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El Telégrafo
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El Murciélago, la única playa de turismo inclusivo en el país

Bañistas con capacidades especiales y adultos mayores pueden disfrutar del mar sobre sillas anfibias que fueron donadas a la ciudad.
Bañistas con capacidades especiales y adultos mayores pueden disfrutar del mar sobre sillas anfibias que fueron donadas a la ciudad.
Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
06 de febrero de 2019 - 11:00 - Redacción Ecuador Regional

Mario Murillo contribuye con la ciudadanía de Manta hace tres décadas. Él con su familia y un grupo de personas radicadas en la ciudad de Boston, Estados Unidos, forman parte del colectivo “Amigos de Manta”. Ellos realizan labor social cada año.

El martes 5 de enero donaron dos sillas anfibias para que use la ciudadanía adulta mayor y personas con discapacidad.

Las sillas se suman a dos más que dispone el Patronato Municipal para llevar a los adultos y personas con capacidades especiales a la playa El Murciélago. Este balneario es el primero y único en el país que cuenta con estos elementos inclusivos.

Valentín Loor, adulto con capacidades especiales, experimentó su primer baño en el mar por una de las sillas. Sonriente mostraba su alegría, al ingresar al agua.

Su madre, adulta mayor, también compartió esa alegría. “Él siempre quiso bañarse, pero no podía, por mis condiciones era muy difícil llevarlo al mar. Vivo sola con Valentín; qué alegría verlo disfrutar”.

La directora (e) de turismo del Municipio de Manta, Daniela Delgado, indica que con estas sillas especialmente adecuadas para estar sobre la arena y dentro del mar, ponen a la ciudad de Manta en el contexto del turismo inclusivo.

“Es súper positivo para la ciudad, las personas que vienen con sus familiares que tienen problemas de movilidad las solicitan, ahora son dos más que se suman para ayudar a ingresarlos al mar”.

La fundación Salvares, que son los salvavidas de Manta, se encarga de facilitar estas sillas en la playa, además acompaña a los usuarios en esta recreación.

“Estas sillas anfibias les proporciona capacidad para tocar el mar, estar flotando, son seguras, siempre y cuando con la supervisión de un socorrista”, recalca Miguel Ángel Reyes, rescatista acuático de Salvares.

Igualmente, los voluntarios, desde tres casetas que están sobre la arena, observan y alertan a los bañistas cuando se presenta alguna anormalidad. Hasta ahora no ha sucedido ninguna emergencia. (I)

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