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Los Afectados por el deslizamiento del terreno serán reubicados en urbirríos 2

2.455 familias están ubicadas en zonas de riesgo por inundaciones en Manta

Los asentamientos en el sector Riberas del Río, en Manta, quedaron inhabitables tras los deslaves. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
Los asentamientos en el sector Riberas del Río, en Manta, quedaron inhabitables tras los deslaves. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
05 de octubre de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

El invierno de 1998 le trae tristes recuerdos a Luz Sánchez. Solo con acordarse de lo que sucedió siente temor y más cuando escucha que el fenómeno El Niño será de moderado a fuerte en los próximos meses.

Ella vive en el barrio Jocay, en Manta, sector en el cual están asentadas unas 150 familias con vulnerabilidad de inundaciones. “Cuando baja el río Burro nos inundamos. Con los vecinosvivimos una incertidumbre constante”, manifiesta con pesar esta madre de familia.

En Manta, 2.455 familias están en sectores en riesgo de inundarse. Estos asentamientoscorresponden a 45 barrios que resultarían afectados con la posible llegada de El Niño a la Costa ecuatoriana.

Está registrado que el sector con mayor riesgo es Valle Hermoso, con 300 familias. Le siguen San Juna y La Ensenadita con 200 casas, cada uno.

Ese número consta en un registro levantado mediante sondeo por el Municipio de Manta, a través de la Dirección de Gestión de Riesgo, que dirige Eduardo Benavidez. “Se recopiló la información con presidentes de los barrios, de cuántas familias afectó el último fenómeno”, indicó Benavidez.

El Municipio realiza trabajos preventivos, los que se espera puedan aplacar los peligros que traería el fenómeno climático. “Trabajamos en la limpieza de canales y desazolve de ríos, de sumideros, de alcantarillado, de laderas y ahora se intensificaron esos trabajos previo al fenómeno. Hemos realizado alrededor de 20 obras de prevención”, señala.

Entre las obras realizadas constan la protección de los cauces de los ríos con piedra escollera, encauzamiento de ríos, construcción de muro de gavión, desazolve del río Burro, entre otros. “Los trabajos están terminados. Solo una obra falta concluir, pero ha avanzado el 80% y es de la avenida 4 de Noviembre, en el barrio Cristo Rey”, indica el funcionario.

Resalta, además, que Manta está preparada para el fenómeno El Niño mucho mejor en comparación con el invierno del año 1998, cuando los daños fueron millonarios.

Para albergar a las personas que resulten afectadas por el invierno, el Municipio de Manta cuenta con un listado de familias acogientes.

El tema se socializa entre la ciudadanía, explicando que es mejor para quienes sufren consecuencias por las lluvias llegar a hogares que los reciban que estar en los albergues tradicionales.

86 personas evacuadas

A la familia Rodríguez, asentada en el sector Riberas del Río, le causa temor la estabilidad en las laderas del sector, en especial luego de que hace 15 días se registró un movimiento de masas. “Estamos desesperados”, indica Tina Rodríguez, en relación a lo que podría pasar con las lluvias que se aproximan.

De ese lugar fueron evacuadas 86 personas, que son parte de 18 familias que se encuentran alojadas en hogares provisionales.

El funcionario Benavidez explicó que no se demolieron todas las viviendas en el lugar, porque se hace un estudio (que estará listo en los próximos días) para que las maquinarias trabajen sin peligro si se genera otro deslizamiento de tierra.

Recordó que en el tema de movimiento en masa, en Manta hay alrededor 10 barrios que están catastrados con las personas que viven en riesgo ante esta problemática. “Tratamos de concienciar a las personas para que no se asienten en áreas vulnerables. Estamos formando comités barriales de gestión de riesgo para que estos se apoderen de la gestión”, destaca.

A las 18 familias asentadas en el lugar donde hubo el movimiento de tierra y que se quedaron sin vivienda se les dará solares en Urbirríos 2. “Los terrenos ya están comprometidos para estas personas”, detalla Benavidez.

María Pin, una de las afectadas en el barrio Riberas del Río, manifiesta sentirse inquieta en que el proceso de adjudicación de los terrenos no sea rápido. Está ansiosa por volver a tener una vivienda propia. “Esperamos contar lo más pronto posible con un nuevo lugar para vivir. Nos quedamos sin nada”, manifiesta. (I)

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