El legislador por el Movimiento CREO, Fabricio Villamar, presentó un paquete de 7 propuestas de reforma constitucional. En diálogo con EL TELÉGRAFO esbozó sus planteamientos.

¿Hacia dónde apuntan las propuestas de reformas?

Debe empezar la discusión sobre la necesidad de una disminución del número de asambleístas, pero además valdría que, a la luz de la proliferación de organizaciones políticas de poco éxito, se  impulse la unificación de tendencias ideológicas.

¿De cuántos sería la reducción?

La base propuesta es que se elija a 2 asambleístas por provincia y uno por cada 250.000 habitantes o fracción que supere los 200.000 habitantes.

En lo electoral, ¿habrá cambios en la asignación de escaños?

El método de asignación de escaños lo establece la ley, pero con principios constitucionales. Uno de esos es la participación de minorías. También es necesario discutir sobre la implementación de un sistema de voto facultativo.

¿Qué beneficios traería? 

Debido al amplio ausentismo (en las elecciones pasadas), la reforma establecería la necesidad de que las organizaciones políticas se acerquen más a los electores, a producir más contenidos e incorporar mejores ciudadanos en los  procesos electorales. Así votarán los ciudadanos que se registren y verdaderamente comprometidos, pero al mismo tiempo hay que prever el riesgo del “acarreo” de votantes.

También propone la eliminación del Consejo de Participación...

Existe un acuerdo nacional sobre lo perniciosa que ha resultado esa institución para el Ecuador. La discusión entonces es sobre si se la elimina o se le retiran atribuciones. Esa es la discusión que debe abordar la Asamblea Nacional.

¿Cuáles son los mecanismos para una aprobación de las reformas constitucionales?

Hay tres formas para reformar la Constitución: por consulta propuesta por la Asamblea Nacional, por consulta propuesta por el Ejecutivo o por consulta que debe ser promovida por los ciudadanos con al menos el 1% de las firmas del padrón, que es un camino sobre el que se han pronunciado Julio César Trujillo y Guillermo Lasso.

Lo que hay que entender es que existe consenso tanto en las fuerzas políticas democráticas, como de los líderes éticos de ir hacia una reforma constitucional. El tiempo de esta depende del camino que se tome. Por ejemplo, si es por el Ejecutivo, la vía es más rápida, si es por la Asamblea, 90 días entre el primer y segundo debate, y luego otros 45 días para convocar a referéndum. 

Y si es por recolección de firmas ciudadanas, lo que tome ese proceso, más los 45 días para votar. (I)