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El Telégrafo
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El gobierno sirio y la oposición cerraron el viernes 9 días de negociaciones con una “agenda clara”

Refugiados sirios, bloqueados en Jordania

Staffan de Mistura, enviado especial de la Organización de Naciones Unidas.
Staffan de Mistura, enviado especial de la Organización de Naciones Unidas.
Foto: AFP
06 de marzo de 2017 - 00:00 - Agencia AFP

“¿De quién es este niño?” grita un trabajador humanitario tras hallar a un pequeño de dos años, solo, en una ambulancia del ejército jordano que transporta a refugiados sirios a un centro médico, cerca de la frontera con Siria.

Un guardia fronterizo jordano se apresura a cubrirlo para protegerlo del frío del desierto. El niño, de pelo dorado, no para de llorar.

Su familia lo ha abandonado en la frontera entre Jordania y Siria, país devastado desde hace seis años por la guerra, según relata una mujer que se hallaba en la ambulancia.

El pequeño, que sufre una fractura, será luego llevado a uno de los hospitales del reino jordano.

Sesenta mil sirios que huyen de la guerra se agolpan en un campamento en la zona tampón entre Siria y Jordania, según la Organización de Naciones Unidos (ONU).

Apenas un kilómetro separa sus tiendas blancas del centro médico abierto en diciembre de 2016 por la ONU en Rokban, ciudad fronteriza jordana. Todos los días, humanitarios y guardias fronterizos llevan a Jordania a los que necesitan cuidados, antes de volver a traerlos al campamento.

La ONU ayuda a unas 15.000 familias sirias atrapadas en la zona tampón, explica Mohammad Al-Hawari, portavoz de Alto Comisionado para los refugiados (Acnur), durante una visita organizada para los periodistas.

“El centro médico proporciona cuidados de base, y los casos más graves son tratados en los hospitales del reino”, añade.

La situación humanitaria se degradó notablemente en esta zona tras un atentado suicida perpetrado en junio de 2016  por el grupo Estado Islámico (EI) contra el ejército jordano, que perdió a siete soldados.

Jordania cerró entonces su frontera con Siria, declarándola “zona militar” y prohibiendo temporalmente el paso de cualquier ayuda hacia los campos de refugiados.

María, mujer de 30 años, vive desde hace nueve meses en el campamento tras haber huido de Raqa, bastión del EI. “El infierno de la espera aquí en el desierto es más fácil que el regreso a la muerte”, dice.

La mujer cuenta haber perdido a tres de sus hijos en la guerra, que ha causado más de 310.000 muertos desde 2011, y provocado el desplazamiento de millones de personas.

En esta zona desértica, las temperaturas caen bajo cero en invierno y pueden acercarse a los 50 grados Celsius en verano.

El centro médico local ha tratado a 785 enfermos desde su creación. El reino de Jordania acoge a más de 650.000 refugiados sirios, según la ONU, aunque las autoridades jordanas contabilizan 1,4 millones.

Cerca del montículo de tierra de dos metros de altura que separa Siria y Jordania, están desplegados guardias fronterizos y vehículos militares. En este lugar, 18 mujeres y sus hijos esperan ser llevados al centro médico.

El gobierno sirio y la oposición cerraron la semana pasada nueve días de negociaciones con el objetivo de buscar una solución al conflicto armado. La próxima ronda será el 14 de marzo, anunció el mediador, el enviado especial de la Organización de Naciones Unidas, Staffan de Mistura. (I)

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