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El Telégrafo
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Las confrontaciones sacan a flote una frágil 'Unidad'

Reunión en Guayaquil. El primer acercamiento se realizó en  el hotel Oro Verde, en julio de 2015.
Reunión en Guayaquil. El primer acercamiento se realizó en el hotel Oro Verde, en julio de 2015.
Foto: Karly Torres / El Telégrafo
07 de septiembre de 2016 - 00:00 - Víctor Haz

La Unidad no sale de la tormenta. La exposición de un audio, en el que César Montúfar (Concertación) se muestra contrario a que Ramiro González (Avanza) encabece la lista de asambleístas nacionales, remece otra vez la amalgama de organizaciones políticas, lo que, a criterio de analistas consultados, deja al descubierto su aparente fragilidad.

El ruta no ha sido fácil para esta coalición, que se originó cuando los alcaldes de Guayaquil, Jaime Nebot (Madera de Guerrero-PSC); y de Quito, Mauricio Rodas (SUMA); y el prefecto de Azuay, Paúl Carrasco (Podemos), se reunieron en 2015 en Guayaquil para impulsar la alianza de oposición al Gobierno.

En enero de este año se unió el prefecto de Morona Santiago, Marcelino Chumpi (Pachakutik), y casi al mismo tiempo el exministro de Industrias, Ramiro González (Avanza). El movimiento indígena cuestionó a Chumpi, mientras Nebot defendió a ultranza la presencia de González.

A los pocos meses, otra vez saltaron las alarmas cuando Nebot postuló a Cynthia Viteri como precandidata presidencial. Carrasco cuestionó que la decisión se tomara sin consultar a los demás miembros. Mientras esto ocurría, SUMA lentamente se distanciaba, al punto de que ahora está más cerca de CREO, que lidera Guillermo Lasso.

Lejos de que retorne la calma por la controversia entre Montúfar y González, el tema de candidaturas legislativas altera el escenario de la Unidad. Carrasco manifestó que las cosas se resuelven dentro de la Unidad. “Si ese es el planteamiento de Concertación, de no aceptar, sigamos discutiendo”. Montúfar, en cambio, aseguró que la Unidad “no está requebrajada ni dividida”.

Para el analista Xavier Flores, esto se debe a que la Unidad amalgama tendencias sin un claro panorama político ni una ideología definida. “No hay otra cosa que un interés electoral que busca un espacio de poder”.

A su criterio, lo que se nota es la fragilidad porque priman “sus propios intereses, pero no tienen un proyecto en común”, solo enfrentar a lo que ellos dicen “a un enemigo en común, básicamente se unen contra alguien y no por algo”.

Por eso, explicó, se debe el alejamiento del alcalde Mauricio Rodas con el de Guayaquil, ya que le conviene buscar espacios en otros grupos.

En lo relacionado al tema legislativo, se descubre -a su parecer- el hecho de que uno quiere estar por encima del otro. “Eso es un cálculo electoral, que tiene que ver con la natural disputa por un mejor espacio”.

Con este criterio coincide el también analista Édgar Alan García. Para él, allí no existe unidad ideológica, no hay un plan programático común, son grupos y partidos que, bajo condiciones normales, sería imposible pensar en uno solo, pero tienen el imperativo de ganar una elección y después repartirse el poder o un espacio político.

Sobre lo ocurrido entre Montúfar y González, advierte que todos los partidos y movimientos que van a una elección entran en una especie de conflicto interno, porque hay quienes quieren encabezar una lista y otros que no desean quedarse afuera.

En resumen, recalcó, “se trata de una unidad electoralista, entonces es obvio que se peleen, no por un carácter ideológico, sino por un puesto. De alllí que los amigos de hoy serán los enemigos de mañana cuando terminen las elecciones”. (I)

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