Como todos los años Alba Pico participó la tarde del martes 21 de noviembre en la procesión de la Virgen de Monserrate, en Montecristi. Esta vez llegó llena de fe y pidiendo a la Patrona de este cantón que interceda para que uno de sus hijos, que va a ser operado de un riñón, salga bien en la intervención.

Como ella, cerca de 10.000 feligreses recorrieron 5 kilómetros por las principales calles de la cabecera cantonal para acompañar la imagen. Arribaron de distintos cantones manabitas, incluso de otras provincias del país.

El montecristense Jonathan Mero explicó que acude con devoción a la peregrinación. “Cada vez que pasan los años veo más devotos a la virgen llegar al cantón”.

El recorrido -este año cambió con la idea de ocupar calles más anchas para el paso de los feligreses-, se inició a las 16:00 por la calle Rocafuerte, siguió por la Chimborazo hasta la avenida Metropolitana, luego se desvió por la calle Bolívar, Guillermo Balda, subió por la Alajuela, continuó hacia la Metropolitana y por la 10 de Agosto, finalmente a la Rocafuerte hacia la Basílica Menor. Duró más de 3 horas.

Tal como todos los años se bloquearon las vías que dan acceso al ingreso a Montecristi al mediodía, para dar facilidad a los feligreses.

La iglesia donde se levanta el altar de la virgen fue restaurada por autogestión. Aún la torre afectada por el terremoto no es retocada, pero ya está en proyecto reconstruirla, según informó el párroco Ángel Toaquiza.

Previo a la procesión, desde el pasado 12 de noviembre los feligreses comenzaron a arribar en romerías que salían de distintos lugares de Manta, Portoviejo y otros cantones.

El concejal Luis Pachay estima que en todos esos días llegaron en total 300.000 devotos a la Basílica Menor. Indicó que esta fiesta religiosa también aumenta la actividad económica en el cantón.

La presencia de comerciantes en las calles Sucre, 9 de Julio, Olmedo, Manta y en la Plaza Cívica será hasta finales de este mes. Son 500 los mercaderes que aún terminadas las romerías se mantienen en las vías. (I)