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El Telégrafo
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En el pasado año y medio, el gobierno local capitalino invirtió más de un millón de dólares en la preservación y rehabilitación de 109 bienes considerados históricos en el distrito

Las casas patrimoniales perviven entre la restauración y el descuido

En la imagen, una edificación ubicada en la calle Ambato, junto al exhospital San Lázaro. La intervención en predios ubicados en los barrios aledaños al núcleo del Centro Histórico forma parte de la revitalización del sector. Foto: Fernando Sandoval
En la imagen, una edificación ubicada en la calle Ambato, junto al exhospital San Lázaro. La intervención en predios ubicados en los barrios aledaños al núcleo del Centro Histórico forma parte de la revitalización del sector. Foto: Fernando Sandoval
27 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

El Centro Histórico quiteño tiene una extensión de 3,75 kilómetros cuadrados,  cuenta con 4.286 inmuebles inventariados como patrimoniales. De estos, 64, equivalentes al 42%, están catalogados como monumentales y corresponden a arquitectura religiosa; y el 58% es de arquitectura civil.

Y en el último año y medio, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) recuperó 109 casas patrimoniales en el Distrito.

Esto se logró con la implementación de políticas públicas que establecen el financiamiento compartido de la rehabilitación de las casas entre el Municipio capitalino y los dueños de los inmuebles.

El IMP estableció 3 programas de recuperación para los inmuebles: ‘Pon a punto tu casa’, ‘Quinta Fachada’ y ‘Recuperación de la Imagen Urbana’. El monto invertido en estos proyectos fue de más de $ 1,5 millones.

El objetivo del IMP es  evitar el deterioro de los inmuebles, elevar las condiciones de habitabilidad, mejorar la imagen urbana y coadyuvar al mejoramiento de las condiciones estéticas y de seguridad de las viviendas y en sí de los barrios.

Datos manejados por el Municipio indican que en 2 décadas casi 20 mil habitantes desalojaron el Centro. En la actualidad, el 31% del área está compuesto por negocios y es común observar que los primeros pisos de las casas son bodegas o tiendas, mientras que las partes superiores están deshabitadas.

A partir de 2013, el Municipio implementó también el proyecto de Revitalización del Centro Histórico, programa que cuenta con el apoyo del Gobierno Nacional a través del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) y del Servicio de Gestión Inmobiliaria del Sector Público (Inmobiliar).

Está previsto que se ejecute hasta 2015 y comprende la recuperación de espacios públicos, calles, casas y edificios patrimoniales, entre otros puntos. En sí, el plan contempla la ejecución de 22 proyectos.

Varios de ellos ya han sido ejecutados como es el caso de la intervención en el sector de La Marín; la rehabilitación de casas para que sean sedes diplomáticas, para lo que hasta el momento, 4 embajadas dieron su visto bueno; de igual manera, se consolidó que la sede de la Organización de las Naciones Unidas  se instale en el edificio del excolegio Simón Bolívar.

Así mismo, uno de los objetivos del IMP es volver habitable nuevamente a esa zona patrimonial, especialmente en el núcleo del área que comprende los barrios González Suárez, Santa Bárbara y San Roque. Mientras que en otros barrios del sector como San Marcos, La Loma y San Sebastián aún es posible encontrar el espíritu residencial.

No obstante de ello, es fácil observar en esos sectores inmuebles que se encuentran a la venta. Solo en el caso de San Marcos, más de 5 edificaciones son ofertadas y en el resto del Centro ocurre lo mismo. Por ejemplo, en la calle Bolívar hay 2 casas a la venta, aunque algunas presentan una imagen poco favorable.

El estado de las fachadas es la principal preocupación de las autoridades municipales. Foto: John Guevara | El Telégrafo

Un ejemplo es el inmueble de Gonzalo Cevallos, en San Marcos, quien es dueño de una casa patrimonial de 3 pisos y con más de 100 años de antigüedad. La estructura perteneció a sus padres. El hombre considera que su mantención es demasiado costosa y por ello quiere deshacerse de ella. Hoy, el edificio se encuentra habitado solo por los recuerdos familiares.

El personal del IMP es consciente de que varias casas en el Centro se encuentran en mal estado, a pesar de que los programas destinados a su preservación existen. En el Instituto señalan que muchos dueños no se interesan por ellos. Y que incluso hay propietarios que esperan que la casa termine de destruirse para construir otra en su lugar.

Otro inconveniente son los problemas legales tales como conflictos por herencias, los que dificultan a las autoridades encontrar un interlocutor válido con quién negociar.  

No obstante, con el programa ‘Quinta Fachada’ se rehabilitó el año pasado la cubierta de 13 inmuebles mediante una inversión de $ 37 mil; y con el programa ‘Recuperación de Imagen Urbana’, se habilitaron las fachadas de 10 casas; el presupuesto para ello fue de $ 63 mil.  Las propiedades intervenidas se encuentran en los sectores González Suárez, San Juan, San Sebastián, La Chilena, La Victoria, San Roque, además de La Mariscal y las parroquias rurales Conocoto y Yaruquí.

