 - 00:00

El fallo histórico de la sala plena de la Corte Constitucional colombiana, de aprobar la adopción de una menor por parte de una pareja homosexual, abrió el camino en el país para que haya una avalancha de solicitudes en este sentido.

Al mismo tiempo, los sectores más conservadores y cercanos a la iglesia reaccionaron en contra de esta determinación, aduciendo que significa un paso adelante para la desprotección de los niños y el desajuste del concepto de familia.

La semana pasada, el alto tribunal tuteló a favor de Ana Leiderman y Verónica Botero, considerando que una de ellas es la madre biológica de la niña. Este aval solo servirá en los casos que uno de los demandantes sea la madre o el padre biológico del menor, y en caso de que haya otro progenitor, él o ella esté de acuerdo.  
Aunque este fallo no cobija a toda la población LGBTI sí servirá de precedente en casos venideros.

La Corte, por 6 votos a favor y 3 en contra, defendió el derecho de los infantes a crecer en un núcleo familiar. La ponencia giraba en torno a la titánica lucha de Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero, quienes ante la imposibilidad de formalizar su matrimonio en Colombia, en noviembre de 2005 firmaron su unión civil en Núremberg, Alemania. Dos años después la pareja inició el proceso para que Ana Elisa Leiderman fuera inseminada artificialmente con un esperma donado por una persona conocida.

Años después las mujeres se radicaron en Colombia y Leiderman dio a luz el 4 de febrero de 2008 en Medellín. Después de haber documentado ante una notaría su unión marital de hecho, el 6 de enero de 2009 Verónica Botero presentó solicitud de adopción ante la Defensoría de Familia de Rionegro. Tanto el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar como los tribunales negaron la petición.

Al contrario del Ministerio Público, el defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora, abogó días atrás por el derecho de parejas homosexuales a adoptar. “Hay familias que tienen las comodidades de adoptar niños que se encuentran en difícil situación. ¿Cómo prohibirle a unas personas con una inclinación sexual diferente que puedan darle educación y dedicación a esos niños?”, dijo. Esta semana, cuando la discusión copaba la agenda colombiana, entidades del Gobierno se pronunciaron a favor de la adopción por parte de parejas del mismo sexo.

El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, indicó que está de acuerdo con la adopción y el Ministerio de Salud descartó que hubiera riesgos para el bienestar de los menores criados por parejas gays. “La orientación sexual de los padres es indiferente para el desarrollo cognitivo y social de los menores”, indicó en un informe.

El procurador general, Alejandro Ordóñez, conocido por ser ultraconservador, aseguró que respeta la decisión de la Corte Constitucional sobre la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, pero sostuvo que los niños tienen derecho a tener “papá y mamá”.

A su vez, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, felicitó a la Corte Constitucional por la decisión, “hemos dado un paso más en pro de una sociedad más moderna, tolerante y garante de la igualdad ante la ley y la Constitución. Esta es una buena noticia no solo para las parejas gays sino para los niños que puedan llegar a ser adoptados”.

Mientras que para la senadora Claudia López Hernández (Partido Verde) la resolución aún está incompleta. “Lo que estableció la Corte es que se puede adoptar a un menor si uno de los miembros de la pareja es padre o madre biológica. Esa es una restricción que no se le exige a los heterosexuales y se mantiene la discriminación”, aseguró.

La otra visión

Para el analista y politólogo Santiago Villa, la decisión de que los homosexuales establezcan una familia es una cosa, pero otra es la adopción de niños. “Esta ha sido la línea roja, el punto más álgido de contención, porque es mucho más importante que el matrimonio. Supondría el inicio de un auténtico cambio cultural, pues implicaría que miembros de una generación se formarían desde pequeños y, abiertamente, en hogares homosexuales”.

Sostuvo el analista que “lo curioso es que no tiene nada de nuevo que un niño crezca en un hogar donde hay homosexuales. Es uno de esos aspectos de la vida social en que la ley se le queda corta a la realidad”. Hace años hay familias homoparentales disfrazadas bajo un concepto de heterosexualidad, donde los padres-pareja no revelan su orientación a los hijos.

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