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El político liberal fue la primera opción para ser el sucesor de Alfaro en 1901

El Club Electoral Azuayo apoyó la candidatura de Emilio Estrada en Cuenca

El Club Electoral Azuayo apoyó la candidatura de Emilio Estrada en Cuenca
28 de junio de 2015 - 00:00 - Ágatha Rodríguez, Cátedra Abierta de Historia. Universidad de Cuenca

El triunfo de la Revolución Liberal, en 1895, produjo en el Ecuador grandes cambios. A partir de aquella fecha trascendental para nuestra historia, el país empezaría a gozar de algunos derechos que el liberalismo proclamaba como sustento de su proyecto político.

Además del laicismo, que transformó la educación, hubo otros cambios en lo social, económico y político que permitieron a una gran variedad de grupos expresarse.

La Carta Constitucional de 1906, que eligió para su segundo período presidencial al general Alfaro, mostraba lo avanzado del pensamiento que se pretendía imponer en el país.

Años más tarde dicha constitución volvería a regirnos cada vez que la crisis política se agudizaba como por ejemplo en 1944 durante el episodio conocido como La Gloriosa cuando se anuló la constitución y, mientras la Asamblea trabajaba en una nueva Carta Magna, entró en vigencia la de 1906.

“Toda la historia de mi país es una historia de dolor” señalaba Alfredo Pareja Diezcanseco en su gran obra La Hoguera bárbara.

Las desavenencias que empezaron a producirse, desde el inicio entre los liberales, marcarían el rumbo de los acontecimientos de los primeros 20 años del siglo pasado.

Por un lado, el general Eloy Alfaro junto con José Peralta y otros connotados liberales representaban la facción radical de este proyecto, mientras que, por otra parte, estaba el general Leonidas Plaza Gutiérrez quien personificaba el lado moderado del liberalismo.

El primer mandato de Eloy Alfaro como presidente constitucional de la República terminó en 1901, fueron años de inestabilidad en los que se debía consolidar el nuevo orden, lo que sucedería en el papel en 1906 pero en la práctica tomaría varios años.

Alfaro fue sustituido por Leonidas Plaza Gutiérrez y en 1905 tomó el poder Lizardo García, que no contaba con el apoyo de los radicales y fue depuesto por Alfaro, quien empezó su segundo mandato.

Al acercarse el final de este, a Alfaro nuevamente le preocupaba la sucesión, eligió entonces a Emilio Estrada, lo que causó el resentimiento de Flavio Alfaro.

Estrada era un político y fiel liberal que había demostrado su compromiso con la causa, Pareja Diezcanseco, lo describe así: “Era éste un liberal de profundas convicciones, poseía clara cabeza, y firme carácter, que aun motejado de intransigente, dábale cualidades de organizador. Viejo camarada de los años de montonera, intendente de su ejército en la toma de Guayaquil, en 1883, donde, sin estar obligado por sus funciones, se lanzó a la lucha en la vanguardia, chapulo fogueado y hombre de cultura que no pocos servicios había prestado al gobierno”.

Emilio Estrada, editor de El Federalista fue encerrado en prisión por criticar al gobierno de Plácido Caamaño, apoyó el proyecto del Ferrocarril y fue la primera opción para ser el sucesor de Alfaro en 1901 pero no tenía el apoyo suficiente y declinó su candidatura que finalmente recayó en Plaza Gutiérrez.

Cuando EE.UU. intentó arrendar las Galápagos y Alfaro consideró esta opción para invertir el dinero en “el saneamiento de Guayaquil, el ferrocarril a Cuenca…” y otras obras tan necesarias para el país, pidió su opinión. Estrada, ya candidato presidencial en enero de 1911, rechazó esta oportunidad por considerar “que tal negociación hiere el patriotismo” y se despedía firmando: “su afectísimo amigo”.

Estrada contaba con las características necesarias para ocupar la presidencia, tales cualidades no pasaron inadvertidas para un grupo de cuencanos que decidieron apoyar su candidatura.

Así, el 14 de diciembre de 1910, apareció una hoja volante dirigida “A la Nación” que informaba que “con el nombre de ‘Club Electoral Azuayo’ se organizó anoche una sociedad de ciudadanos, con el objeto de trabajar al amparo de la Constitución de la República, por el triunfo de la Candidatura del eximio patriota Sr. Don Emilio Estrada […] En la ciudad de Cuenca reunidos muchísimos ciudadanos con el fin de fijarse en un candidato digno de ocupar la Presidencia de la República en el próximo periodo constitucional, acordaron formar un centro de donde emanen los respectivos trabajos; y para ello procedieron bajo la dirección del Sr. Dr. Adolfo A. Torres, quien manifestó a la concurrencia el objeto de la reunión…”.

Meses después, en julio de 1911, Alfaro le pidió al presidente Estrada, electo por una gran mayoría, entre ellos muchos azuayos, que renunciara al cargo argumentando que su salud estaba muy deteriorada a lo que Estrada contestó “eso es cosa mía, General”, Alfaro fue más allá y le confesó que la razón de su pedido era su impopularidad y falta de apoyo entre los liberales.

Los acontecimientos se precipitaron durante los 6 meses siguientes: Flavio Alfaro intrigaba y Estrada se negó a renunciar hasta que finalmente falleció en diciembre de 1911.

Alfaro regresó de Panamá en 1912, en medio de los embrollos, a un país inmerso en la crisis política y social. El resto ya es historia. (F)

El apoyo al Partido Liberal en la región

La historiografía nacional ha tratado a la ciudad de Cuenca y a la región como un bastión del conservadurismo en el país.

A pesar de que es verdad que existió un partido conservador consolidado y que contó con hombres valiosísimos que aportaron al desarrollo de la nación, investigaciones recientes y nuevos documentos muestran que las nuevas ideas, así como el liberalismo, tuvieron gran repercusión en una ciudad tildada de tradicionalista.

Adolfo A. Torres, Aurelio Bayas, Francisco Cuesta, Félix María Pozo, Alfonso Malo, Luis Aguilar, Alfonso M. Borrero, coronel Luis Cobos, Moisés Arteaga, José María Montesinos, Francisco R. Iglesias, Guillermo F. de Córdova, David A. Ponce, Isidoro Andrade, Miguel Heredia C, Vicente Tamariz Toral, Juan B. Rolando Coello, Roberto Abad R, Francisco Oramas y Cornelio Merchán fueron los hombres que tomaron la decisión de apoyar la candidatura presidencial de Emilio Estrada y formaron el Club Electoral Azuayo y bajo su ejemplo un grupo de jóvenes cuencanos hicieron lo mismo.

No se equivocaron y el candidato ganó las elecciones. No es algo inverosímil lo sucedido y llevado a cabo en 1910-1911 por aquellos caballeros, pasó antes en los inicios de la lucha liberal y después de la muerte de Alfaro.

Lo que se debe rescatar de este episodio es que el entusiasmo por la candidatura de Estrada se extendió por el resto del territorio azuayo, hemos encontrado documentos procedentes de Gualaquiza y Girón en donde grupos se adhirieron a la proclama del Club Electoral Azuayo. (O)

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