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El Telégrafo
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Esta cifra se registra cada año y supera 5 veces al número de personas que anualmente llegan al archipiélago de Galápagos. Alemanes, italianos, españoles, estadounidenses, canadienses, argentinos y chilenos encabezan la lista de visitantes

Un millón de turistas al año visitan Baños de Agua Santa (Infografía)

El 90% de la población baneña, aproximadamente 20 mil personas, viven del turismo. Foto: Roberto Chávez/ El Telégrafo
El 90% de la población baneña, aproximadamente 20 mil personas, viven del turismo. Foto: Roberto Chávez/ El Telégrafo
25 de enero de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Centro

El 17 de octubre de 1999 es un día inolvidable para los habitantes del cantón Baños de Agua Santa, ubicado a 40 minutos de Ambato y a 3 horas de Quito.

En esa fecha, más de 22 mil personas fueron obligadas a salir de sus casas, terrenos con cultivos y negocios, debido al repentino despertar del volcán Tungurahua.

Tras 81 años de inactividad, la mañana de aquel día el coloso arrojó con gran violencia columnas de ceniza y piedras incandescentes. Por eso, las autoridades de turno ordenaron la inmediata evacuación de Baños y caseríos cercanos al volcán, como Juive Grande, Juive Chico, Pondoa y Runtún.

Ambato, Riobamba, Latacunga y Puyo, entre otras ciudades, fueron los principales refugios de los baneños que huyeron de la, hasta entonces desconocida, furia de la ‘mama Tungurahua’. Pese a que el reingreso al cantón se realizó 79 días después, el suceso marcó un antes y un después en la historia reciente de Baños y su población.

Hoy, tras 15 años y 20 días del retorno, la incertidumbre de retomar sus vidas en una ciudad ‘fantasma’, causada por ese evento, ha sido reemplazada por una marcada prosperidad y gran desarrollo gracias a la visita anual de un millón de turistas, según las cifras municipales.

Pero, ¿cuál es la clave para atraer a ese número de visitantes que, con gran diferencia, supera la cifra de personas que cada año va a las islas Galápagos, de aproximadamente 200 mil?   

El liderazgo

Ángel Salazar, de 66 años, fue parte de quienes lideraron el retorno. Recuerda con tristeza su estadía de casi 3 meses en Puyo, donde se permaneció con su esposa. Pese a ser docente, allí prefirió dedicarse a la venta de caña de azúcar.

“Aunque nuestros familiares de ciudades vecinas nos hospedaron, la estadía allí fue difícil. Para gestionar la ayuda civil y estatal que nos llegaba y mantener la unión, nació una organización por la que conseguimos estructurar la operación vuelta a casa”, dijo.

Salazar hace mención a la Hermandad Baneña, entidad formada por entusiastas ciudadanos que se encargaban de vigilar las condiciones de vida de sus coterráneos en los lugares de acogida. Ellos supervisaban la alimentación, salud, empleo y educación. En un inicio esta organización sesionaba una vez por semana.

El salto bungee, localmente conocido como puenting, es un deporte extremo que se empezó a practicar en el cantón Baños de Agua Santa después del retorno. Foto: Roberto Chávez/ El Telégrafo

La operación vuelta a casa

Ana López, del caserío Pondoa, explicó las razones por las que el reingreso no pudo esperar más. “Primero, por amor a nuestra tierra. Además, nuestros sembríos, ganado y negocios estaban deteriorándose debido a la falta de cuidados y mantenimiento”, afirmó.

Pero la causa principal fueron las imágenes de TV en las que se observaba a militares saqueando una casa en el centro baneño. Eso despertó la indignación de los evacuados. “Primero nos sacaron del cantón a empujones. Luego nos robaron en nuestra ausencia. Eso destrozó nuestro ya herido corazón”, añadió.

A raíz de esto, las reuniones de la hermandad se efectuaban a diario. En cada ciudad acogiente, los tungurahuenses planificaban diversas estrategias para volver, pues las autoridades locales y nacionales se oponían a esa posibilidad. “El entonces presidente, Jamil Mahuad, restringió el ingreso a Baños tan solo para recoger ropa, cosechas, ganado y herramientas de trabajo”, señaló Ángel Salazar.

Ingreso desde diversos frentes

Hartos de esta situación y tras varios intentos fallidos de convencer a las autoridades para conseguir el reingreso, un día después de la Navidad de 1999, los baneños decidieron entrar a su ciudad por la fuerza. El plan llegó a oídos de todos los baneños. La fecha escogida fue el 4 de enero de 2000. Lo harían desde 2 frentes.

El primero entraría desde Ambato y a este se sumarían los desplazados que permanecían en Riobamba y Latacunga. El otro grupo ingresaría desde Puyo.

La elaboración y venta de melcochas, dulce de guayaba, caña de azúcar y sus derivados forman parte de las especialidades culinarias que ofrece el cantón. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo

Llegado el día, los militares, que ya sabían del plan, reforzaron los controles en ambas rutas. Nibaldo Salazar, camarógrafo que filmó la marcha, calificó de “cruel” la actuación de la milicia. “Acompañé al grupo que venía  de Ambato. Desde la ruptura del primer cerco los uniformados usaron bombas lacrimógenas para evitar el paso, provocando enfrentamientos”, dijo.

Como consecuencia, agregó, resultaron heridas varias personas y falleció un joven. Como represalia los baneños ‘secuestraron’ a los militares responsables de esta muerte y detuvieron su marcha hacia Baños. Regresaron hasta Pelileo y en el edificio municipal mantuvieron retenidos a los uniformados por más de 5 horas.

Luego de negociar con el gobernador entregaron a los soldados a cambio de que se les permitiera el ingreso.

La autoridad accedió. Entre la noche del 4 y la madrugada del 5 de enero de 2000, el 90% de los evacuados entró a sus hogares. “Ser el principal destino turístico del país costó sangre, sudor y lágrimas. Pero con la ayuda de Dios los baneños hemos transformado el dolor de la evacuación en alegría por la vida; la amenaza del volcán es nuestro mayor atractivo turístico y la incertidumbre del retorno se convirtió en esperanza de días mejores, gracias a nuestro trabajo”, manifestó Salazar.

Como esta, hay miles de historias por contar. A continuación se pueden leer 3 relatos del mismo acontecimiento, pero desde diferentes realidades y con puntos de vista.

DATOS

Antes de la evacuación, el 20% de los habitantes de Baños era agricultor, 30% vendía cañas y dulces y el 50% restante vivía, directa o indirectamente, del turismo.

Hoy, el turismo es la principal fuente de ingresos económicos para al menos el 90% de baneños. En el cantón funcionan 128 hoteles, hosterías y hostales, y cuatro piscinas municipales.

Después del retorno, la oferta de deportes extremos que la ciudad ofrece aumentó. Si bien antes de la salida allí ya se practicaba rafting y mountain bike, puenting y canopy se empezaron a practicar en 2000.

El principal destino de los evacuados fue Ambato. Allí muchos se dedicaron al expendio de dulce de guayaba, melcochas y derivados de caña. También hubo quien se dedicó al comercio de vehículos.

Algunos de ellos decidieron quedarse en la capital tungurahuense, debido a la buena acogida por parte de los ambateños a los productos que expendían.

Entre las especialidades gastronómicas que Baños ofrece están las melcochas, dulce de guayaba, grajeas de almendra, alfeñiques, caña de azúcar y derivados como el guarapo añejo y jugo de caña.

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