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Carlos Chiriboga: "Yo no busqué el costumbrismo, él me buscó"

Carlos Chiriboga: "Yo no busqué el costumbrismo, él me buscó"
Foto: cortesía Carlos Chiriboga
05 de julio de 2018 - 00:00 - Redacción Intercultural

Carlos Chiriboga Gorozabel es actor y escritor de teatro costumbrista. Se inició en la actuación en 1988 en la serie de televisión de temática montuvia “Los que vendrán”, transmitida por Ecuavisa.

En 1991 empieza a escribir obras de teatro montuvias como “El pacto de don Próspero”, “Por cacao no es ‘pecao’ un matrimonio arreglado”, “El fantasma del cacao”, “Pretendientes de casa de hacienda”, “Tal para cual es el yerno y Don Pascual”, “El Montuvio y el Diablo” y “El Brujo del pueblo”.

Sus piezas lo han hecho merecedor del primer lugar del Festival de Artes al Aire Libre en dos oportunidades.

Desde 2002 pertenece al grupo teatral Los Compadres con el cual presenta estas y otras obras todos los fines de semana en el Parque Histórico de Guayaquil.

Además, es autor del libro “Y mi nombre es amorfino”, en el cual explica a detalle las características de los amorfinos, contrapuntos, estribillos y más elementos de la tradición oral campesina.

El dramaturgo afirma que él no buscó el costumbrismo, sino que este lo buscó a él.

¿Cómo nace su interés por rescatar las tradiciones montuvias?

Nace por herencia, yo nací en Colimes al igual que mis padres y mi abuelo, quien siempre me contaba las historias del Tin Tin, de la Dama Tapada, la Viuda del Tamarindo; también recitaba amorfinos y más leyendas.

Eso se quedó en mi memoria, de ahí nació la necesidad de escribir sobre el campo y su gente.

¿Pero qué es el costumbrismo?

Es un género literario que nació aquí con José de la Cuadra, José Antonio Campos, Demetrio Aguilera Malta. Tiene como característica resaltar la forma de vivir y de expresarse del campesino de la época, en contraste con el hombre de la ciudad que tenía un estilo muy plástico, acartonado por la influencia de la cultura española.

¿Cuáles son los temas que se abordan?

Las obras costumbristas, por lo general, intentan describir la vida del campesino que se desarrolló en la época del “boom cacaotero”, cuando logró visibilizarse como parte importante de la economía del país como productor agrícola por excelencia. Entonces, se relatan sus jornadas de trabajo, pasatiempos y relatos folclóricos.

¿Cómo es un día en la vida del montuvio?

El hombre del campo es muy trabajador. Se levanta a las cuatro de la mañana para afilar su machete, para ir a recoger leña para el fogón; luego, a eso de las cinco y media, coge la tonga que le preparó su montuvia y se va a trabajar la tierra.

¿Y el día de la montuvia?

Las actividades de la mujer son incluso más pesadas porque mientras el hombre se va a trabajar, ella tiene que pilar el arroz, tostar el café y el cacao; tiene que arreglar a los niños para ir a la escuela y preparar la comida para el hombre.  El machismo es algo que lamentablemente aún está muy arraigado.

¿Por qué en el campo todos son “compadres”?

Esta costumbre nació en los caseríos, donde todos se conocían, entonces, cuando nacía un niño, el vecino se ofrecía a ser el padrino.

Además, al nacer se hacía un bautizo simbólico con agua, de ahí surgían los padrinos de agua. Asimismo, cuando le empezaban a crecer las uñas al niño había que cortárselas y evitar que cayeran al piso porque de lo contrario la lechuza venía a sacarle los ojos.

A los encargados de esta labor se les llamaba padrinos de uña; algo similar pasaba con el cabello, de ahí salían los padrinos de pelo. Cuando finalmente llegaba el bautizo real, todos los vecinos y familiares ya eran padrinos de algo. Por eso todos se llaman “compadre” y “comadre”.

Actualmente, el grupo Los Compadres, al cual pertenece desde 2002, prepara la puesta en escena de la obra “El pacto de don Próspero”, que relata la historia de un hacendado caído en desgracia que encuentra en un pacto con el diablo la única forma de conseguir dinero, aunque el demonio puso fecha para reclamar su cuerpo y alma. (I)  

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