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Oficialismo turco capta a los medios

Un hombre muestra la portada del diario opositor Cumhuriyet. En  2015 se registraron protestas para pedir la libertad de los periodistas detenidos por un vídeo en su web que apuntó que el gobierno suministraba armas en Siria.
Un hombre muestra la portada del diario opositor Cumhuriyet. En 2015 se registraron protestas para pedir la libertad de los periodistas detenidos por un vídeo en su web que apuntó que el gobierno suministraba armas en Siria.
Foto: cortesía de politicaexterior.com
31 de marzo de 2018 - 00:00 - Redacción internacionales

Los turcos ya no se preocupan por qué periódico comprar. Con solo ver uno adivinan la publicación del resto. Aydin Doğan, dueño de Doğan Holding, conglomerado de medios de comunicación opositor, vendió su entidad por $ 1.100 millones al Grupo Demirören, cercana al presidente Recep Tayyip Erdogan.

Doğan Holding abarca al periódico Hürriyet, uno de los más leídos, la agencia de noticias Doğan, así como el canal de televisión CNN Turk.

Aunque el conglomerado, que representa el 30% del sector de medios turco, fue propenso a la autocensura aún representaba a la escasa diversidad de opiniones mediáticas en Turquía.

El analista Rainer Hermann indica en el portal alemán DW, que poco importan los escasos periódicos izquierdistas que quedan, pues apenas pueden mantenerse a flote porque nadie se atreve a anunciarse en ellos, o porque sus periodistas más importantes están en prisión.

Mientras que Yavuz Baydar destaca en su columna del portal ahvalnews.com, que esta venta significa la muerte del pluralismo en los principales medios de Turquía al otorgar al gobierno el control completo de los medios antes de las elecciones generales de 2019.

“Como dijo Erol Onderoglu, el representante turco para el grupo de defensa de la libertad de prensa Reporteros sin Fronteras: En medio de una ofensiva sin precedentes contra la sociedad civil y la oposición política, solo un puñado de periódicos de baja circulación todavía ofrecen una alternativa a la propaganda del gobierno”, denunció Baydar.

Por otra parte, Cumhurriyet, el último gran periódico opositor, fue amenazado la semana pasada por el gobierno con una toma de control de su junta directiva.

De este medio una decena de comunicadores fueron encarcelados en 2016, la mayoría también fue liberado tras más de un año en prisión por falta de pruebas.

El Cumhurriyet, que representa a la izquierda liberal, solo tiene una tirada de 35.000, seguido de dos diarios izquierdistas, Birgün, con 8.000 ejemplares, y Evrensel, con 5.000.

El silencio de los medios
En junio de 2016 Turquía suspendió la relación con la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH), a la que se incorporó en la década de los ochenta.

La razón es que volvió a implantar la pena de muerte, justificada por el supuesto golpe de Estado -del 15 de julio de 2016- que dejó 290 muertos, y por el que arrestó a 10.937 personas, acusadas de tener nexos o respaldar a su opositor Fethullah Gülen, quien vive en EE.UU.

Tras la cobertura sobre la purga de opositores -entre ellos docentes, militares y civiles-, los medios y sus representantes fueron arrestados.

En total, 42 periodistas fueron a prisión, entre ellos: Erkan Ilicak, director de información del diario Ozgur Dusunce, y el presentador de noticias de la TV, Erkan Akkus.

Asimismo, tres agencias de prensa, 45 diarios, 16 cadenas de TV, 23 estaciones de radio, 15 revistas y 29 editoriales fueron clausuradas en 2016. Al mismo tiempo, los defensores de los Derechos Humanos denunciaron la represión a los comunicadores.

De acuerdo al diario The Guardian los magnates progubernamentales que adquieren estos medios opositores los convirten en publicidad  afines al poder.

La obsesión de Erdogan
Con la venta del conglomerado opositor Doğan al Demirören Holding, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y sus allegados controlará casi todos los medios.

Demirören Holding es propiedad de Erdoğan Demirören, un empresario que supuestamente  lloró en una llamada telefónica con el Presidente turco cuando lo reprendió porque publicó en su periódico las actas de reuniones secretas entre representantes del Gobierno y radicales kurdos.

Según el portal DW la adquisición de medios es un sistema que el Mandatario lleva a cabo con éxito a lo largo de la última década. Un buen negocio, pues Erdogan concede contratos públicos a los magnates, quienes a cambio usan parte de su nueva riqueza para adquirir las cadenas y eliminar así las voces críticas y todo esto en el marco previo a los comicios.

Desde que el gobierno cerró la Agencia de Noticias Cihan (CHA), en 2016, por presuntos vínculos con el movimiento de Gülen, la Agencia de Noticias Doğan  (DHA)  fue el único rival fuerte del sector privado de la Agencia oficial Anadolu.

Además, el rol de DHA fue crucial, al igual que CHA, para informar independientemente sobre el conteo de votos a nivel nacional.

Erdogan anunció que postulará para su reelección en los comicios de noviembre de 2019, donde también se elegirá a los miembros del Parlamento. Esta elección marca el inicio de la aplicación completa de las reformas políticas presidencialistas impulsadas por él. (I)  

Los medios digitales también sufren restricciones
La salida de  Doğan Holding  del dominio de los medios coincidió con otro desarrollo clave para la esfera digital. Horas después de que se conociera la noticia de la venta, el Parlamento de Turquía aprobó una ley que pone plataformas digitales como Netflix y redes sociales como YouTube y Twitter a merced de su radio y vigilante de televisión.

El perro guardián, conocido por sus iniciales turcas RTUK, está estrechamente controlado por el Partido de Justicia y Desarrollo del presidente Erdogan y el Partido del Movimiento Nacionalista. RTUK es notorio por distribuir agresivamente sanciones o prohibir emisiones que se alejan de la línea del gobierno.

La nueva ley requerirá que los proveedores de contenido en línea con sonido o imágenes busquen una licencia o se enfrenten a una prohibición.

Las implicaciones son enormes, como explicó Garo Paylan, un miembro del parlamento para el Partido Democrático de los Pueblos Pro-Kurdos: “No solo los políticos sino todos están tratando de expresarse en las redes sociales en estos días. El régimen considera que este espacio es demasiado. Si mañana nos convertimos en un país en el que Netflix y YouTube están prohibidos, cae en una liga con la talla de Corea del Norte”. (I)

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