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La ‘casa de los foquitos’ alumbra Portoviejo

El pequeño Thiago, de 2 años, fue atraído por el colorido de los adornos y luces de la casa de doña Rosa Andrade, ubicada en la avenida 5 de Junio de Portoviejo. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
El pequeño Thiago, de 2 años, fue atraído por el colorido de los adornos y luces de la casa de doña Rosa Andrade, ubicada en la avenida 5 de Junio de Portoviejo. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
21 de diciembre de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Las luces son envolventes, llamativas... En cada espacio del jardín de doña Rosa Andrade hay un adorno navideño. Ella no pierde ningún detalle, no en vano pasó todo noviembre arreglando su patio delantero, en compañía de familiares, para recibir a centenares de personas que la visitan por estos días.

Ella es la dueña de la ‘casa de los foquitos’, punto fijo en Portoviejo para visitar en la época Navideña. Son las 19:00 y la ‘Tía Toti’, como es conocida Rosa, abre el portón principal de su domicilio para que las personas ingresen a distraerse con la decoración del lugar.

Desde hace 5 minutos está parado en la puerta el pequeño Thiago Bermúdez, de 2 años, quien corre al interior del jardín cuando se permite el ingreso. No sabe a dónde ir, ya se aflojó de la mano de su madre, Yamel Carrera, quien lo suelta a propósito para que el pequeñín vea todo lo que hay a su alrededor.

Thiago se decide rápidamente, se apega al cerco hecho de luces navideñas para ver a la pareja de Papá y Mamá Noel que se encuentra acostada sobre una pequeña cama. Lo que más seduce al menor es que el muñeco de Santa Claus ronca. Con cada sonido que emite la figura, Thiago se ríe y ve a su madre, quien ya se encuentra a sus espaldas.

Su hermano, Diego, de 5 años, corre por todo el sitio. Va de un punto a otro. Mira por segundos un adorno y de inmediato se dirige a otro punto. Se ha recorrido el sitio en menos de un minuto. Él prefiere el carrusel que está dando vueltas con figuras de renos y duendes que está al ingreso.

Adrián Ballesteros es otro de los menores presentes. Él es más tranquilo, camina lento por el lugar con una gran sonrisa. Un poco más atrás avanza su padre, Harold, quien lleva en sus brazos a su hermanita de 1 año 8 meses, Danna. La pequeña se centra en observar las luces.“Lo que más me gusta es el Papá Noel más grande (un muñeco de 1,50 metros de alto)”, lanza Adrián, de 5 años.

Desde el centro del jardín, la ‘Tía Toti’ observa a los menores. “Esas imágenes son mi mayor paga, ver a los niños felices es algo muy gratificante para mí”, resalta la dueña de casa.

La tradición de colocar decenas de juegos de luces en su jardín empezó 20 años atrás. El que su casa se haya convertido en punto fijo turístico en diciembre no fue algo que ella haya pensado. “Con mi esposo, Nelson Andrade (+) quisimos tener algo parecido a las casas de Nueva York, con muchos adornos”, dice.

Resalta que don Nelson, quien falleció 10 años atrás, era unos niños más. “Él era el más novelero, le encantaba ver las luces de la casa”.

Este afán de la familia Andrade hizo que, poco a poco, el jardín de la casa se vaya tornando más bonito, hasta que decidieron permitir el acceso de personas que quisieran tomarse fotos en el lugar, que queda ubicado en la avenida 5 de Junio.

Harold abandona el sitio, no sin antes darle las gracias a doña Rosita. “Es un lugar muy lindo. Lo mejor es que esto ayuda a incrementar el espíritu navideño de la ciudadanía”, dice el policía de profesión.

La sonriente dueña de casa cuenta que en la temporada navideña, su consumo de luz se incrementa de $ 30 hasta $ 300. “El valor  es lo de menos. Siempre será gratificante para mí recibir a personas que disfrutan del lugar o a quienes no tienen otro lugar en la ciudad para poder emocionarse con la Navidad”, expresa.

De la cantidad de adornos y juegos de luces, Rosita no lleva la cuenta. “Solo sé que todo lo guardo de una manera ordenada y asimismo lo coloco cada año”, resalta.

El pasado sábado arrancó la novena que se realiza todos los años por las festividades navideñas. Noche a noche, decenas personas acuden al sitio a rezar y agradecer por lo que el hijo de Dios ha hecho en sus vidas.

La ‘casa de los foquitos’, como es conocida en Portoviejo la vivienda de doña Rosa Andrade, estará abierta hasta el 1° de enero. El jardín puede ser visitado de 19:00 a 22:00 de domingo a jueves, mientras que los sábados y domingos las puertas se cierran a las 23:00.

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