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El Telégrafo
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Sol Martínez va a Cochabamba por la consagración

Sol Martínez compite por la delegación de  Argentina desde 2015, cuando -motivada por un familiar- se presentó a un torneo selectivo infantil en el país natal de sus padres.
Sol Martínez compite por la delegación de Argentina desde 2015, cuando -motivada por un familiar- se presentó a un torneo selectivo infantil en el país natal de sus padres.
Foto: EFE
24 de mayo de 2018 - 00:00 - Agencia EFE

Una de las principales bazas de la gimnasia rítmica en los Juegos Suramericanos que comenzarán este sábado en Cochabamba (Bolivia) nació, vive y se entrena en Oviedo (España), pero cruzará el Atlántico para poner sus cualidades -“buen manejo de los aparatos, mucha cabeza y mucha coordinación”- al servicio del equipo argentino.  

Sol Martínez Fainberg, de 15 años, 11 de ellos entregada a la rítmica, quiere contribuir a que el nombre de Argentina vuelva a sonar en la escena internacional.

Hija de padre y madre argentinos, él economista y ella psicopedagoga, Sol nació en Oviedo en noviembre de 2002 sin antecedentes familiares relacionados con el deporte. Pero a los 4 años comenzó a practicar la gimnasia y con 9 fue campeona de España. 

En 2015, animada por su madrina, que practicó la gimnasia rítmica en Argentina, viajó al país de sus padres, del que tiene la nacionalidad, para hacer las pruebas en un clasificatorio para entrar en la selección nacional.

“Mi madrina me dijo que fuera a probar, que podía ser divertido. De todas las que se presentaron, pasaban diez y yo quedé primera”, indicó Sol en Guadalajara (España), donde participó en una Copa del Mundo para preparar los Suramericanos.

Pronto comenzaron a llegar los éxitos con el equipo argentino: “Fui al Sudamericano y quedé tercera en la final de pelota. Y así fui mejorando cada año en Sudamericanos y Panamericanos y ahora iré a mis primeros Odesur con muchas ganas, porque sé que son muy importantes y casi como unos Juegos Olímpicos”.

Y añadió: “Quiero pasar a las finales y conseguir un buen puesto para el país, porque para eso voy. Lo que haces allí es para el equipo”.

Sol mide 1,53 metros. “No tengo muchas cualidades físicas”, aseguró, algo con lo que cuesta estar de acuerdo al contemplar su flexibilidad sobre el tapiz.

Cuando compite en España, Sol lo hace representando a su club, la Asociación Deportiva Omega. A ella le gusta esta dualidad que le permite prepararse en Europa, “donde el nivel es mucho más alto”, y ganar medallas y aportar su grano de arena al desarrollo de la gimnasia rítmica en Argentina.

Pero desde sus 15 años, con una madurez poco habitual para esa edad, es consciente de las dificultades que conlleva la vida que ha elegido. 

Por un lado, debe compaginar los entrenamientos, los viajes y las competiciones con sus estudios de cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Ya ha decidido hacer el próximo curso de bachillerato en horario nocturno para entrenar más horas.

La familia Martínez Fainberg llegó a un acuerdo con la Confederación Argentina de Gimnasia, por el cual la gimnasta recibe una beca en función de sus resultados.

Las copas del mundo y otros torneos en Europa corren a cargo de la familia, que paga los gastos de Sol, de su entrenadora y de un juez, el argentino Ariel Milanesio, que reside en Alemania y hace siempre un esfuerzo por acompañarlas por Europa. La familia también sufraga un viaje de la gimnasta una vez al año a Argentina para que participe en los clasificatorios de ingreso en la selección.

“Hay dos clasificatorios por año”, explicó a EFE su madre, Verónica, “pero ella ya tiene alguna medalla internacional y por sus resultados se le permite que solo viaje una vez. Si no, la beca no nos alcanzaría para cubrir los gastos, obviamente”.

Los viajes a los Sudamericanos, Panamericanos y Odesur corren por cuenta de la Confederación Argentina. A los nacionales no tiene que presentarse.

Sol se entrena en Oviedo con un trío de gimnastas de enorme prestigio: la directora técnica local Camino Mateos y las rusas Natalia y Eugenia Onopko. (I)   

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