Juan, un niño de 12 años camina todos los días por una de las calles principales de Portovelo, provincia de El Oro. Para dirigirse a su escuela cruza frente a gigantescas estructuras de hierro oxidado que se encuentran al pie del río Amarillo.

Él aún no sabe que allí nació la historia de la industria minera de Ecuador —e incluso de Latinoamérica—. El chico se pregunta por qué aún hay leyendas en inglés escritas en las viejas paredes de su ciudad. La razón es que en ese espacio se colocó la empresa norteamericana South American Development Company (Sadco), allá por el año 1890, considerada una de las más grandes de la época, cuando en la parte alta de la provincia de El Oro solo se trabajaba en la minería de manera artesanal.

La minera estadounidense explotó oro en la zona entre 1890 y 1950. Los gigantescos fierros fueron traídos en barco desde Estados Unidos hasta Puerto Bolívar, desde allí, las piezas se trasladaban en partes a lomo de mula, ya que en esa época no había carreteras y sólo existía un proyecto de construir un ferrocarril, según cuenta la historia del Primer Centro Minero del País.

“De pequeños veíamos nombres extranjeros escritos en las paredes, pero no sabíamos de qué se trataba; ya de grandes supimos la historia”, relata Juan un minero de 34 años, nativo de la zona, quien se niega a mencionar su apellido. Lo cierto es que el oro y la plata extraídos desde tiempos preincaicos fueron —y siguen siendo sin duda— el motor económico de Portovelo, cuya población desea darle un valor agregado a la minería.

En gran parte de Portovelo aún se mantiene cierta infraestructura heredada de los mineros norteamericanos que llegaron con el sueño de encontrar oro, aunque mucho del patrimonio fue saqueado.

Cuentan sus habitantes que en el cantón se construyeron las primeras fábricas de conos, fideos, hielo, el primer hospital, clubes deportivos que superaban a los instalados en aquel entonces en el país; hasta acá llegaron los primeros teléfonos, la gente ya conocía el cine e incluso los norteamericanos, para evadir impuestos, crearon su propia moneda: el Paterson. Se calcula que la Sadco sacó de Portovelo 2 mil toneladas de oro neto. La empresa cerró operaciones en 1950. La minería, sin embargo, no decayó. Ese mismo año se creó la Compañía Industrial Minera Asociada (Cima) con capitales locales, que tomó la posta minera de la Sadco, hasta los primeros años de 1970.

Luego de ello, Portovelo sufrió una fuerte crisis económica. Por iniciativa de  los obreros se formaron pequeñas asociaciones artesanales que permitió al pueblo conservar su identidad minera.

“La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura) debe declarar a Zaruma y Portovelo, Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad, como zona histórico-minera, unidad étnico social, cuna del mestizaje del sur del Ecuador”, menciona el párrafo final del libro Portovelo, el oro preincaico de Curipamba, del historiador orense Vicente Poma.

Sus habitantes recuerdan que en esos años no existía fomento ni tecnificación en el sector minero.

En el manejo ambiental, tampoco se tenían las exigencias de hoy. No obstante, consideran que la Sadco abrió la posibilidad para que compañías extranjeras vengan a Ecuador para invertir.  Según los historiadores locales, en la época de la Sadco se produce un verdadero mestizaje. Muchos indígenas de diferentes sectores de la Sierra ecuatoriana fueron traídos a trabajar en las minas, un buen número de ellos no regresó a sus lugares de origen.