Además, hace un mes, el IMP suscribió 14 convenios con propietarios de casas en las zonas González Suárez, San Marcos, La Tola, San Juan, San Blas, La Mariscal y Puembo, para intervenir igual número de cubiertas. El presupuesto que se empleará para ello asciende a $ 413 mil. Además, se refaccionarán 4 fachadas con una inversión de $ 42 mil. Y en julio se planea  trabajar en 20 cubiertas y 20 fachadas adicionales.

Fuentes de la entidad municipal aclararon que el estado de conservación de las casas le corresponde a sus dueños. Cifras del organismo señalan que de 3.394 casas inventariadas nuevamente debido a su condición, el 1% se encuentra en ruinas y el 6%, presenta daños en la cubierta.

Al recorrer el Centro es fácil reconocer las casas que se encuentran en mantenimiento ya que el IMP trabaja sobre todo en la preservación de la cubierta y de las paredes de las casas debido a que la humedad ataca las estructuras por ser de adobe y a los techos, por ser de teja.

Los dueños de este tipo de viviendas reciben continuamente notificaciones por parte de la Administración Zonal y las comisarías respectivas. De igual manera, se comunica a  los propietarios de las casas de la existencia de los programas de ayuda, según las autoridades.

Del 100% del valor del presupuesto para intervención, 50% es no reembolsable y el otro 50% es considerado como reembolsable. Para el caso de las cubiertas, el límite que asume el Municipio sin compromiso de devolución es $ 15 mil.

Suertes distintas

El trazado de la calle Chimborazo es irregular y está flanqueada por vistosas casas patrimoniales. En algunos balcones florecen geranios, que son mudos testigos del trajinar de vehículos, vendedores ambulantes, estudiantes, turistas y vecinos que transitan por la vía.

Atrás de los geranios, algunas casas aguardan por sus dueños que las dejan vacías durante el día, mientras que otras se encuentran totalmente abandonadas tras sus portones.

En la intersección con la calle Rocafuerte, se encuentra la casa de la familia Maldonado. Su entrada de madera es el límite del presente con el pasado, pues al cruzarla se encuentra una casa de más de 120 años, que no oculta su ‘edad’.

El inmueble responde a la clásica arquitectura colonial pues tiene 2 patios de estructura cuadricular rodeados de habitaciones. Algunas cortinas, agujeradas por las polillas, cubren vidrios rotos y el techo, de teja, se encuentra dañado.

El estado de la edificación hace pensar que se encuentra totalmente abandonada. Sin embargo, al adentrarse en ella se descubre que no es así. Martha Morales (79 años), una mujer de cabellera rojiza y piel blanca, es inquilina de la familia Maldonado  desde hace 23 años.

El segundo patio es el que se encuentra en peor estado, pues la edificación que bordea el descuidado jardín se muestra totalmente destruida; a simple vista es posible observar el carrizo encargado de sostener las tejas que formaban el techo.

Pero a pesar de lo calamitoso del estado general, en el jardín frontal, que se alza sobre una plataforma de piedra, aún se percibe vida en los capulíes y taxos florecidos y en los blancos cartuchos que crecen entre la alta maleza, mientras las flores amarillas de un árbol de guanto invitan a colibríes y abejas a probar su néctar. “En sus buenos tiempos, en esta casa se criaron 13 hermanos. De ellos, ahora quedan solo 6. Recuerdo que de niños, al salir de la escuela, todos veníamos por lo menos una vez a la semana a visitar una gran tortuga galápagos que era  la mascota de la familia”, comentó Martha sobre la historia de la casa solariega.

La vivienda está en venta desde 2009, pero, según la inquilina, el precio y el cálculo del costo de las refacciones desaniman a los potenciales compradores. En la calle Bolívar, paralela a la Rocafuerte, se encuentra la casa de Lastenia Grado (57 años).

En este caso, aunque la vivienda tiene más de 100 años, se encuentra en buen estado. El color amarillo de las paredes da vida al patio principal, que está precedido de locales comerciales.

Según la propietaria, la mayor parte de sus ingresos los destina al cuidado de su casa, pues —afirma—las tuberías son viejas y tienden a dañarse. El techo fue arreglado y recibió ayuda del Cabildo para mejorar la fachada de su hogar. “Esta casa la compró mi esposo hace más de 20 años. Cuando la adquirimos estaba deteriorada. En el patio de atrás había un estanque, pero lo eliminamos, pues necesitábamos parqueaderos. Ahora la casa está en buen estado, la mantengo limpia y refaccionada para que el Municipio no me llame la atención”, afirmó Grado.

Un poco más al sur, en la calle Rocafuerte, vive Leonor Yunda y su familia desde 1975 en un inmueble de su propiedad en buen estado. La casa es parte del inventario del Instituto de Patrimonio.

El departamento más grande, ubicado en la segunda planta de la edificación, es ocupado por Leonor y sus familiares y el espacio restante es habitado por inquilinos. “Los cuartos de abajo están arrendados a 2 familias. Pero creo que el dinero de la renta no significa un negocio para mí, pues la mayor parte de gastos son para mantener la casa internamente. Hace más de un año arreglé la cubierta y ese trabajo me costó $ 5 mil. Me gusta mantener mi vivienda bien arreglada, pues creo que es un honor vivir en una casa patrimonial, pero sería bueno que el Municipio ayudara más para ello”, comentó Leonor.

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