Al menos 10.000 personas, algunas con máscaras de gas, se manifestaron ayer en Tokio formando una cadena humana alrededor del Parlamento para protestar contra el uso de la energía nuclear, en un país traumatizado tras la catástrofe de Fukushima, en marzo de 2011.

La manifestación, que desde el comienzo reunía una multitud importante, es la última hasta ahora de una serie de protestas para que se abandone la energía nuclear.

El movimiento antinuclear se reforzó claramente desde la decisión adoptada en junio pasado por el primer ministro, Yoshihiko Noda, de reactivar dos reactores nucleares de un total de 50 que tiene el país.

El accidente de Fukushima se produjo tras un terremoto de magnitud 9 en la región de Tohoku (noreste), que desencadenó un tsunami en el litoral causando la muerte de 20.000 personas.

Como consecuencia del fenómeno una ola de 15 metros de altura arrasó las instalaciones de la central nuclear Fukushima Daiichi, sumergiendo los sistemas de enfriamiento de los reactores y generadores de emergencia situados en el subsuelo.