En un escenario de incertidumbre económica mundial, en donde los principales damnificados son las sociedades que dependen del extractivismo, Ecuador se ha preparado con creces para dar una buena contienda.

Mientras en Chile nadie tiene mucha claridad de cómo enfrentar la baja del precio del cobre, hace cuatro años, ese país emprendió el cambio de la matriz productiva, energética y de sustituir las importaciones para no depender exclusivamente del petróleo.

Mientras Ecuador apuesta por la innovación, la industria nacional y el valor agregado, Chile, Argentina y Colombia esperan que los vientos de la economía mundial soplen a su favor.  

El caso ecuatoriano recuerda la experiencia del radical Pedro Aguirre Cerda y del socialista Salvador Allende en Chile, el primero desarrolló la Corporación de Fomento Productivo y buscó garantizar un encadenamiento estratégico entre un modelo de educación gratuito y de calidad para nutrir con conocimiento técnico a una incipiente industria nacional, mientras que el segundo dio la vida por nacionalizar los recursos como el cobre, con lo que afectó gravemente los intereses foráneos.  

Desde la perspectiva de apostar por la integración, el desarrollo de la producción nacional y el respeto por el medio ambiente, Ecuador de la Revolución Ciudadana se asemeja bastante al sueño que tenía Juan Domingo Perón para Argentina y el continente. El sueño peronista de crear los Estados Unidos de Sudamérica podría ser el símil de Unasur, en donde Ecuador tiene un rol importante. La recesión global requiere un manejo serio y responsable por parte de los países latinoamericanos. Estos deben seguir la experiencia ecuatoriana.

Esta estrategia fue impulsada desde la Presidencia de Ecuador que encargó al vicepresidente Jorge Glas encabezar este cambio de paradigma económico. Apreciado desde fuera, Jorge Glas se presenta como el más seguro sucesor del presidente Correa, en aras de garantizar el escudo económico que permitirá a Ecuador seguir creciendo y siendo líder en la región. (O)