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El Telégrafo
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Orgullo esmeraldeño

Orgullo esmeraldeño
10 de agosto de 2012 - 00:00

La carrera terminó, pero empezó la fiesta. La algarabía no era para menos en Esmeraldas entre familiares y amigos  de Álex Quiñónez, ya que el deportista había concluido minutos atrás su participación en los 200 metros planos en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Una colorida caravana motorizada salió desde la casa del atleta hasta el Parque Infantil en Esmeraldas, para festejar el séptimo puesto que alcanzó el velocista en la final de la prueba en la que compitió con los mejores corredores del mundo, como lo son los jamaicanos Usain Bolt y Yohan Blake.

Previo a la competencia, una carpa y dos televisores fueron colocados en la calle junto a su vivienda en el barrio La Guacharaca. “Álex, Álex” gritaban todos los presentes. Con el disparo de salva al viento, la carrera se inició. Los 8 mejores velocistas del mundo en los 200 metros partieron y entre ellos estaba el orgullo esmeraldeño, Álex Quiñónez. 

Fue séptimo, marcó 20.57, pero su gran participación a tal punto de ser finalista daba para festejar. “No importa que no haya ganado medalla, pero lo importante de este logro es que él dio todo de sí”, señaló su madre, Anamilbia Quiñónez, con una gran sonrisa en su rostro.

Su hermana, Katiuska, casi no podía hablar de la emoción. “Cumplió con su sueño. Todos lo apoyaremos siempre”, lanzó Katiuska, mientras sostenía entre sus brazos a su hijo Adriano, de tres años.

La Guacharaca vivió un ambiente festivo ayer desde la mañana. Doña Ana, como conocen todos a la madre del atleta, ya había preparado decenas de sánduches y otros bocaditos para servir a quienes la acompañarían durante la carrera de su hijo.

Tras la competencia, mientras recibía las felicitaciones de sus amigos, Ana contó que su hijo la llamó ayer antes de que participara en el estadio Olímpico de Londres. “Me dijo que estaba muerto de hambre, pues no lo dejan comer antes de la competencia. También me dijo que no estaba nervioso”.

Las anécdotas

Doña Ana contó detalles acerca de su hijo, entre ellos sus preferencias a la hora de comer. Su plato favorito es el encocado de jaiba. “Le encanta de todo. El caldo de bolas, los ceviches de calamar, camarón, de todo. Se come una bandeja grandota”, apuntó la progenitora, quien además indicó que uno de los secretos de su hijo es que “le gusta mucho la cocina y cómo no va a saber, si tiene una gran chef al lado como yo. Él sí tiene sazón”.

La orgullosa madre destacó además que “es muy bueno estudiando, pero él prefiere jugar pelota. Es un gran hijo”.            

Ella tuvo que dejar a su hijo a los 3 años en Esmeraldas, ya que tuvo que irse a vivir a Guayaquil por motivos de trabajo. Álex se quedó con su tía María Elena Quiñónez y su abuela Elena Franco.

La “Nena”, como llaman sus seres queridos a la tía de Álex, habló acerca del nexo con su sobrino. “Siempre nos llevamos bien. Su primera palabra no fue mamá, fue Nena. Adoro a mi sobrino”.

Su mejor amigo es Eduardo Corozo, con quien compartió muchas experiencias. “Íbamos a entrenar juntos. Nos reuníamos en mi casa o en la de él para conversar. Estoy muy feliz por el logro de Álex”, expresó Corozo. (MS)

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