Julian Assange desmenuza el golpe contra la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y deja definiciones para entender al gigante sudamericano. El actual gobernante, Michel Temer, quien traicionó a su compañera de fórmula, es informante de Estados Unidos.

Desde la embajada ecuatoriana en Londres donde está asilado, el fundador de WikiLeaks afirmó que el apetito de EE.UU. por el petróleo y el objetivo de debilitar a la estatal petrolera Petrobras llevaron a los servicios de inteligencia estadounidense a espiar el país.

También admitió que es probable que con la venia estadounidense las protestas populares en Brasil hayan sido comandadas por ‘robots’ en las redes sociales. Las manifestaciones derivaron en un desgaste institucional que condujo a la destitución de Dilma Rousseff mediante un polémico juicio político impulsado por el Parlamento.

“Lo que vi es que había un gran número de robots online operando para estimular las protestas contra Dilma. Y pensando en cómo son los programas estadounidenses, vemos que estas cosas no ocurren en América Latina sin apoyo americano”, reveló Assange.

En diálogo con el reconocido escritor Fernando Morais, director del portal web Nocaute, Assange reiteró lo que los cables estadounidenses interceptados por WikiLeaks decían: “El presidente Michel Temer fue informante de Estados Unidos a cambio de favores políticos”.

“Temer tuvo reuniones privadas en la embajada estadounidense, en las cuales les informó sobre cuestiones de inteligencia y de discusiones de las dinámicas políticas en Brasil. Eso no permite decir que es un espía pagado por el Gobierno estadounidense, no hay pruebas de eso. Hablamos de construir una relación para intercambiar información y tener apoyo político”, explicó Assange.

El activista recordó que WikiLeaks, en enero de 2015, divulgó cables interceptados del Departamento de Estado que indican que, desde 2006, Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aparece como informante sobre asuntos políticos de la diplomacia estadounidense.

Temer asumió en forma interina en mayo pasado y en definitiva el 31 de agosto luego de la destitución en juicio político de la presidenta Dilma Rousseff, de quien era su vicepresidente.

El fundador de WikiLeaks, organización responsable por la interceptación y divulgación de miles de cables diplomáticos, militares y corporativos de las agencias del Gobierno de Estados Unidos, es buscado por la justicia sueca por una denuncia de violación, que el activista considera un argumento falso para ser extraditado a Washington.

En julio de 2015, Assange indicó que los gigantes de internet Google y Facebook contribuyen en gran medida a la recolección de datos de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) en el continente latinoamericano.

Ahora el australiano afirma que Brasil es el país latinoamericano más espiado por los sistemas de inteligencia de Estados Unidos. Recordó que la NSA, según se supo por la filtración del exagente Edward Snowden, interceptó comunicaciones de Petrobras, de la presidenta Rousseff y del Ministerio de Minas y Energía.

“Si uno mira cómo actúa el espionaje militar norteamericano en América Latina, se puede decir que Brasil es el país latinoamericano más espiado, algo interesante porque alguno imaginará ingenuamente que debe ser Venezuela o Cuba, porque históricamente fueron adversarios de Estados Unidos. Pero es Brasil el más espiado por ser importante económicamente”, explicó el activista.

Según Assange, el principal motor del espionaje financiero respecto de Brasil tiene que ver con la empresa estatal petrolera Petrobras y a favor de las compañías estadounidenses Chevron y ExxonMobile.

“Con esta información el Departamento de Estado puede hacer maniobras en defensa de los intereses de las grandes empresas americanas de petróleo. Lo que no necesariamente está alineado al interés de Brasil. A Dilma Rousseff la espiaban por razones políticas. Es una mezcla de búsqueda de información financiera con contexto político”.

Pero el australiano hizo hincapié en el interés de las americanas en el petróleo brasileño, al afirmar que uno de cada 10 asuntos de los cables del Departamento de Estado tiene vinculación con los hidrocarburos.

Petrobras estaba protegida por el Partido de los Trabajadores (PT), entonces debilitarla era función de los rivales y de otras empresas, que veían que sus intereses estaban atrasados al ver el avance de Petrobras.

Al respecto, Assange comentó que las empresas chinas y rusas tienen menos voracidad de lucro que las estadounidenses y que se enfocan más en el petróleo como recurso geopolítico.

Al ser preguntado sobre su futuro en la embajada ecuatoriana en Gran Bretaña, Assange respondió: “Cuánto me quede aquí es irrelevante. Lo que es importante saber es cuándo Estados Unidos comenzará a obedecer sus propias reglas y cuándo cancelará el proceso en mi contra”.

Añadió: “Importa que Londres y Suecia respeten las leyes luego de que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) determinó que ambos actuaban en la ilegalidad al mantenerme en esta prisión domiciliaria en la embajada”. (I)