Entre 400.000 y medio millón de mujeres del mundo llevarían sobre sus senos los implantes de la marca francesa Poly Implant Prothéses (PIP), prótesis que fueron retiradas del mercado porque contenían un aditivo para carburantes (gel de silicona industrial).

Aunque en Ecuador no existe un conteo exacto de cuantas féminas los adquirieron, según un registro de la Dirección Provincial de Salud del Guayas, 4.000 prótesis formaban parte de la oferta de implantes que en el país se comercializan.

El Ministerio de Salud Pública y la Sociedad Ecuatoriana de Cirugía Plástica, gremio que congrega a 45 profesionales de la estética, ofrecieron exámenes y remociones gratuitas a las féminas que compraron los PIP.

Rosario Cantos, directora Provincial de Salud del Guayas, explica que los implantes defectuosos serán retirados en las unidades de salud pública después de que los médicos (ginecólogos, mastólogos o cirujanos plásticos) realicen una palpación del busto. “De acuerdo con los exámenes que se realicen se emitirá un diagnóstico final, para según el caso, retirar el implante”.

Explica que elaborarán un cronograma y remplazarán los implantes, únicamente, de las mujeres que hayan tenido  una cirugía reconstructiva como resultado de alguna enfermedad catastrófica, como el cáncer. “Solo en esos casos, nosotros podríamos asumir el costo de una prótesis de buena calidad”, asegura.

Hasta este fin de semana, ninguna mujer se había acercado al Hospital Guayaquil o a los nosocomios de la Policía Nacional.

María Franco, presidenta de la  Sociedad Ecuatoriana de Cirugía Plástica Reconstructiva y Estética (Secpre), asegura que aún no se ha registrado ningún caso de rotura de estas prótesis en el país, pero aclara que sí se han utilizado.

La sociedad anunció el viernes pasado que los 45 cirujanos que la conforman, realizarían remociones gratuitas de los implantes. La cirujana señala que ninguna de las pacientes ha acudido aún a retirar las prótesis.

Medidas similares se adoptan en Francia y Alemania

Según una investigación realizada por Prensa Latina, desde octubre pasado el dueño de la firma, Jean-Claude Mas, aceptó haber sustituido el gel sanitario por otro de uso industrial para rellenar el 75 por ciento de los implantes.

El negociante dijo a las autoridades que su objetivo era obtener mayores ganancias, pues en cada unidad adulterada ahorraba 10 euros.

La trampa se mantuvo durante mucho tiempo porque las inspecciones a la fábrica se anunciaban con varios días de antelación y le daban tiempo a sustituir la documentación y ocultar pruebas, admitió Mas en el interrogatorio.      

Sólo cuando fueron muchas las denuncias por problemas de salud en las portadoras de las prótesis PIP, así como del extraordinario número de roturas, se hizo una investigación que puso en evidencia la estafa.

Las autoridades sanitarias no han establecido un vínculo entre los implantes y los casos de cáncer detectados en mujeres que los utilizan, pero sí reconocieron que la silicona que contienen causa dolor e irritación en los tejidos.

En Francia se aconsejó a unas 30 mil féminas retirarse estos artefactos como una medida preventiva y el Estado asumirá los costos de la extracción.

El Instituto federal para los productos médicos, de Alemania, recomendó igual medida a todas las portadoras de implantes PIP.