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El Telégrafo
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Allí se expenden cientos de quintales de maíz, fréjol, papa, haba, arveja y otros productos de la zona

En Pelileo, las ventas al por mayor inician los sábados a las 03:00

La excelente iluminación del mercado facilita la venta durante el fin de semana. Los mercaderes reciben los primeros rayos del sol, ejerciendo el comercio. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
La excelente iluminación del mercado facilita la venta durante el fin de semana. Los mercaderes reciben los primeros rayos del sol, ejerciendo el comercio. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
06 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Centro

En el conocido y popular barrio La Moya del cantón Pelileo, cada fin de semana tiene lugar una de las ferias más coloridas, multitudinarias e importantes de la región.

Se trata de la comercialización al por mayor de verduras, frutas, hortalizas, cereales, granos, leguminosas y tubérculos, cultivados en 4 provincias, en el Mercado Mayorista de esta ciudad.

Hasta el lugar, cada semana llegan alrededor de 3 mil vendedores, productores y compradores de Chimborazo, Cotopaxi, Pastaza y de otros cantones de Tungurahua.

Pese a que las ventas inician oficialmente a las 16:00 de cada viernes, la comercialización al por mayor de productos agrícolas toma fuerza desde las 03:00 del sábado.

Esto pese a las condiciones climáticas desfavorables que el sector presenta durante las madrugadas. La temperatura en este horario suele bajar hasta los 5 grados.

Este mercadeo nocturno ha despertado el interés no solo de mercaderes, agricultores y propietarios de almacenes y cubículos de mercados  en Ambato, Píllaro, Cevallos, Salcedo, Riobamba, y demás cantones de la región, sino también de turistas y analistas financieros.

Uno de ellos es Juan Carlos Farías, estudiante de la Facultad de Ciencia Económicas de la Universidad de Guayaquil, quien desde hace 6 meses estudia de cerca los sistemas de economía popular y solidaria, en pueblitos de la Sierra.

Uno de sus más recientes análisis se basa en el trueque, mecanismo ancestral de intercambio de productos que aún se aplica en la parroquia Cusubamba, del cantón Salcedo, parroquia Simiatug, perteneciente a Guaranda, y otros sectores.

“Estos datos servirán para elaborar mi tesis. La complementaré con información sobre las ferias nocturnas en el Ecuador, las cuales según varios expertos tienen connotaciones sociológicas, culturales y económicas, muy interesantes”, dijo.

Farías explicó además que pese a existir 2 eventos comerciales similares en otros pueblitos de la Sierra y Amazonía, el de Pelileo sería el más grande del país, pues allí se dan cita miles de personas cada semana.

Tradición ancestral

Según Francisco Valdivieso, historiador del cantón Píllaro, la comercialización nocturna habría sido una costumbre normal para las culturas Panzaleo y Puruhá.

“Jesuitas del siglo XVII dejaron constancia de que en aquella época, los españoles se asombraban al ver cómo los puruháes y panzaleos comercializaban sus cosechas y animales, pasadas las 20:00, hora  en la que terminaban su trabajo en haciendas y telares. Al principio fue una actividad clandestina, pues los hacendados deseaban que sus obreros descansen para las faenas del  día siguiente. Luego se convirtió una tradición indígena, arraigada y aceptada, además de símbolo de resistencia ante el yugo español”, dijo.

Tres mil comerciantes

Según el historiador, esta feria sería la única que sobrevivió a la colonización en Tungurahua. Hasta mediados de 1.800, habrían existido al menos seis más en Quisapincha, Izamba, Patate y otras localidades.

Pese a no conocer el número exacto de mercaderes que allí ejercen el expendio de productos agrícolas, Juan Carlos Farías calcula que cerca de 3 mil vendedores de verduras, frutas, legumbres y cereales, acuden la tarde de cada viernes al lugar.

“El cálculo se realizó hace 5 años por estudiantes de la Universidad Técnica de Ambato. Se tomó en cuenta la entrada de personas con todo tipo de mercaderías, desde las 16:00 del viernes, hora en la que inicia el ingreso general”, dijo.

Además el estudio señala que el número de vehículos que accede al Mercado Mayorista bordea los 800, entre camionetas y camiones. Norma Salguero, presidenta de una asociación de agricultores en Patate, asegura que esta es la segunda feria más grande de Tungurahua. “La primera tiene lugar en el Mercado Mayorista de Ambato. Si bien el movimiento en mercados de otros cantones es intenso, no se compara al de Pelileo”, dijo.

Pese a ser una feria dirigida a comerciantes mayoristas, las ventas al por menor se realizan desde las 16:00 hasta 20:00 del viernes. Y continúan desde las 08:00 hasta las 11 del sábado, horario que las amas de casa aprovechan para hacer sus compras semanales. En cambio la feria grande toma fuerza desde las 03:00 del sábado. En esta intervienen compradores y vendedores de ciudades como Quito, Guayaquil, Manta, Pastaza, Macas y Guaranda.

“A esta hora solo se comercializan cantidades grandes. Desde cientos de quintales de papas, melloco, oca, haba y maíz, y otros productos, hasta camiones enteros de mercadería que muchas veces no se llegan a descargar pues los compradores pagan el flete hasta sus ciudades de destino”, aseveró Luis Mantuano, comerciante de Puyo.

Otros productos que allí se comercializan son mashua, arveja, chocho, fréjol, cebada, trigo, etc.

Lugar espacioso

El mercado está localizado en un lugar privilegiado. Allí hay espacio suficiente para el parqueo de más de 500 vehículos, por la cercanía con el complejo recreacional La Moya, en el que cada semana se dan cita miles de visitantes de la región.

“Allí existe suficiente espacio para el desembarque de mercancías. Además hay patrullaje policial continuo, lo que garantiza la seguridad y el orden”, dijo Carlos Mancheno, comerciante de papas. Otra de las ventajas del lugar es el potente sistema de iluminación. (I)

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