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El Telégrafo
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Doña Dolores fabrica 200 caretas diarias

Doña Dolores fabrica 200 caretas diarias
26 de diciembre de 2013 - 00:00

Las últimas generaciones de los fabricantes de caretas subsisten en el cantón Salcedo, en Cotopaxi. Las máscaras son visibles en épocas específicas, en la región.

Desde hace cuatro décadas, Dolores Teresa Lazcano, de 70 años, se dedica a su elaboración para diversos actos que se dan en el año. Pero es en diciembre, dice, cuando las ventas “se disparan”.

Esta salcedense recuerda claramente cómo aprendió el oficio guiada por las hábiles manos de sus abuelos. De ellos captó la técnica para darle forma al papel periódico, al engrudo y a la goma.

“Tenía ocho años cuando me enseñaron a jalarle las narices a las caretas para que se parecieran a los políticos”, dice. Ahora posee moldes de cemento para elaborar más de 100, al día. Las diferentes capas a colocar  hacen que la terminación del producto demore más de 12 horas, sin contar con el tiempo que se dedica para que se seque y se pinte.

62 años de su vida ha dedicado doña Dolores a aprender y perfeccionar las máscaras.En el local de Lazcano existen más de 200 trabajos en exposición y una cantidad mayor en bodega. Las hay de payasos, personajes y otras simplemente salieron de su imaginación. Las vende al por mayor y por unidades.

En diciembre de 2012 comercializó unas 400. La artesana tiene cinco hijos, pero ninguno de ellos aprendió el oficio y prefieren estudiar para ser profesionales.

Sin embargo, sus nietos la acompañan en las vacaciones. Una de ellas es Fátima Morales, de 13 años, quien declara que tampoco sabe de la elaboración, pero que la entretiene mucho estar en el negocio de su abuelita. “Me gusta estar rodeada de caretas y disfraces. Es mágico”, dice. El local de doña Dolores, como cariñosamente la conocen, cuenta con más de 200 disfraces. Los más solicitados son los de viudas,  personajes de la televisión y de los políticos de turno.

Un negocio similar es el de Luis Chiluisa, otro salcedense cuya pasión por las caretas se remonta a su infancia. Esta actividad, a sus 60 años, es su principal sustento.

Él no posee moldes, todo el trabajo es manual. “La práctica hace al maestro”, comenta al tomar entre sus manos una careta del presidente Rafael Correa, el personaje más solicitado este año. “Con el paso de los años me he dado cuenta que a los ecuatorianos nos encanta quemar a los políticos”, añade.

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