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El Telégrafo
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A mediados del año pasado, un ejemplar similar fue avistado en la isla de la plata, frente a puerto lópez

El tiburón varado tenía un golpe en la cabeza

Más de 100 voluntarios hicieron todo el esfuerzo para poder salvar al tiburón ballena varado en la playa de Santa Marianita, el pasado lunes, en Manta. Fotos: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
Más de 100 voluntarios hicieron todo el esfuerzo para poder salvar al tiburón ballena varado en la playa de Santa Marianita, el pasado lunes, en Manta. Fotos: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
15 de abril de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

En una fosa alejada de la población y levantada en una quebrada a unos 500 metros de distancia de la carretera principal de la parroquia  Santa Marianita, fue sepultado ayer el tiburón ballenaque se varó el lunes en este balneario.

El proceso, llevado adelante por el Ministerio del Ambiente, se cumplió con hermetismo. Solo estuvieron presentes técnicos de esa cartera de Estado, personal de la Marina, de la Policía y del Gobierno Provincial.

Para impedir el acceso de otras personas, un grupo de aspirantes a marinos bloqueó el paso. En ese lugar, previamente, se realizó la necropsia de la especie, que duró varias horas.    

Andrea Cedeño, habitante del sector, dijo que “el corazón se me hizo pequeño cuando en la tarde murió el pez gigante”. Ella tenía la ilusión, como todos quienes presenciaron el hecho, de que el animal se salvase. La tarde del lunes veía cómo más de 100 personas luchaban por regresar al tiburón ballena a su hábitat natural.  

“Eran las 08:00 cuando vi que el mar arrastraba algo grande desde San Lorenzo. Un señor gritó que se trataba de un tollo (un tiburón pequeño), pero al llegar a  la orilla nos percatamos de que se trataba de algo más grande”, expresó.

La mujer dice que en sus 53 años, nunca había visto un varamiento de una especie en esta playa. El morador Rodolfo Pachay se quedó hasta empezada la madrugada de ayer observando el proceso, para llevar a la fosa al pez gigante. Alrededor de las 02:00,  el cuerpo fue llevado a la quebrada por una grúa.

Gonzalo Cortez, coordinador zonal del MAE, explicó que el informe de la necropsia va ademorar varias semanas. “Hay limitaciones en recursos y en tecnología. Por ello nos apoyaremos en algunos laboratorios que tenemos a nivel nacional”, dijo.

En el proceso se tomaron muestras genéticas, las que va a analizar el biólogo Rubén Alemán.

Un golpe en la cabeza

El tiburón ballenaera una hembra adulta de 11,46 metros y pesaba alrededor de 10 toneladas.

Los biólogos observaron que presentaba un golpe en la cabeza. “Se presume que fue por maniobras pesqueras, no necesariamente con un artefacto de pesca, sino con la embarcación”, manifestó.

El funcionario del MAE comentó que a mediados del año pasado se dio el avistamiento de un ejemplar de esta especie cerca dela Isla de la Plata. “En aquella ocasión solo fue algo referencial, reportado por Fundación Mega Fauna. Esta es la primera ocasión que hay un varamiento de esta magnitud”, refirió.    

El biólogo Jimmy Martínez, colaborador de la WWF-Ecuador (organización conservacionista independiente a nivel mundial), explicó  que conoce de tres casos de tiburones ballena varados en las costas ecuatorianas en los que sí se logró salvar a los animales y regresarlos al mar.

Indicó que en aquellas oportunidades, los ejemplares que llegaron a tierra eran de tamaño menor a los 5 metros.

Dos casos fueron en la provincia de Santa Elena y otro en Manabí. “Recuerdo uno que fueen La Libertad, donde los propios pescadores y bañistas lo salvaron. También está el caso deSanta Rosa, cerca de Salinas, y otro en Pedernales”, expresó.

Un varamiento en que el animalmurió ocurrió en Puerto López, recordó Martínez, autor de la Guíade Campo de Condrictios del Ecuador (quimeras, tiburones y rayas).

Explicó que en las aguas continentales del país se han observado tiburones ballenas macho y hembras de máximo 5 metros. “Todos estaban en su etapa juvenil. El caso del animal encontrado en Santa Marianita es muy particular”, puntualizó.

Expresó que las condiciones de la marea no ayudaron para que el tiburón ballena regresara al agua. “El animalno corrió con buena suerte, porque si las partes vinculadas hubieran actuado mucho más rápido, cuando la marea aún estaba alta, yo creería que lasposibilidades de que se salvara eran de más del 50%, lamentablemente se pasó la voz de alerta muy tarde, a las 08:30, cuando se varó a las 06:00”, acotó.

Con el pasar de las horasy la marea baja, el esfuerzo de las más de 100 personas presentes fue en vano. “El llamado sería para unir esfuerzos en conjunto y así desarrollar buenas prácticas de cómo se debe salvar a un tiburón y cómo actuar cuando se encuentra enredado en algún arte de pesca”, manifestó el biólogo Martínez. (I)

Los conscriptos se ubicaron al ingreso de la quebrada para impedir el paso a particulares a la zona donde se le practicó la necropsia al pez.

La necropsia del animal duró más de 4 horas

Luego de la necropsia a cargo de biólogos del Ministerio del Ambiente, al tiburón ballena lo sepultaron y sobre los restos se colocó cal. La fosa tiene más de 6 metros de profundidad. A las 13:00, el animal quedó enterrado, esto luego de 22 horas de haber muerto.

Gustavo Neira, habitante de Santa Marianita, comentó que las autoridades no acudieron al sitio con los implementos mínimos para realizar el salvataje de un animal de gran tamaño. Manuel Parrales aseveró que fueron los pescadores quienes facilitaron los cabos para que la lancha guardacosta lo arrastrara.  

Fernando Vera, funcionario del viceministerio de Acuacultura y Pesca, afirmó respecto a esos comentarios que en el mundo “no hay un instrumento específico para sacar del varamiento a animales de gran tamaño”. (I)

Desesperación e impotencia entre los comuneros

Mario Zambrano, a las 08:30 del lunes, corrió la voz en el pueblo de Santa Marianita de que estaba varado un tiburón ballena en la playa.

Enseguida se comunicó con radios locales y llamó a las autoridades competentes. La desesperación por salvaral animal se apoderó de todos. Es que veían cómo el gran pez movía su cola de un lado al otro, dando señales de vida.  

La marea baja complicaba más que volviera al agua por sus propios medios.

Luego de que la especie murió, el rescate de sus restos para ser enterrado no fue fácil por su peso. Llegaron maquinarias para arrastrarlo y subirlo a una plataforma. “La ciudadanía quedó triste, teníamos la esperanza de que se salvara”, comentó Zambrano, quien no pudo ver cómo lo enterraban, ya que el acceso fue restringido. (I)

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