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El Telégrafo
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Casi 90 mil habitantes del distrito cuentan con nuevas alternativas de circulación

Dos obras viales mejoran la conectividad capitalina

El puente Bailey La Marquesa beneficia aproximadamente a 28 mil habitantes de las parroquias  Calderón y Pomasqui. Foto: MIGUEL JIMÉNEZ
El puente Bailey La Marquesa beneficia aproximadamente a 28 mil habitantes de las parroquias Calderón y Pomasqui. Foto: MIGUEL JIMÉNEZ
22 de febrero de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

Los moradores del barrio Santa Teresita Bajo, ubicado en la parroquia Pomasqui (norte), dicen sentirse contentos luego de que el Cabildo, a través de la Administración La Delicia, habilitara un puente Bailey en el sector La Marquesa, que los une con la vecina parroquia Calderón.

Según los habitantes, la conexión vial ha recibido, al menos, 2 intervenciones anteriores. Dicen que los problemas principales del viaducto que sirve para cruzar el río Monjas son el desborde del afluente y el descuido de las autoridades.

El Cabildo invirtió aproximadamente $ 560 mil en la nueva estructura metálica de 38 m de extensión, la cual beneficia a más de 28 mil personas.

La Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) fue la encargada de desmontar el antiguo puente e instalar el actual.

Vanesa Bolaños, administradora zonal de Calderón, indicó que el establecimiento de la nueva estructura es valioso para ambas parroquias, pues el anterior estaba en malas condiciones y ponía en riesgo a los habitantes.

Y añadió que ahora se garantiza la seguridad tanto de los ocupantes de vehículos como de los peatones, para cuyo servicio existen senderos en ambos extremos laterales.

El puente, de un carril de circulación por sentido, está a pocos kilómetros de las nuevas edificaciones emprendidas en la zona tales como Ciudad Bicentenario, el colegio réplica Montúfar y la sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

El puente La Marquesa ahorra tiempo de viaje pues, normalmente, llegar de Calderón a la Mitad del Mundo por la vía Panamericana y luego por la avenida Manuel Córdova Galarza tomaban más de 45 minutos. Mientras que hacerlo a través del puente, significa 20 a 30 minutos.

Cristina Guamán, quien vive en los alrededores más de 6 años, comentó que cada vez que un automotor pasaba por el antiguo conector, las casas temblaban.

Y agregó que atravesarlo a pie resultaba peligroso pues parecía que en cualquier momento podía caerse por el peso de los camiones que circulan por allí.

Gabriela Flores, otra moradora de Santa Teresita Bajo, aseguró: “Esta obra es importante porque facilita el acceso de muchas personas a una u otra parroquia e incluso genera trabajo por ese movimiento. Nos beneficia también porque para llegar al centro de Pomasqui ya no tenemos que ir por el sector de la Pampa”.

En tanto, la vía que une a la autopista General Rumiñahui (sector de Ontaneda) con la av. Simón Bolívar fue entregada por la Prefectura esta semana y facilita la conectividad entre el valle de Los Chillos y el suroriente de Quito. La construcción duró casi 1 año 3 meses y se invirtieron $ 4,4 millones.

Antonio Rendón, quien vive en San Rafael y trabaja en la zona industrial de Quitumbe, comentó que la apertura de la vía redujo el tiempo de llegada al sur y que, a la vez, descongestionó la autopista pues quienes van a esa zona de Quito ya no tienen que atravesar El Trébol.

Las zonas atendidas son Conocoto, San Rafael, Sangolquí y los barrios que se encuentran atravesados por la av. Simón Bolívar y la autopista General Rumiñahui.

En total, unos 60 mil pobladores se benefician con la apertura de la arteria de 5,3 km, de los cuales 4,6 km son de 2 carriles y los 0,7 km restantes son de 4 carriles y corresponden a la av. Princesa Toa.

La vía cuenta con señalización horizontal y vertical.

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